Uno era la cara estrella de la seguridad del gobierno de Gabriel Boric y el otro una de las figuras más icónicas del fútbol chileno. Pero, en menos de una semana, las vidas del exsubsecretario del Interior, Manuel Monsalve, y del exseleccionado Jorge Valdivia pasaron de ser referentes del Gobierno y el deporte a convertirse en objeto de escrutinio público, tras las acusaciones de violación en su contra.
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Y es que cuando el país aún no terminaba de procesar que quien fuera una de las figuras con mayor popularidad del actual gobierno, encargado además de la policía y de la seguridad, fue obligado a dejar su cargo el 17 de octubre después de que una de sus asesoras lo denunció por supuesta violación, estalló el escándalo del “Mago” Valdivia, acostumbrado a estar siempre en boca de la farándula por sus relaciones sentimentales, aunque esta vez la noticia era lapidaria: había sido acusado por una mujer de haberla violado.
Aquí nadie puede esconder nada. Hay que resguardar la seguridad y la privacidad de la denunciante y el Gobierno que presido tiene el deber de dar cuenta de todos los detalles que están en su conocimiento
Ambos casos comparten circunstancias similares: existen registros en video de la reunión entre los acusados y quienes alegan ser sus víctimas en distintos restaurantes peruanos de la capital, y hay de por medio consumo de alcohol (pisco sour).
Aunque las mujeres que los acusan aseguran haber sido violadas, tanto Monsalve como Valdivia señalan que se trataron de relaciones sexuales consensuadas.
No obstante, este jueves, Monsalve fue detenido en su vivienda en la ciudad costera de Viña del Mar y trasladado a los juzgados en Santiago, mientras el exjugador de Colo Colo ya suma un mes detenido y puesto en prisión preventiva.
“Aquí nadie puede esconder nada. Hay que resguardar la seguridad y la privacidad de la denunciante y el Gobierno que presido tiene el deber de dar cuenta de todos los detalles que están en su conocimiento”, señaló hace unas semanas el presidente Gabriel Boric en una cuestionada rueda de prensa en el que el mandatario se enfrentó a su directora de comunicaciones y decidió responder todas las preguntas abriendo una serie de interrogantes sobre el manejo que le dio su gabinete al peor escándalo que ha enfrentado durante su presidencia.
Lo que vino después fue una serie de acusaciones sobre los tiempos y las formas en las que reaccionó el gobierno chileno. Se le critica que, pese a haberse enterado de la situación que comprometía a Monsalve el día 15 de octubre, permitió que el exfuncionario usara los micrófonos desde el palacio presidencial de La Moneda. Desde entonces, se han ido destapando nuevos detalles sobre las presuntas presiones que habría ejercido Monsalve sobre la Policía de Investigaciones (PDI) para evitar que el caso escalara. Pero, nada evitó que se convirtiera en un flanco abierto para atacar al Gobierno.
“Aquí estamos hablando de nada más y nada menos que quien está a cargo de la seguridad del país. Y, por lo tanto, eso no quiere decir que vaya a tener un trato preferencial. Y si se llega, y el Presidente lo ha dicho muy claramente, a comprobar que Manuel Monsalve ocupó alguna de las atribuciones de las que disponía en tan alto cargo para intentar entorpecer la justicia, entonces va a tener que responder ante dos vías. No solamente la penal que investiga la Fiscalía, sino también ante la vía administrativa”, aseguró la ministra de la Mujer, Antonia Orellana.
Leyes contra delitos sexuales
Según cifras entregadas por la Unidad Especializada en Delitos Sexuales y Explotación Sexual de la Fiscalía Nacional a EL TIEMPO, en lo corrido de 2024 se han registrado 4.081 violaciones a mayores de 14 años, y 2.809 a menores de esta edad en Chile.
Estos delitos están sancionados en el Código Penal y los responsables se enfrentan a penas que van entre 5 y 20 años, según el caso.
Recientemente, el país aprobó una ley respecto al acoso sexual en lo laboral, conocida como Ley Karin, y también aprobó la Ley Integral de Violencia de Género, que suman herramientas a las estipuladas en la legislación chilena, lo que ha permitido visibilizar este tipo de delitos y dar mayor protección a las víctimas.
“Están funcionando ciertos mecanismos porque, efectivamente, ya no se puede tolerar este tipo de violencia por parte de una autoridad o de un referente político, que es algo que tal vez hace diez o 30 años se miraba para otro lado y se hacía como que aquí no ha pasado nada. En ese sentido, se podría ver este caso como un cierto tipo de avance”, señala a EL TIEMPO Hillary Hiner, profesora experta en Estudios de Género de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.
Están funcionando ciertos mecanismos porque, efectivamente, ya no se puede tolerar este tipo de violencia por parte de una autoridad o de un referente político, que es algo que tal vez hace diez o 30 años se miraba para otro lado y se hacía como que aquí no ha pasado nada. En ese sentido, se podría ver este caso como un cierto tipo de avance
Y es que, en particular, el país austral se ha concentrado en desarrollar leyes que blinden más los procesos de este tipo. Hace dos años, se publicó la Ley Antonia, que establece medidas para resguardar la identidad, intimidad, y bienestar físico, sexual y psicológico de las víctimas; mientras que en 2019 fue promulgada una ley que declara imprescriptibles los delitos sexuales cometidos contra niños, niñas y adolescentes, para evitar que el paso del tiempo favorezca la impunidad.
“Aquí hay un montón de normas que han sido aprobadas, de protocolos que deberían operar. Particularmente, en el caso de Monsalve hay un dilema ético puesto que la persona que estaba a cargo de la seguridad pública del país, parece que andaba más preocupado de coquetearle a una de sus subalternas que de cuidar a Chile”, señala la politóloga Javiera Arce.
Un debate que permanece abierto en el país y que expone que, a pesar de los múltiples mecanismos que tiene su legislación para hacer frente a los delitos sexuales, desde 2017 ha visto un incremento de violaciones que, en su gran mayoría, y a diferencia de los casos de Manuel Monsalve y Jorge Valdivia, quedan fuera de los focos mediáticos y por ende lejos de ser resueltos.