La noche fue de inmensidad azul. De fiesta azul, de gritos pintados de azul. Gritos que tienen eco infinito, gritos que siguen sonando por Bogotá, porque eso de ganarle a Nacional es siempre especial, pero ganarle en una fase de cuadrangulares, y ponerse líder solitario del grupo, es para desatar semejante euforia. Millonarios le ganó 2-1 a su archirrival y puntea el grupo A con 9 puntos.
Conforme a los criterios de
El golazo de Castro calentó la noche en Bogotá
Como se esperaba, fue un duelo con drama, con tensión, con polémica y con goles. Millonarios pegó primero y lo hizo con genialidad, con un golazo de Leonardo Castro. Edwin Cardona le regaló la pelota, se la puso al píe como si jugaran en el mismo equipo, y Castro, voraz como siempre, se volteó y sacó un flechazo, David Ospina no tuvo oportunidad, se vio fusilado, y fue el 1-0 para calentar la noche bogotana, para delirio de la fanaticada azul, cuando apenas iban 3 minutos de juego.
Los once de Nacional quedaron congelados, no se imaginaban ese error y ese remate tan potente, no pensaban que el clásico tan esperado se les iba a poner de espaldas tan rápido. Pero es Nacional, el equipo que viene subiendo su nivel y que no se esconde, y que no se atemoriza. El equipo verde empezó a trabajar su empate, al principio con dificultad, algunos intentos tímidos de Cardona.
Hasta que se gestó una jugada genial, el pase al fondo, la carrera de Morelos para llegar a la línea final y tirar el centro bajito, suave y perfecto, y al otro lado llegaba Marino Hinestroza que venía con la cabeza caliente porque había alegado que le lanzaron insultos racistas, pues con esa rabia llegó a esa pelota y anotó el 1-1 en 28 minutos, y con una rabia mayor fue y celebró limpiándose la boca con el banderín azul y blanco, desatando la furia de sus rivales y de la hinchada.
Drama, tensión y victoria de Millonarios
Luego de la calentura del momento, hubo un frío en las tribunas azules. Porque a Millonarios le tocaba doblegar esfuerzos para ir por la victoria, pero el problema es que Nacional se fue creciendo. En la segunda parte se mantuvo esa tendencia. Falcao entró a la cancha para merodear en el área, pero la pelota no le llegaba.
Y en esos instantes de tensión, cuando nadie se quiere equivocar, Nacional encontró el segundo en una jugada de carambola en el área, a través de Asprilla. El festejo fue tan eufórico como el de la fanaticada azul cuando el juez decretó, con intervención del VAR, un fuera de lugar previo de Morelos.
El partido entró en su recta final, esos instantes en los que fallar es perder. Millonarios se entusiasmó cuando Cataño y Giordana probaron. Hasta que la noche se puso toda azul, y el cielo oscuro azul y el pasto parecía azul cuando vino el tiro de esquina y Mackalister puso la cabeza, sin saber bien a dónde iba esa pelota en fuego que tomó el destino feliz del gol. Millonarios ganó una batalla durísima y sueña con la final.
PABLO ROMERO
DEPORTES