En un momento crucial para las negociaciones entre el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (Eln), proceso que actualmente se encuentra en fase de hibernación, el comisionado de paz Otty Patiño, en una carta abierta, lanzó graves acusaciones contra esa guerrilla, incluidas campañas de desprestigio e incluso un supuesto plan para asesinar a uno de sus asesores más cercanos. La misiva llega, además, en medio de la crisis que atraviesa la mesa de diálogo desde el año pasado y a pocos días de que las delegaciones se reúnan por tercera ocasión para intentar descongelar el proceso de negociación.
El supuesto plan para asesinar a Álvaro Jiménez
La crisis que hoy atraviesa la mesa con la guerrilla tiene entre sus antecedentes principales la decisión del Gobierno de adelantar diálogos regionales en Nariño con el Frente Comuneros del Sur. Una de las personas que estuvo involucrada en los primeros contactos exploratorios con ese grupo armado fue Álvaro Jiménez, mano derecha de Otty Patiño en la oficina del Consejo Comisionado de Paz y principal delegado del Gobierno en los acercamientos con el ‘clan del Golfo’.
Según Patiño, cuando voceros de esa organización armada pidieron ser escuchados, Jiménez fue el designado por Patiño para ir a escucharlos y dejar claro que a la oficina de paz “no le interesaba producir una fractura dentro del Ejército de Liberación Nacional”. El comisionado señaló en la carta abierta que una vez el comando central de la guerrilla negó la solicitud realizada por Gabriel Yepes, comandante de Comuneros del Sur, para que pudieran tener delegado en la mesa nacional, arrancó una “dura campaña” de desprestigio que incluyó acusaciones contra Jiménez y contra el propio funcionario.
“No solo no cambiaron un ápice la doctrina, sino que tomaron terribles decisiones como la de asesinar a Gabriel Yepes, a Álvaro Jiménez, vetarme a mí como interlocutor y descartar un acuerdo de paz con el actual gobierno”, señaló.
Sobre el supuesto plan para asesinar a Jiménez, compañero de lucha de Otty Patiño en el M-19 y un hombre que lleva décadas ligado a la paz a través de programas de desminado, Patiño afirmó que ocho fuentes han confirmado la información. “Tenemos así la certeza de que no se trata de una simple amenaza. Igualmente, contra Álvaro se desató una campaña de sicariato moral que involucró el prestigio de la Campaña Colombiana Contra Minas Antipersona”, indicó.
Hay que recordar que el Eln -fundamentalmente alias Antonio García, comandante de esa organización armada- acusó a Jiménez de ser un agente de inteligencia militar que quiere, supuestamente, desestabilizar y fragmentar esa guerrilla, afirmaciones que han sido negadas desde la oficina del Consejero Comisionado de Paz.
“Por ello rechazo el sicariato moral del cual ha sido víctima Álvaro por cuenta del Comando Central del Ejército de Liberación Nacional y la decisión de matarlo contratando individuos cuyo oficio es asesinar a personas bajo contrato, sin importarle quién, ni el qué, ni el porqué”, agregó Patiño.
Luego, fue más allá, e incluso mencionó las alianzas que se estarían consolidando en cárceles para ejecutar ese plan. “Son las relaciones económicas de la muerte que se tejen en los bajos fondos urbanos o carcelarios y que se han naturalizado en muchos sectores de la sociedad colombiana, invadiendo a las instituciones e incluso a organizaciones y personas que a nombre de las ideologías del siglo XX aún justifican la pena de muerte para quienes consideran como enemigos o traidores de sus fantasías revolucionarias o contrarrevolucionarias”, añadió.
‘Superar la locura de Fabio Vázquez debería ser un propósito’
Cuando Patiño hizo referencia al plan para asesinar a Jiménez y a Gabriel Yepes, evocó otros episodios de violencia en los que el Eln ha acusado y asesinado a miembros de su propia organización. El funcionario sostiene que estas amenazas son muestra “la incapacidad del Coce (comando central del Eln) para entender que la territorialización de la paz es el único camino real de superar los vacíos que han dejado los acuerdos nacionales” y que por ello tienen que recurrir a “la calumnia, la mentira, la amenaza, el sicariato moral y físico”.
En ese fragmento de la carta habló de la “fatídica huella” de violencia de Fabio Vázquez Castaño, uno de los líderes fundadores del Eln en los años 60 y responsable de varios fusilamientos dentro de la organización. Patiño, citando en el libro El Guerrillero Invisible de Joe Broderick, recuerda los casos de Víctor Medina Morón -en su momento segundo al mando de la guerrilla-, Julio César Cortez y Heliodoro Ochoa, todos asesinados por diferencias políticas con Vázquez.
“Trascender esa oscura noche del sicariato y de los fusilamientos, superar la locura de Fabio Vázquez Castaño debería ser un propósito de quienes aún creen en el Eln como una organización rebelde con fines nobles”, agregó Patiño.
Sobre ese cambio, el jefe de la oficina de paz del Gobierno insinuó que las esperanzas estaban puestas en el sexto congreso de esa guerrilla, encuentro que se realizó el año pasado y en donde se reafirmó la comandancia de ‘Antonio García’. “Contra toda esperanza de cambio, su Sexto Congreso, en lugar de avizorar un cambio fundamental hacia la paz y la democracia, reafirmó la voluntad de continuar en la guerra, a pesar de las condiciones que ofrece el gobierno del presidente Gustavo Petro”, señaló.
De ahí que Patiño hizo énfasis en el futuro de la negociación y en las tensiones que surgieron luego de que la guerrilla exigió que se les retirara del listado de Grupos Armados Organizados para darle continuidad a la tregua.
“(...) el Comando Central del Ejército de Liberación Nacional solicita que se le nombre como una organización política y rebelde en armas, es decir, que haya una clara distinción con los demás grupos con los que el gobierno actualmente dialoga dentro de la política de Paz Total. El Comando Central desconoce así que el reconocimiento como organización política rebelde lo hace la sociedad, no la ley”, añadió Patiño.
‘La paciencia no es eterna’
Finalmente, Patiño habló de la “tremenda paciencia” que han tenido los miembros de la delegación del Gobierno, dirigida por Vera Grave, y de la “generosidad” del presidente Gustavo Petro a pesar de las agresiones verbales del Eln. El comisionado afirmó que, desde su punto de vista, las bondades del Gobierno han sido tomadas por la guerrilla como debilidad. Pero la paciencia no es eterna ni la generosidad es infinita”, advirtió.
Además, agregó: “Como ya lo señaló el señor presidente en este año 2025 los ilegales deben decidir entre la violencia y la paz. Con hechos y manifestaciones concretas. De modo que a finales de este mes de enero sabremos cuál es la definición del Ejército de Liberación Nacional. Si se mantienen en el ejercicio de la violencia o escogen el camino de la paz con hechos ciertos”, dijo.
En ese sentido, el comisionado señaló que si el Ejército de Liberación Nacional quiere tener un reconocimiento social como actor político, debe acoger plenamente los dictados del Mandato por la Paz, entre ellos, prescindir totalmente del sicariato moral y físico.
“Es la única manera de honrar a quienes como Camilo Torres creyeron en esa organización como espacio protector de vida e impulsor de cambios revolucionarios”, concluyó.
CAMILO A. CASTILLO
Redacción Política
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