La buena noticia es que ciertos alimentos pueden revertir esta condición. Entre ellos, las verduras crucíferas, como el brócoli, la col rizada y la coliflor, contienen un compuesto llamado indol, que demostraron tener efectos regenerativos sobre el hígado y ser capaz de reducir la acumulación de grasa.
Tanto el brócoli como el coliflor contienen un alto valor nutricional. Foto:iStock
Un estudio publicado en la revista Hepatology en 2020 confirmó que el indol, además de ser producido por bacterias intestinales, puede encontrarse en abundancia en estos vegetales.
Se descubrió que este compuesto no solo ayuda a descomponer la grasa hepática, sino que también reduce la inflamación y previene el desarrollo de enfermedades más graves como la cirrosis o el cáncer de hígado.
¿Cómo actúa el indol en el organismo?
El indol tiene un papel clave en la regulación de la inflamación hepática. Su mecanismo de acción se basa en la modulación de la actividad de los macrófagos, un tipo de glóbulos blancos que, en situaciones de estrés metabólico, pueden exacerbar el daño en el hígado.
La investigación demostró que el indol activa el gen PFKFB3, lo que disminuye la acción inflamatoria de estas células inmunitarias y favorece la recuperación del tejido hepático.
Además, el estudio reveló que las personas con un índice de masa corporal elevado presentan niveles más bajos de indol en sangre, lo que sugiere que una dieta pobre en alimentos ricos en este compuesto podría ser un factor determinante en el desarrollo de la EHGNA.
Los hallazgos también mostraron que los animales sometidos a dietas ricas en grasas experimentaron mejoras en la salud del hígado cuando recibieron suplementos de indol.
Dado su papel en la prevención y el tratamiento del hígado graso, aumentar el consumo de vegetales crucíferos es una estrategia nutricional efectiva. Brócoli, col rizada, repollo, coliflor y coles de Bruselas son algunas de las mejores fuentes naturales de indol.