Durante once días, el cementerio La Resurrección de Barrancabermeja fue escenario de una intervención humanitaria que permitió recuperar siete cuerpos que podrían pertenecer a víctimas del conflicto armado.
La actividad fue liderada por la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), como parte de un proceso que aún enfrenta obstáculos logísticos, técnicos y emocionales en uno de los territorios más golpeados por la violencia.
Esta es la quinta intervención que se realiza en ese camposanto, donde en total se han recuperado 19 cuerpos. Aunque los resultados representan avance, las cifras de desaparición forzada en el Magdalena Medio (zona que comprende los departamentos de Antioquia, Bolívar, Boyacá y Caldas) continúan siendo alarmantes. Según datos oficiales, hay más de 5.300 personas desaparecidas en esta región, una de las más complejas por su historial de conflicto armado y por la falta de información precisa sobre los sitios de inhumación.
El trabajo se ha hecho en conjunto con la Alcaldía de Barracabermeja y la Corporación Reencuentros Foto:CORTESÍA UBPD
Los restos fueron trasladados al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, entidad que se encarga de realizar los análisis forenses que permiten establecer la identidad de las víctimas.
Una familia que no se rinde después de 36 años
Entre los cuerpos encontrados podría estar el del cabo segundo Henry Moreno Tavera, desaparecido en 1989 cuando tenía 18 años. Su familia, que participó activamente en el proceso de recuperación, ha mantenido la esperanza de encontrar respuestas después de más de tres décadas de incertidumbre.
En la región se registran aproximadamente 5.300 personas desaparecidas Foto:CORTESÍA UBPD
“Mi hermano era mi amigo, mi compañero de juegos. Desde ese día, no volvimos a saber de él”, contó Rosemberg Moreno, quien acompañó la excavación junto a su madre, doña Onofre. Ambos permanecieron atentos durante las jornadas de recuperación sin apartarse del lugar mientras los forenses hacían su trabajo. La espera, para ellos, ha sido larga y marcada por el dolor.
Rosemberg asegura que la participación en este proceso les ha permitido mantener la esperanza, aunque reconoce que los resultados todavía no son concluyentes. “Queremos saber si esos restos son los de mi hermano o si pertenecen a otra persona, porque cualquiera que sea el caso, hay otra familia esperando darle un entierro digno”, expresó.
Condiciones difíciles en el terreno y búsqueda constante
El trabajo en el cementerio La Resurrección no ha estado exento de dificultades. Según explicó la antropóloga Yulieth Valencia, miembro del equipo de la UBPD en el Magdalena Medio, el terreno presenta niveles freáticos (donde empieza el agua subterránea bajo el suelo) altos, lo que deteriora las estructuras óseas y complica las labores de recuperación. Pese a ello, se ha seguido un proceso técnico cuidadoso para reducir al mínimo el daño sobre los cuerpos hallados.
Además, la investigación humanitaria y extrajudicial ha sido clave para orientar la ubicación e identificación preliminar de los restos. Parte de esta orientación provino de la Corporación Reencuentros, una organización conformada por firmantes del Acuerdo de Paz que han facilitado información para la búsqueda de desaparecidos. También hubo un trabajo conjunto con la Alcaldía Distrital de Barrancabermeja, que brindó apoyo logístico a la intervención.
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