La comunidad de una parte del corazón del Pacífico, en Guapi (Cauca), hizo parte de la restitución de sus derechos por la violencia que han sufrido a lo largo de más de 20 años por los grupos armados ilegales que se concentran en la zona. Entre ellos se han mantenido presentes las Auc, las disidencias de las Farc y el Eln.
La ceremonia se llevó a cabo este martes, 27 de mayo, y se completaron 92.000 hectáreas y 281 metros cuadrados para las comunidades negras, étnicas e indígenas.
Restitución de tierras en Guapi, Cauca. Foto:Cortesía
Vida digna y armonía para Guapi Abajo
El espacio de entrega simbólica y material de los territorios, liderado por la Unidad de Restitución de Tierras, se enfocó hoy en quienes habitan en el sector de Guapi Abajo. Con esa iniciativa se busca impartir medidas de atención que garanticen una vida digna y armonía con las prácticas ancestrales y naturales que esas personas realizan en su día a día.
Restitución de tierras en Guapi, Cauca. Foto:Cortesía
En cada una de las jornadas de restauración se entregaron 44.199 hectáreas a los consejos comunitarios. Entre las comunidades indígenas que participan en este proceso también están las jurisdicciones de López de Micay y Timbiquí.
Los líderes comunitarios esperan que esto no se quede solo en un documento y que a los desplazados se les apoye principalmente con justicia.
‘El conflicto todavía sigue, y el reclutamiento de menores persiste’
Giovanny Yule, director general de la Unidad de Restitución de Tierras, estuvo presente en la ceremonia y resaltó el trabajo de los jueces para entregar las cuatro sentencias emitidas el 22 de marzo de este año, que aprobaron la entrega tanto de las hectáreas como de medidas de seguridad alimentaria y desarrollo rural para quienes trabajan en las actividades agrícolas de estas regiones. Los beneficiarios serían 524 familias afrodescendientes y, en general, 2.600 personas.
“En este momento también se está llevando a cabo un proyecto de educación intercultural y Sistemas Propios Étnicos, junto con organizaciones sociales, la alcaldía de Guapi y las gobernaciones, para los niños que han sido víctimas de reclutamiento a lo largo de los años”, le dijo el director a EL TIEMPO, recordando la historia marcada de violencia hacia los menores de estas zonas que han estado tan desamparadas por los gobiernos.
Restitución de tierras en Guapi, Cauca. Foto:Cortesía
También dijo que actualmente se está trabajando en una propuesta de paz para seguir en diálogo con los grupos armados ilegales, con el fin de que bajen las armas. Esa propuesta ya se mantiene vigente en Nariño, según las palabras del director, y planea implementarse en el Cauca. Junto a ese programa hay apoyo de las iglesias, las autoridades y la OEA.
Los grupos esperan que ya no sean promesas inconclusas
Pese a los esfuerzos que parecen estar en su mayor punto de desarrollo en el departamento del Cauca, los diferentes grupos étnicos le dijeron a este diario que ya han sido muchas las ocasiones en que se hacen promesas que no terminan en nada.
“Las últimas alcaldías lo único que hacen es prometer, pero al final se roban todo. Vienen a nuestros sectores alejados prometiendo desarrollo económico en nuestras actividades agrícolas, pero al final nos dejan desamparados”, dijo un miembro del resguardo indígena de Nueva Bellavista y Partidero.
Restitución de tierras en Guapi, Cauca. Foto:Cortesía
Los problemas que también dicen que han impedido el desarrollo económico incluyen la aplicación del glifosato en los cultivos. “Nosotros entendemos que no quieran que haya presencia de esos cultivos ilícitos, pero eso se hace con diálogo”, afirmaron.
Todos los integrantes de esas comunidades subsisten con la siembra de yuca, ñame y otros cultivos. Pero temen porque probablemente esta nueva implementación detenga la economía y, por ende, la paz de las familias ubicadas allí. Además, viven de las artesanías que ellos mismos realizan durante semanas e incluso meses. Las distribuyen en ciudades centrales como Medellín, Cali y Bogotá.
La confrontación armada de los grupos ilegales se mantiene viva en ese sector, al que se debe llegar cruzando en lancha durante media hora por el río Guapi. Aseguran que en días normales ven pasar jefes guerrilleros sin saber específicamente de qué grupo son. A pesar de esto, ellos mantienen viva la esperanza de que la situación cambie para su gente y se restituya no solo con bienes, sino también con paz.
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