En 2016, Jodie Brown, una mujer de 34 años, estaba emocionada por esperar a su tercer hijo, y disfrutaba de un embarazo aparentemente saludable. Sin embargo, la felicidad se vio empañada cuando comenzó a notar cambios preocupantes en su salud, que inicialmente pasaron desapercibidos por los profesionales médicos.
Aunque un pequeño bulto en su pecho y una inusual pérdida de peso fueron descartados como algo común durante el embarazo, lo que ella no sabía es que estos síntomas estaban relacionados con un diagnóstico más que devastador: cáncer de mama.
El comienzo de la preocupación por los síntomas y los pasos que siguió tras la noticia
Según comentó la mujer al medio Daily Mail, a pesar de que los médicos y la partera aseguraron que el bulto en su pecho no era motivo de alarma, ella no podía ignorar la combinación de síntomas.
"Le pregunté a mi médico de cabecera y a todas las parteras que veía regularmente si tenía algo que ver con mi bebé", recordó. Sin embargo, el bulto no era simétrico y solo aparecía en uno de sus senos, lo que incrementaba su inquietud.
Además, la pérdida de peso, que su madre pensó que podría estar relacionada con la diabetes gestacional, continuó a lo largo del embarazo. Consciente de que algo no estaba bien, insistió en someterse a pruebas. Aunque la ecografía inicial no fue concluyente debido a la densidad del tejido mamario, no dejó de buscar respuestas.
“El radiólogo dijo que no podían ver nada: era todo materia blanca”, explicó. Los médicos, confiando en que todo se resolvería por sí solo, sugirieron esperar a que naciera su bebé para realizar una mamografía. Sin embargo, el bulto siguió creciendo, lo que hizo que se preocupara aún más.
Tras el nacimiento de su hija, finalmente pudo someterse a una mamografía y una biopsia. Lo que ocurrió después cambió su vida para siempre. "Aún no había llegado a casa después de la biopsia cuando me llamó mi médico de cabecera", recordó.
"Me dijeron que fuera inmediatamente. En ese momento supe que era una mala noticia", agregó. Los resultados fueron aterradores: había sido diagnosticada con cáncer de mama en etapa tres, con carcinoma ductal invasivo triple positivo, y el cáncer ya se había diseminado a sus ganglios linfáticos.
Jodie Brown y su hijo en la actualidad Foto:Facebook Jodie Brown
Lo que hizo aún más doloroso el diagnóstico para ella fue que, a pesar de haber insistido y buscado respuestas durante su embarazo, la enfermedad ya estaba tan avanzada que los médicos no podían ofrecerle una cura.
"Sentí mucha rabia. ¿Por qué me pasó esto? ¿Se podría haber hecho algo diferente si se hubiera diagnosticado antes?", expresó. Tras recibir el diagnóstico, comenzó un tratamiento agresivo que incluyó múltiples cirugías, cinco meses de quimioterapia, radiación y terapias farmacológicas específicas.
Después de varias cirugías, incluido un proceso de mastectomía, sigue luchando contra el cáncer. Aunque se encuentra en remisión, las secuelas del tratamiento son parte de su vida diaria. "Los efectos secundarios han sido brutales", dijo.
Hoy, comparte su historia con el mundo, además de que alerta a otras mujeres a confiar en sus instintos y a exigir que sus síntomas sean tomados en serio. "Cuando las mujeres saben que algo anda mal con sus cuerpos, hay que tomarlas en serio", afirmó con firmeza.
También busca cambiar de carrera y enfocarse en la concientización sobre el cáncer de mama, tras haber perdido a varias amigas debido a la enfermedad. “Tuve que luchar. Tenía tres pequeños que me necesitaban. No podía permitirme el lujo de rendirme”, concluyó.