La Global Anti-Scam Alliance (Gasa), en colaboración con la compañía Ciencia de Datos Feedzai, publicó su informe 2024 ‘Global State of Scams’ (Estado mundial de las estafas 2024), que revela que las estafas han robado la asombrosa cifra de 1,03 billones de dólares en todo el mundo durante el año pasado. El informe, que recoge la opinión de 58.329 encuestados de todo el mundo, muestra que a pesar de las continuas campañas de concienciación, las estafas siguen siendo una amenaza constante.
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Casi la mitad de los consumidores del mundo son objeto de ellas al menos una vez a la semana. El informe, además, arroja luz sobre las marcadas disparidades en las tendencias de las estafas en las distintas regiones. Mientras que en países como Brasil, Hong Kong y Corea del Sur las estafas son casi cotidianas, en otros, como Vietnam, Arabia Saudí y China, la actividad fraudulenta ha disminuido notablemente.
“Muy poco ha cambiado en los últimos 12 meses, mientras los consumidores del mundo soportan el peso de otros 1,03 billones de dólares robados por estafadores”, afirmó Jorij Abraham, director general de Gasa. “Debemos hacer más para combatir estos delitos, ya que siguen erosionando la confianza en nuestros sistemas y causando un daño inmenso a las personas y a las economías”.
Los que más pierden
Las pérdidas económicas derivadas de las estafas siguen siendo asombrosas, y las regiones más afectadas son Estados Unidos, Dinamarca y Suiza. Las víctimas de estos países declararon algunas de las pérdidas per cápita más elevadas, con una pérdida media de 3.520 dólares para la víctima estadounidense. Sin embargo, en países en vías de desarrollo como Pakistán, las pérdidas representan un problema mucho más grave, ya que las estafas representan un 4,2 por ciento del PIB del país. Países como Kenia y Sudáfrica les siguen de cerca, con pérdidas equivalentes al 3,6 y el 3,4 por ciento del PIB, respectivamente. Aunque las naciones desarrolladas pueden perder más en cifras absolutas en dólares, el informe subraya que las economías en desarrollo suelen sufrir más profundamente en proporción a su producción económica global, lo que pone de relieve una disparidad que exige intervenciones específicas.
Desde Gasa, también señalan que no se puede subestimar el impacto emocional de las estafas. El informe indica que, en países como Kenia, Sudáfrica y Filipinas, las víctimas dicen sentirse profundamente vulnerables, temerosas y desilusionadas. Sin embargo, en regiones como Japón y Corea del Sur, aunque los daños económicos son considerables, los emocionales parecen comparativamente más leves. El informe también concluye que Internet en sí no está perdiendo confianza en todo el mundo, aunque en los países en desarrollo se registró un descenso de la confianza en los servicios en línea.
El informe subraya la urgente necesidad de cooperación mundial, mayor concienciación pública y procesos de recuperación financiera más sólidos para combatir la creciente amenaza de las estafas. Dado que solo el 4 por ciento de las víctimas de estafas en todo el mundo consigue recuperar sus pérdidas.
REDACCIÓN EL TIEMPO