La mayoría de las personas consideran que manteniendo un estilo de vida saludable, por ejemplo realizando ejercicio regular, podrán estar a salvo de diversas afecciones, especialmente las relacionadas con el corazón. Sin embargo, un hombre de Nueva York vio transformar su vida tras un duro diagnóstico.
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A pesar de ser una persona muy activa, corriendo decenas de kilómetros por semana, practicando box y participando en diversas competiciones, Phil Passen se sorprendió cuando, luego de una revisión de rutina, los médicos le detectaron un soplo cardíaco que resultó ser mucho más grave de lo que inicialmente le habían informado.
El New York Langone Health dio a conocer su caso que resultó muy poco común dado que el hombre, que en ese entonces tenía 45 años, tenía una enfermedad cardíaca congénita que nunca antes se le había detectado.
"Me hicieron pruebas, solo por precaución. No encontraron nada con una prueba de esfuerzo, pero luego, cuando comenzaron a hacerme la ecografía, descubrieron que tenía una válvula aórtica bicúspide", relató Passen al medio CBS News.
Lo anterior significaba que el hombre únicamente tenía dos válvulas en la aorta, en lugar de tres, como la gran mayoría de las personas, lo que ocasiona riesgos debido a que dificulta que la sangre fluya correctamente.
Ese tipo de afecciones se corrigen mediante cirugía. Sin embargo, dado que no le estaba causando problemas, Passen, que en ese entonces vivía en Nueva York, decidió esperar.
En 2020, el hombre y su familia se mudaron a Miami pero, debido a la pandemia, no encontró de inmediato un cardiólogo que pudiera tratar su caso, por lo que no acudió a su revisión médica habitual durante los siguientes tres años. No obstante, se mantenía activo sin detectar ningún tipo de síntoma que llamara su atención como dificultad para respirar, dolor en el pecho o mareos.
Fue hasta abril de 2023 cuando finalmente regresó al médico y le dieron una terrible noticia, necesitaba de inmediato someterse a la cirugía. Ante la situación, decidió contactar al equipo de cardiólogos que por año había llevado su monitoreo en Nueva York y le confirmaron que efectivamente el procedimiento era necesario.
Le dijeron que tenía que decidir entre dos opciones: recibir una válvula aórtica de origen animal, que usualmente tiene que ser reemplazada después de diez años, lo que significa varias cirugías en el futuro; o bien, una protésica hecha de carbón pirolítico que lo obligaría a tomar anticoagulantes por el resto de su vida y a evitar deportes de contacto.
No obstante, el doctor Mark Peterson, director de cirugía aórtica en el NYU Langone, le presentó una tercera opción, una compleja cirugía conocida como procedimiento de Ross en la que la válvula aórtica se reemplaza con una válvula pulmonar del propio paciente y, esta última, a través de un donante.
A pesar de que se trataba de un proceso más complicado, el médico le compartió que le brindaba mayores ventajas a largo plazo debido a que podría regresar a su vida normal sin tener que tomar anticoagulantes o considerar más cirugías en el futuro.
Realizan compleja cirugía del corazón en Nueva York
Una vez que Passen tomó la decisión de someterse al procedimiento de Ross, ahora con 53 años, comenzó a entrenar para llegar en mejor forma a la cirugía y poder recuperarse lo antes posible.
De acuerdo con el NYU Langone, el procedimiento del paciente, que hoy reside en Florida, duró alrededor de cuatro horas. Sorprendentemente, dos horas después de haber despertado de la operación Passen ya estaba caminando y dos días y medio después lo dieron de alta. A casi seis meses de haberse operado, hoy puede correr con regularidad y hasta tomó unas vacaciones en Francia.