Un plan meticulosamente elaborado durante un año y medio quedó destruido en cuestión de minutos, cuando un repartidor frustró lo que podría haber sido el golpe más grande de la década.
Conforme a los criterios de
Los delincuentes, que habían planeado robar una sucursal bancaria en pleno casco histórico de San Isidro, Argentina, huyeron apresuradamente, abandonando su "base de operaciones" antes de que llegara la policía. Durante meses, trabajaron en un túnel de 155 metros de largo y 4,35 metros de profundidad, diseñado para llegar a la bóveda del Banco Macro, ubicado en Chacabuco 444.
Todo el ingenio y la profesionalidad que los criminales emplearon quedaron expuestos en las huellas que dejaron en el depósito que alquilaron como punto de partida. Dentro del lugar quedaron abandonadas nueve pares de zapatos embarrados, ropa, herramientas, utensilios de cocina, y bolsas de tierra que sacaron durante la excavación.
La banda también dejó atrás alimentos como latas de atún y morrones listos para cocinar, demostrando que habían pasado largas jornadas trabajando bajo tierra. En su apresurada huida, arrojaron sus teléfonos móviles al agua, creyendo estar a salvo en su camino hacia Uruguay.
El oscuro túnel y la obra de ingeniería del crimen
El túnel que comenzaba en Chacabuco 535/547, donde antes funcionaba un taller mecánico, fue un verdadero trabajo de ingeniería criminal. Los ladrones lograron excavar cinco metros desde el cordón de la vereda hacia el banco, y todo estaba estructurado para soportar el peso del suelo. Reforzaron las paredes con madera para evitar derrumbes, y a pesar de la falta de luz natural y la opresión del aire, continuaron trabajando.
“Desde que se descubrió el plan criminal los únicos que recorrieron todo el trayecto del túnel, desde la vereda del banco hasta el lugar elegido para comenzar a hacer las excavaciones, fueron buzos tácticos de la policía bonaerense. Hay lugares en los que se hace muy difícil transitar”, afirmó un investigador.
Dentro del túnel, los detectives hallaron anotaciones hechas por los delincuentes con carbón y tizas blancas: flechas que indicaban la dirección hacia la bóveda del banco y signos de dólares, simbolizando el objetivo final de los boqueteros. Las lámparas de bajo consumo que iluminaban el túnel, así como un sistema de ventilación improvisado, demostraban la minuciosa planificación de la banda.
La improvisada cocina y el plan que quedó a medias
La banda de delincuentes no solo cavaba; también vivía en el lugar. En un área del depósito, los investigadores encontraron una improvisada cocina con botellas de aceite, latas de atún y colchones en los que se turnaban para dormir.
“El hallazgo de una cocina que se alimentaba con gas de una garrafa, las botellas de aceite de girasol, una bolsa con morrones y las latas de atún, más los colchones que fueron encontrados, dan cuenta de que parte de la banda pasaba bastante tiempo en el depósito”, declaró una fuente de la investigación. También quedaron atrás los pedazos de madera que utilizaron para reforzar las paredes del túnel y algunos borceguíes embarrados.
El robo fue frustrado cuando Damián Otero, un repartidor, estacionó su camioneta cerca del banco el 6 de agosto. Al descender del vehículo, notó una varilla de hierro que sobresalía entre los adoquines. Sin saberlo, Otero había descubierto un componente clave del túnel que la banda había cavado. A pesar de que intentaron ocultarlo doblando la varilla, el ruido y la curiosidad alertaron a los vecinos, quienes avisaron a las autoridades. Esa misma noche, la policía estacionó un patrullero cerca del banco, y al día siguiente, el túnel fue descubierto.
Detenidos y la compleja logística del robo fallido
Hasta ahora, hay cuatro detenidos en el marco de la investigación, que está a cargo de la fiscal Carolina Asprella y el fiscal general adjunto Patricio Ferrari. Tres de los detenidos, Alan Daniel Lorenzo Rodríguez, Nicolás Carpani Romero y César Leonardo Cazenave Peña, son uruguayos y fueron arrestados al otro lado del Río de la Plata. El cuarto, Alejandro Israel Rosendo López, conocido como "Johnny", es argentino y tiene antecedentes por narcotráfico. Se sospecha que fue el encargado de transportar a los miembros de la banda desde y hacia Uruguay.
El juez Ricardo Costa dictó la prisión preventiva para López por el delito de robo en concurso real con daño en grado de tentativa. En su fallo, el magistrado destacó “la gran pluralidad de intervinientes que habrían participado en el suceso aquí investigado, la sofisticada logística empleada, la evidente disponibilidad de información, medios, recursos económicos y humanos conjugados para su perpetración”. Además, rechazó la solicitud de excarcelación extraordinaria presentada por la defensa de Johnny.
La investigación continúa
Los detectives siguen trabajando para identificar a otros posibles miembros de la banda. Se sospecha que alrededor de diez personas participaron en la excavación del túnel. Uno de los supuestos cómplices, Nicolás Cardozo Merladet, fue asesinado a tiros en Uruguay apenas dos semanas después de que se frustrara el robo. Su asesinato, perpetrado por delincuentes disfrazados de policías, parece estar relacionado con el fallido plan criminal.
Mientras tanto, Otero, el repartidor que descubrió la varilla de hierro, fue recompensado por su papel clave en la resolución del caso: el Banco Macro lo contrató como empleado.
GABRIEL DI NICOLA
La Nación (Argentina) / GDA
Más noticias en EL TIEMPO
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.