Cantinflas llega a los fines de semana RCN. Y lo hace para reemplazar a Master Chef. Este cambio pone en evidencia que RCN es muy cantinflesco en sus modos de programar.
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Cantinflear es “hablar o actuar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada con sustancia”. Y así programa RCN. Este es su estilo de siempre: cambiar de horarios de manera “disparatada e incongruente” los programas. Y dicen que los cambian que porque los hábitos, que porque analizaron, que porque les dio la gana. Resultado poco rating, maltrato al televidente fiel.
En ese cantinflear de programación, hay programas infalibles para ganar un rating promedio como Cantinflas, El Chavo, Los Simpsons, Titanic, Gladiador, Betty y demás telenovelas de éxito. Repetirlos gana las nostalgias de los televidentes. Siempre que no tengas ideas, ni producciones originales, mejor recurrir a uno de estos infalibles.
En ese contexto, volver a ver Cantinflas o Betty es una delicia del goce simple, la vida conocida, el chisme ya contado. Se ven de modo fácil, promueven encuentro familiar y se gozan en la estética de la repetición: ese goce de lo conocido.
Master Chef, es otro modo de cantinfliar, los jurados y los participantes hablan y se expresan de “forma disparatada e incongruente”, pero no para hacer reír o pensar como lo hace Cantinflas. Todo para jugar al melodrama inútil.
De Master Chef “la gente dice” que le gusta porque aprende de comida, de modos de cocinar, de recetas y tiene un buen espacio de convivencia familiar. La realidad es que la gente lo ve no tanto por la cocina sino por los personajes y sus modos de producir amor, enerve, odio, desazón.
La clave del rating de este concurso está es en los modos en que provoca las morales y afectos de los televidentes. Esto es tan claro, que concurso sin peleas, no es reality. Ahí es donde gozamos con esos personajes molestos, esos que van creando conflicto por donde pasan. Esto es así porque nos sirven de catarsis a nuestras precariedades y vanidades. Gozamos porque estos personajes son peores que nosotros.
Las “estrellas” que van a estos concursos llegan a “actuar” un yo diseñado. Entran al estudio a encarnar un personaje que emocione televidentes. “Actúan” un carácter, una historia, unas emociones.
Un concurso como Master Chef no es de cocina, es un programa de juegos emocionales con base en “estrellas” que diseñan y actúan una historia provocativa moral y emocionalmente a los televidentes. Y los que mejor actúen la provocación ganan la conversación y emoción del televidente.
Lo divertido son las peleas, esa es la sazón de esa comida sensacionalista que llaman “reality”. Y lo sensacionalista es el cantinfleo de los jurados y concursantes que hablan bobadas sin sentido ni coherencia para expresar “su sabiduría” (los jurados) o sus precariedades (los concursantes).
El cantinfleo RCN funciona: en fin de semana con el verdadero, sabio y maravilloso Cantinflas, y entre semana con esos cocineros del chisme y la pelea.
Ómar Rincón
Crítico de televisión
orincon61@hotmail.com