León Benavente es una autopista española que conecta a Galicia con Asturias. Y a la vez es el nombre que adoptó una agrupación de cuatro músicos veteranos que en 2012 decidieron unir caminos para llevar el rock por nuevas carreteras.
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Después de más de una década de existencia y cuatro álbumes, León Benavente estrenó el primero producido bajo su propio sello: Laventura. Con la producción de Martí Perarnau IV y con un ritmo electrónico que transfigura las formas tradicionales del rock. El disco consolida la creación cambiante de la banda.
Con 10 canciones y casi 34 minutos de sonidos que invitan a la danza, al mismo tiempo que sus letras llaman a la reflexión, Abraham Boba (voz y teclados), Eduardo Baos (bajo y sintetizadores), Luis Rodríguez (guitarra) y César Verdú (batería) han transitado con su música hacia una 'Nueva sinfonía sobre el caos' (nombre del disco) y que presentarán a Colombia en la próxima edición de Rock al Parque 2024. EL TIEMPO conversó con Abraham Boa, el hombre de las letras.
Es el primer álbum que autoeditan desde el sello de Laventura ¿cómo ha sido el proceso?
No es la primera vez que nos autoeditamos. El primer disco de León Benavente era autoeditado, la edición la compartíamos nosotros con Nacho Vegas. Venimos de unos años de relación con Warner, con el que publicamos tres discos. A mí siempre me gusta dejar claro que, aunque haya sido años de una relación con una multinacional, nosotros siempre hemos tenido el mando en cuanto a lo artístico, es decir, nadie nos decía qué era lo que teníamos que hacer o qué disco teníamos que sacar. Lo que cambia en este caso es lo que tiene que ver con el trabajo del equipo que formamos alrededor de lo que es el disco. También el productor. Hemos trabajado por primera vez con Martín Perarnau (IV). Lo que supone para nosotros es contar con la gente con la que queremos contar. Por supuesto, es mucho más laborioso y costoso, pero en cierto modo más satisfactorio.
Ustedes dicen que han sacado la que podría ser su mejor canción hasta ahora, 'La aventura', que hace un guiño a su sello Laventura.
Es como ese juego de palabras. Con ventura y aventura. ¿Por qué se llama así? Pues porque teníamos que darle un nombre al sello. Y la verdad es que esa canción, cuando empezamos a trabajar con ella, vimos que tenía algo medio mágico siempre que aparecía. Pasaban cosas muy bonitas como terminarla, salir del estudio y, de repente, que hubiese un arcoíris. Ese tipo de cosas que son como señales. Obviamente, no tienen porqué significar nada, pero creo que es bonito buscarles la poética. Después de esta década de vida del grupo, si se puede definir con una palabra toda esta andadura, pues es esa. Esto está siendo una auténtica aventura.
La canción es especial desde que fue una idea. ¿Cómo fue ese proceso de ideación?
La canción surgió de una base musical que estuvieron trabajando Luis y César y es de estas cosas de lo que vas aprendiendo a tener intuición. Eso pasó desde el principio: ‘esto me genera algo, ¿qué tipo de canción se puede construir con esto?. Y le di muchas vueltas. Me parecía una melodía tan clara que había que resaltarla de otra manera. El disco se grabó en Galicia en un estudio que tengo en casa. Soy vecino de un músico que se llama Iván Ferreiro, un clásico del pop en castellano. Él venía prácticamente todos los días al estudio, a ver qué hacíamos y, justo cuando terminé de grabar las voces de esa canción, él apareció, la escuchó y cuando terminó me dijo: ‘esta canción es una pasada’. Le dije que si le apetecía grabar alguna frase. Dijo que sí. Cuando acabó de grabar y justo salimos apareció este arcoíris encima del mar.
En el disco hablan mucho del hedonismo, ¿se podría decir que ustedes hacen música bajo esa premisa?
Lo que está tan claro que puedes definirlo con un adjetivo no me interesa demasiado.
Guau, pues mira, acabo de salir de una entrevista en que me decía todo lo contrario el periodista. Porque me decía que eran textos muy duros. A mí las cosas que se quedan en solo una vertiente nunca me han interesado, sobre todo en el arte. Lo que está tan claro que puedes definirlo con un adjetivo no me interesa demasiado. En los discos de León siempre ha habido algo de enfrentar a la gente a lo mejor del ser humano, como a las miserias más grandes. Para mí es ahí donde está el equilibrio. En que sean canciones hedonistas, pero que sean reflexivas. Me parece que es donde está la gracia y es, de hecho, el camino más difícil de transitar. Lo otro me parece más evidente y lo evidente no es lo que me más me gusta.
¿Cómo fue el combinar lo reflexivo de las letras con lo festivalero de los ritmos?
Siempre digo que la fórmula, si es que hay, está en contraponer ideas dispares dentro de la creación. Cada uno los temas en la música están tratados. Lo interesante ya no es el tema, sino la forma de acercarte a él. Por ejemplo, una canción como 'La aventura', que es de las más luminosas, o una canción como 'Nada', de las más pop en discurso que hemos hecho. Si empiezas a escuchar quizás lo que más casaría con ese tipo de melodía sería una letra más ligera. Y yo, por contraprestación, acabo haciendo una letra que tiene más peso, es una forma que se ha convertido en una característica de León Benavente.
Esa identidad como las melodías eléctricas es algo que se consolidó mucho en 'ERA' (2022), pero que ha ido evolucionando, ha sido todo intencional o un poco por ahí ha ido el camino...
Yo creo que todos los pasos que damos son intencionados. Lo que pasa es que luego las canciones son más inteligentes que tú, siempre, y te acaban llevando por el camino que quieren. Pero es verdad que llevamos acercándonos a la electrónica desde hace dos discos. A nosotros cada vez que nos ponemos a trabajar en un disco lo que nos mueve es intentar hacer uno distinto al anterior. En 'Vamos a volvernos locos' empezó y en 'ERA' fue un paso más allá. Pero Era también era un disco más complejo, más oscuro, compuesto en esa situación extraña que fue la pandemia. Y ahora después de ese acercamiento y evolución creo que es cuando mejor engranados están los elementos de la electrónica y del rock. Haciendo eso, jugando con la mezcla, creo que es más divertido. Desde el principio, funcionamos muy bien como una batidora de estilos, porque todos podrían caber en las canciones de León.
Hay una palabra que se repite mucho: jugar. León Benavente lo que hace en este álbum es eso, jugar con la música y el rock.
Sí, totalmente. Y de hecho en este disco ha habido mucho de juego porque cuando llegamos al estudio estaban las canciones menos cerradas en muchos aspectos, sobre todo, en el musical. Y eso hace que sea más fácil jugar con el material musical. Hubo también algo fundamental, que fue la aportación de Martí Perarnau (IV), es la primera vez que trabajamos con un productor. Y es una persona que tiene un acercamiento a la electrónica a través del rock desde hace años. Todo eso ha hecho que nos juntáramos en el estudio cinco personas con bastante tiempo y con muchas ganas de jugar con las canciones y eso es lo que ha hecho que esta haya sido no sé si la mejor grabación, o la que más hemos disfrutado.
Hay un asunto cíclico en las melodías. Va con el concepto del laberinto de la modernidad que se aborda en varias canciones y con el nombre del álbum, un manifiesto sobre la modernidad y las formas de vivir ahora. ¿Cómo surge todo el concepto en general?
Totalmente sí, lo acabas de definir muy bien. Las canciones de León siempre han estado unidas al momento en el que vivimos. No soy muy bueno inventando historias que no estén en mi día a día y eso lo compartimos las cuatro personas del grupo. Entonces, siempre acaban teniendo algo de crónica del momento en el que vivimos, del lugar que ocupamos en el mundo. En este caso hay mucha crítica o exposición de lo que vemos en nuestro día a día. Hay muchas canciones que hacen referencia a intentar que el oyente se cuestione. Creo que para eso también sirven las canciones y la cultura en general. Hay una crítica a la productividad exacerbada, a la individualidad, a la relación con las redes sociales. Hay cierta crítica política. Al final es un reflejo, una fotografía del momento que es lo que acaban siendo los discos o lo que tienen que ser.
Cartel Rock al Parque 2024
Ya se conocieron los primeros artistas que conformarán el cartel de la edición número 28 de Rock al Parque 2024, el festival más importante de música gratuita en el país. Entre los artistas que tocarán este 9, 10 y 11 de noviembre en el parque Simón Bolívar están: León Benavente, Eruca Sativa, Todos tus Muertos y Fidel Nadal. Además del regreso de los alemanes Haggard, los estadounidenses Sacred Reich y Testament. Según Héctor Mora, curador de esta versión del festival, este año se refleja un alto nivel de interpretación y composición que nadie se querrá perder.
LEIDY JULIANA RESTREPO MESA
Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO