Un informe interno del Servicio Secreto de EE. UU. publicado este viernes concluyó que los fallos de seguridad que cometió el órgano de élite, encargado de vigilar a los presidentes y figuras políticas de primer nivel, son los responsables del atentado que sufrió el expresidente Donald Trump el pasado mes de julio, en el que resultó herido en una oreja.
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La revisión "identificó deficiencias en la planificación avanzada y su implementación por parte del personal del Servicio Secreto", dijo Ronald Rowe, director interino del organismo, en una rueda de prensa este viernes.
La revisión interna elaborada a raíz del suceso -una de las múltiples investigaciones que se están realizando sobre el incidente- concluyó, entre otras cosas, que los agentes que se encontraban vigilando al exgobernante (2017-2021) mientras ofrecía un mitin en Butler (Pensilvania) no tenían la capacidad técnica de comunicarse con la policía local.
Tampoco para detectar drones el día del mitin, afirma el reporte, que también aclara que los agentes no hablaron previamente sobre cómo se debía proteger un complejo de almacenes que rodeaba el lugar.
Entre las fallas identificadas por Rowe se encuentra la mala comunicación con las autoridades locales, una "dependencia excesiva" de los dispositivos móviles "que resulta en el almacenamiento de información" y problemas en la línea de visión, que "fueron reconocidos pero no mitigados adecuadamente".
"Aproximadamente a las 18:10 hora local, mediante una llamada telefónica, la sala de seguridad del Servicio Secreto llama al agente de respuesta de contrafrancotirador que reporta a un individuo en el techo del edificio de la AGR", dijo Rowe. "Esa información vital no fue transmitida a través de la red de radio del Servicio Secreto".
"Si bien algunos miembros del equipo de avanzada fueron muy diligentes, hubo negligencia por parte de otros, lo que llevó a una violación de los protocolos de seguridad", agregó.
El pasado 13 de julio, Trump fue herido de bala en una oreja mientras participaba en un mitin. El tirador, un joven de 20 años que fue abatido después por agentes del Servicio Secreto, logró disparar desde un tejado a unos 140 metros del expresidente, aunque fuera del perímetro de seguridad.
Las fuertes críticas surgidas después de lo sucedido provocaron la dimisión de la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, quien describió el atentado como "el fallo operativo más significativo del Servicio Secreto en décadas".
El escrutinio sobre la agencia ha aumentado en los últimos días después de que el pasado domingo Trump también estuvo en riesgo de un segundo intento de asesinato mientras jugaba al golf en Florida, a manos de un hombre que estuvo durante horas merodeando la zona armado con un rifle AK-47 y equipado con una mira telescópica, sin que llegara a realizar disparos.
En la rueda de prensa este viernes, el actual director en funciones del Servicio Secreto, Ronald Rowe, afirmó que Trump está recibiendo actualmente "el nivel más alto de protección posible", una seguridad igual a la del presidente Joe Biden y la candidata Kamala Harris.
Así, el pasado domingo, en el campo de golf propiedad de Trump en West Palm Beach (Florida) "había elementos de contra francotiradores que estaban presentes" y "un equipo completo de contraataque que estaba allí en las proximidades".
El agente que divisó al atacante "identificó una amenaza, un individuo con un arma larga, y tomó decisiones rápidas y actuó con rapidez para poder mitigarla".
"No se disparó contra el expresidente, no estuvo expuesto", afirmó, y la detención fue una muestra de que "los procedimientos funcionan" y "ese alto nivel de protección está funcionando".
El suceso del domingo llevó a varias figuras públicas, entre ellos el presidente Joe Biden, a pedir que el Servicio Secreto reciba más fondos.
Precisamente este viernes la Cámara de Representantes aprobó por unanimidad una legislación urgente bipartidista que aumentaría la protección del Servicio Secreto para los candidatos presidenciales de ambos partidos, Trump y Kamala Harris, así como para sus compañeros de fórmula a la vicepresidencia.
No está claro que la ley vaya a prosperar porque tiene que ir al Senado, cámara que está buscando que se incluyan los fondos adicionales para el Servicio Secreto en el proyecto de ley de financiación provisional que el Congreso debe aprobar antes del 30 de septiembre para evitar un cierre del Gobierno.