Raúl Carcabal, un hombre de 56 años, se sometió a un chequeo médico de rutina en el que, inesperadamente, descubrieron niveles elevados de hematocritos en su sangre.
Conforme a los criterios de
Este hallazgo llevó a una serie de exámenes exhaustivos que incluyeron procedimientos invasivos, siendo uno de ellos una técnica novedosa que recién comenzaba a aplicarse en el país.
Todo ocurrió hace 15 años, y aunque no recuerda con precisión todos los detalles de los estudios, sí asegura que durante ese tiempo fue derivado de hematología a hepatología mientras los médicos intentaban descartar posibles diagnósticos.
Después de casi tres años de estudios sin respuestas concluyentes, Raúl decidió pausar el proceso por seis meses. Sin embargo, retomó la búsqueda cuando fue atendido por la doctora Elsa Nucifora en el Hospital Italiano, quien sugirió realizar una punción de médula ósea. Fue este procedimiento el que, finalmente, le dio el diagnóstico que tanto tiempo llevaba esperando.
Un diagnóstico inesperado
A Raúl le diagnosticaron Policitemia Vera (PV), una enfermedad que afecta a dos de cada 100,000 personas en todo el mundo.
Según la hematóloga Inés Varela, "la policitemia vera es una enfermedad crónica en la que la médula ósea genera un exceso de células sanguíneas, lo que puede derivar en problemas como la viscosidad elevada de la sangre y un mayor riesgo de trombosis". Los síntomas comunes incluyen fatiga, dolor de cabeza, mareos y picazón, esta última intensificada después de duchas calientes.
“Curiosamente, no tenía síntomas que me llevaran a buscar atención médica; fue un hallazgo en un chequeo de rutina. Sin embargo, después comprendí que cosas que sentía como cansancio, sudoración y picazón, ya estaban relacionadas con la PV. Al recibir el diagnóstico, me sentí mal, con mucho miedo. La palabra oncohematológica me golpeó duro, como a muchos, asociando cáncer con muerte. En ese momento mis hijos eran pequeños, y recuerdo esforzarme por jugar con ellos y pensar ´tengo que salir de esto, al menos unos años más, hasta que crezcan´", relató Raúl, recordando lo difícil que fue enfrentar la noticia.
Con el resultado de la punción en mano, que indicaba compatibilidad con PV, Raúl cometió el error de buscar información en Internet, algo que los especialistas no suelen recomendar en estos casos. Aun así, comprendió la gravedad de su situación y decidió afrontar el tratamiento necesario para mantener su condición bajo control.
Tratamiento y adaptación
Actualmente, Raúl toma diariamente Aspirina Prevent para reducir el riesgo de formación de trombos y realiza análisis de laboratorio cada dos meses para controlar sus niveles de hematocritos y plaquetas. Dependiendo de los resultados, su médico le indica si es necesario realizar una sangría, un procedimiento en el que se extrae medio litro de sangre. En promedio, Raúl se somete a entre seis y siete sangrías al año.
Aunque el tratamiento es riguroso, lo que más le afecta son los síntomas: “La sudoración nocturna y el picor son molestos, pero manejables. Lo más difícil fue el cansancio extremo, sobre todo por las tardes, que afectó mi vida cotidiana, incluso obligándome a adaptar mis horarios laborales. Además, ese cansancio, a veces, me genera malhumor, lo que también impacta en mi entorno". A pesar de estos desafíos, ha logrado ajustar sus horarios de trabajo y ha comenzado a mejorar su alimentación, un cambio que ha sido un gran reto para él.
Una nueva perspectiva
A lo largo de los años, Raúl ha asistido a terapia psicológica en distintas ocasiones. Aunque la enfermedad no siempre fue el motivo principal de consulta, la terapia le ha brindado un valioso apoyo emocional. “Habiendo hecho un cáncer mi organismo me permite mantenerlo mucho tiempo controlado, que se convierta en una enfermedad crónica. Hay otras personas que, aunque la luchan, no disponen de tanto tiempo”, reflexiona Raúl. Además, señala que la experiencia le ayudó a aceptar su vulnerabilidad y a vivir cada día con más intensidad.
En cuanto a sus objetivos futuros, Raúl desea mantenerse vivo y reducir los riesgos asociados a la enfermedad. "En primer lugar (mis objetivo es), seguir vivo. Por eso quiero ayudar a disminuir los riesgos de trombos, que es la gran amenaza en los que tenemos PV. Incorporar actividad física, que siempre me costó, pero es indispensable. Para todos. Y para nosotros, más".
También anhela seguir disfrutando de los momentos simples con su familia, acompañando el crecimiento de sus hijos y compartiendo momentos con su esposa mientras recorren caminos rurales, escuchando música y tomando mate.
Raúl sabe que, aunque la Policitemia Vera es una enfermedad crónica, con el tratamiento adecuado es posible controlar los síntomas y disfrutar de una buena calidad de vida.
ALEJANDRO GORENSTEIN
La Nación (Argentina) / GDA
Más noticias en EL TIEMPO
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.