El otoño pasado, Nima Rinji Sherpa, entonces de 17 años, estaba en el Tíbet preparándose para ascender el Monte Shishapangma, la decimocuarta montaña más alta del mundo. Sabía que alcanzar su cumbre de 8 mil 27 metros requeriría entrar en la “zona de muerte”, donde los órganos comienzan a dejar de funcionar, minuto a minuto.
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Pero ocurrió una tragedia antes de que pudiera comenzar su ascenso.
Avalanchas mataron a dos alpinistas y a los dos sherpas que los guiaban, incluyendo Tenjen Lama Sherpa, un guía de montaña condecorado a quien Sherpa consideraba un mentor y amigo. Así que dejó de lado su intento de récord para ayudar a rescatar a otros alpinistas varados.
“Aún estamos en shock”, dijo Sherpa desde su casa en Katmandú.
Sherpa, de 18 años, regresó recientemente al Monte Shishapangma llevando el recuerdo de su mentor. El 9 de octubre alcanzó la cumbre y se convirtió en la persona más joven en escalar las 14 montañas de más de 8 mil metros de altura. Mingma Gyabu Sherpa, el anterior poseedor del récord, terminó de escalarlas en el 2019 a los 30 años.
Los sherpas étnicos de Nepal son los guías que allanan el camino para que los montañistas extranjeros cumplan sus sueños y rompan récords. Instalan cuerdas, transportan comida y equipo pesado y guían a sus clientes a las cumbres. Representan alrededor de un tercio de las más de 300 muertes conocidas en el Monte Everest, pero a menudo quedan relegados a las notas de pie de página de la historia del montañismo y rara vez reciben el respaldo lucrativo que los alpinistas extranjeros pueden atraer. Hasta ahora, Sherpa ha batallado para conseguir patrocinios importantes.
Dijo que esperaba que su logro elevara el papel de los sherpas. “Tengo que demostrar que somos tan buenos como cualquier atleta extranjero”, afirmó.
Desde joven, Sherpa estuvo rodeado de historias sobre los logros montañistas de su familia. Su padre, Tashi Lakpa Sherpa, tenía 19 años cuando se convirtió en la persona más joven en alcanzar la cima del Monte Everest sin utilizar oxígeno suplementario.
Sherpa dijo que sus padres querían asegurarse de que tuviera oportunidades fuera del montañismo. Creció en la capital, Katmandú, donde estudió preparatoria, experimentó con la fotografía y aspiró a ser jugador de futbol profesional. Pero con el tiempo volvió al negocio familiar.
A los 16 años se embarcó en la misión de escalar las montañas de más de 8 mil metros, una hazaña que sólo unas cuantas docenas de personas han logrado. Escaló el primero de los 14 picos, el Monte Manaslu de Nepal, de 8 mil 163 metros, en agosto del 2022. Más que condición física o habilidad, dijo, “se trata de quién puede sufrir más cuando los tiempos son peores”.
Dijo que su fortaleza surgió al aprender a ver la muerte como una parte normal del trabajo, sin permitir que se interpusiera: “Si ves que algo sale mal, tienes que confiar en tu equipo. Tienes que confiar en tus instintos”.
Sherpa dijo que no estaba seguro de cómo reaccionaría cuando regresara al Monte Shishapangma.
“¿Pensaré, ‘esta montaña se ha llevado a alguien con quien pasé muchos buenos momentos y por quien tenía mucho respeto’?”. Pero no podía permitir que la tragedia lo distrajera de su próxima expedición.
“Eso es todo lo que podemos hacer”, dijo. “Nuestro mejor esfuerzo, cuidarnos unos a otros y mantenernos a salvo”.
“Tengo que demostrar que somos tan buenos como cualquier atleta extranjero”.