Moisés Fuentes, el nadador paralímpico que quiso acabar con su vida tras un atentado y volvió a nacer en el agua

hace 9 horas 59

El 13 de octubre de 1992, mientras Moisés Fuentes, un joven santandereano de 18 años, estaba en una tienda de esquina en Santa Marta, dos hombres en moto le dispararon y las balas atravesaron sus vértebras 9 y 10. Su hermano, quien lo acompañaba, fue asesinado.

Fuentes nació en el Valle de San José, Santander. Sus padres le pusieron Moisés en honor a un hijo homónimo de su padre que a los dos años se ahogó en una alberca. Hasta los cinco años vivió allí junto a su familia hasta que se fueron para San Vicente de Chucurí. Las labores del campo eran sus juegos infantiles y, desde pequeño, el trabajo lo forjó como persona.

También le gustaba jugar fútbol con sus amigos en el barrio cuando las responsabilidades de la finca lo dejaban tener un tiempo libre. "Los sábados, en horas de la tarde, nos quedaba tiempo para ir a jugar a una cancha de fútbol por allá en una planada con los compañeros de la vereda", menciona Moisés cuando recuerda cuál fue el primer deporte que hizo.

Moisés Fuentes, atleta paralímpico

El hombre escogió la natación por unos juegos nacionales en los que participó. Foto:@moisesfuentesparalimpico

El primer contacto con el agua

El agua llegó después y también tuvo que ver con el trabajo. El campo lo obligó a aprender a nadar para poder ayudar en la pesca y para no ahogarse pasando arroyos o ríos de la zona. "Yo aprendí a nadar para sobrevivir, no limitarme. Eso también hizo parte de ese proceso de formación natural que en el campo se aprende".

Pasaron los años y Moisés se hizo más importante en su casa; las labores que tenía diariamente se convirtieron en lo único en su vida y, al cumplir los 18 años, una idea se gestó en su mente: quería prestar servicio militar en la marina.

Ese mismo año, su hermano mayor, de quien no tenían información hace diez años, volvió para contarles cómo, en la costa, había entrado en el negocio del cacao y el café. Su hermano lo convenció de no ir al Ejército: "Me dijo: ‘vamos y trabaja conmigo, pagamos la libreta y nos va a ir muy bien’. Cumplí los 18 años el 22 de septiembre y el 30 me dieron la cédula". 

Cinco días después, se encontró con su hermano en Santa Marta. Allí le enseñarían a trabajar con el café y el cacao junto a su hermano, en un reencuentro que le cambiaría la vida.

Moisés Fuentes, atleta paralímpico

Hoy es cuatro veces medallista paralímpico. Foto:@moisesfuentesparalimpico

Su hermano estaba amenazado, pues delincuentes de la zona le habían pedido "vacunas" para dejarlo continuar con su actividad comercial. Sin embargo, nunca le había pasado nada y él tampoco les daba importancia a estos comunicados. Incluso "decía que eso no era problema, que ni sabía quién era, que eso era simplemente por tratar de sacarle plata".

Ocho días después de haber vuelto a ver a su hermano, y de empezar a dirigir su vida al campo, al café y al cacao, mientras tomaban algo en una esquina, conocieron, de frente, a quienes llevaban tiempo extorsionándolos. Dos personas en una motocicleta, pertenecientes a estructuras paramilitares del territorio, dispararon en contra de ellos.

Su reencuentro duró una semana, el hermano murió y los seis impactos de bala que recibió Moisés le dejaron secuelas de las que nunca se pudo recuperar. Los proyectiles atravesaron las dos vértebras y la médula espinal y "ese giro de 180 grados" marcó el inicio de su relación perpetua con la vida y la muerte.

Los médicos, luego de un tiempo, le arrebataron las esperanzas de volver a caminar y él buscó culpables hasta en los entes divinos a los que alguna vez les había agradecido por su vida. "Usted se siente un muerto viviente. Perder parte de la independencia es perder parte de la vida".

Moisés Fuentes, atleta paralímpico

El agua se convirtió en la vida de Moisés. Foto:@moisesfuentesparalimpico

La vida y la muerte estuvieron presentes todo el tiempo

Luego de salir de revisión médica, Fuentes pidió ir al rio donde, cuando era pequeño, aprendió a nadar para "sobrevivir". Esta vez, el plan de Moisés en el río no era vivir sino morirse. Con la fuerza de su torso, bajó de la silla de ruedas y se arrastró por toda la ribera hasta llegar al agua, donde se entregó completamente al destino que el río tuviera para él y deseando morir para acabar con el sufrimiento.

Pero Dios no dejó que su plan se concretara y le demostró que, incluso tocando fondo, se puede empezar de nuevo. "Me hundí como tenía planeado, pero cuando eso pasó, me empecé a sentir libre, en el agua, me sacó a flote y empiezo a sentir ganas de vivir. Yo iba a quitarme la vida y resulté fue teniendo vida".

Como en el libro del Éxodo, en la biblia, el agua hizo que Moisés flotara, no lo dejó morir y le dio una tercera oportunidad. El agua le devolvió la vida y él, en agradecimiento y como un designio divino, le entregó su vida entera. La resiliencia se convirtió en una palabra que llenó toda su vida y la limitación de sus piernas se convirtió en un impulso para llegar a lo más alto.

Moisés Fuentes, atleta paralímpico

Planea competir en el mundial de paranatación, en Singapur. Foto:@moisesfuentesparalimpico

El primer deporte que practicó fue el baloncesto en silla de ruedas, pero ese no era su destino. En juegos de la policía nacional, su entrenador le pidió que buscara un deporte adicional, esta vez, en categoría individual. "Yo le dije: 'Profe, yo soy bueno para el tiro, disparan pa' otro lado y me caen a mí las balas'", recuerda entre risas.

Finalmente escogió la natación porque le gustaba ir a la piscina con sus amigos. "El agua es sinónimo de libertad y de recargar energía, yo entreno todos los días porque eso me mantiene vivo", asegura. 

El día de su primera competencia como nadador ganó dos bronces, las dos primeras de muchas medallas que marcarían su gloria en el deporte. A la par, estudió y se calificó como contador y como preparador físico.

El deporte lo hizo conocer el mundo

El deporte lo llevó por el mundo, como él dice, y empezó a buscar apoyo para representar a Colombia en los juegos paralímpicos. "En ese entonces no había ningún tipo de apoyo, pero mi deseo me decía que, a través de la natación iba a encontrar ese camino de grandeza. Salía de entrenar y de ahí salía a vender puerta a puerta". 

Desde rifas y sorteos, Moisés empezó a forjar una historia en el deporte nacional.

Moisés Fuentes, atleta paralímpico

Dos personas en una motocicleta dispararon en contra de él y su hermano. Foto:@moisesfuentesparalimpico

Hoy Moisés tiene en su palmarés 4 medallas en paralímpicos, entre otras ganadas en mundiales, juegos nacionales y panamericanos. Además, es fundador de una escuela de natación paralímpica en la que intenta transmitir a los alumnos su historia de vida y que estos encuentren en el deporte un motivo para vivirla. "Desde el año 2009 creamos un club deportivo y hoy tenemos el mejor club de deportistas paralímpicos en Colombia".

Según él, el club le aporta deportistas del más alto nivel paralímpico a Colombia y, basados en valores, los forma para afrontar cualquier reto de la vida. "No es lo que ganas, es lo que impactas en la gente", menciona cuando hace un examen de su vida.

Una sanción en 2022 lo alejó de las piscinas. El 2023, justo 31 años después del accidente que cambió su vida, tuvo una audiencia para apelar la suspensión y el 14 de diciembre de ese mismo año, fallaron a su favor y levantaron la sanción tras haber cumplido un año lejos de su pasión. Desafortunadamente, no pudo representar a Colombia en los juegos paralímpicos de París, pero en 2025 estará en Singapur, buscando un título mundial que agrande más su leyenda.

Moisés volvió a nacer en el agua, la misma que le enseñó muchas veces que la vida estaba ahí, incluso cuando la muerte se ve tan cercana. “Lo único que uno puede llevarse es haber dado lo mejor y ayudar a que los otros sean felices. Yo creo que lo estoy haciendo".

SERGIO ANDRÉS GAMBOA MENDIVELSO

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