'Mataron a mi amigo frente a su hija': el desgarrador testimonio de lideresa sobre la violencia en el Catatumbo

La tragedia que sacude al Catatumbo no da tregua. En la vereda Banderas, zona rural de San Calixto, Norte de Santander, un estremecedor caso dejó en evidencia la crisis que atraviesa esta región del país.

El pasado 16 de enero, Raide Gerardo Sánchez Ojeda, oriundo de Convención, fue asesinado frente a su hija por un grupo armado, siendo esta una de las primeras víctimas en medio de la creciente confrontación entre el Eln y las disidencias de las Farc.

Hombres armados y encapuchados irrumpieron en su vivienda. Tras confirmar su identidad, lo ejecutaron frente a la mirada aterrorizada de su hija, su esposa y otro menor, dejando a la familia marcada por el horror de la violencia.

Una lideresa de una asociación de mujeres en San Calixto, quien prefirió mantener su identidad en reserva, compartió a EL TIEMPO el estremecedor testimonio.

“Yo lo conocí a él y a su esposa, eran una familia muy unida. Nos conocimos en talleres de la Unidad de Víctimas que se hicieron aquí en el pueblo. Él era un excelente amigo, un campesino humilde”, relató.

La niña, menor de 14 años, fue testigo directo del asesinato de su padre y se encuentra en estado de shock. “Desde que vio cómo lo mataron, no habla con nadie. Está traumatizada”, añadió la lideresa.

La esposa de la víctima logró trasladarse junto a sus dos hijos menores de edad a Ocaña, pero las dificultades para salir de la región hacen que casos como este sean excepcionales. “Tuvimos que buscar maneras para sacarlos. Aquí el miedo es constante”.

La familia de la víctima asesinada formaba parte activa de la comunidad. El hombre asesinado fungía como director de deportes de la Junta de Acción Comunal, mientras que su esposa desempeñaba el rol de fiscal.

“Eran personas comprometidas con el bienestar colectivo, un ejemplo de unidad y esfuerzo en medio de tantas adversidades”, señaló la lideresa.

Desplazamiento y reclutamiento forzado

La tensión en el casco urbano de San Calixto contrasta con la desoladora situación en sus veredas. Según la lideresa, las familias viven atemorizadas por la posibilidad de ser desplazadas o de que sus hijos sean reclutados por los grupos armados.

“Al parecer, están buscando a jóvenes menores de edad o mayores de 18 años para llevárselos. Varias mamás están escondiendo a sus hijos para evitar que se los lleven”, dijo.

Otra mujer de la zona, quien también pide ayuda para salir, ha manifestado su temor de ser interceptada en el camino. “No se sabe lo que puede pasar. Si salimos, necesitamos acompañamiento”, afirmó.

Además, el desplazamiento de las familias también conlleva la pérdida de sus medios de subsistencia.

“Se me bajan las lágrimas de ver cómo la gente se despide de sus animales que compraron con esfuerzo, los tienen que abandonar sin que nadie los alimente. Se van sin nada en sus manos”, narró la lideresa.

La situación exige atención urgente por parte del Gobierno Nacional y la comunidad internacional. Mientras tanto, las víctimas siguen resistiendo en medio del miedo y el abandono.

Las palabras de la lideresa resumen el clamor de los habitantes de San Calixto: “Tenemos miedo de que nos arrebaten a nuestros hijos. ¿Qué más puede pasar? Nadie nos escucha”.

ANDRÉS CARVAJAL SUÁREZ

Para EL TIEMPO

CÚCUTA