En un acalorado discurso en el que se defendió de críticas a su firmeza como canciller, Luis Gilberto Murillo aseguró que está listo para debatir con sus contradictores políticos, aunque señaló que lo hará únicamente cuando deje de ser el jefe de la diplomacia, un movimiento con miras a una posible candidatura presidencial que cobra fuerza con sus recientes declaraciones.
“Yo soy de formas, mis formas son respetuosas, pero ¿quién ha dicho que yo agacho la cabeza? Yo no agacho la cabeza, la tengo en alto. No crean en esos niñitos perfumados que llegaron al Congreso con unos voticos que les arreglaron que es que yo agacho la cabeza. Nos encontraremos y daremos estas discusiones cuando no sea jefe de la diplomacia. Las vamos a dar", dijo el ministro este 17 de diciembre desde San Andrés, en la Cumbre de Pueblos Afrodescendientes del Caribe Occidental.
Canciller Luis Gilberto Murillo. Foto:Cancillería
Y este miércoles, luego de recibir una condecoración en la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdoba junto a Laura Sarabia y Susana Muhamad –otra de las ministras que figura como presidenciable- el chocoano confesó que el compromiso con su familia era estar dos años en el gobierno del presidente Gustavo Petro y que está en un periodo de meditación.
“El compromiso con mi familia era de dos años, entonces todo esto se mezcla y diciembre siempre es una época de reflexión para mirar nuevos capítulos”, expresó. Aunque enseguida quiso aclarar que “no estoy hablando de campaña ni nada de esas cosas, yo realmente lo que quiero es poder avanzar dependiendo de lo que el presidente decida”.
Presidente Petro condecora al canciller Murillo. Foto:@LuisGMurillo
Sin embargo, expertos señalan que las palabras del ministro, caracterizado en esta etapa de su carrera por calcular muy bien sus mensajes, alimentan los rumores que lo ubican como uno los funcionarios que dejaría el gabinete.
“Las declaraciones del canciller Murillo, sin duda lo ponen en el partidor de las múltiples precandidaturas a la que llegará por tarde en marzo”, sostiene el analista de la firma Orza, Gonzalo Araujo.
A comienzos de esta administración, Murillo se consolidó como uno de los funcionarios estrella del Ejecutivo por su papel como embajador ante Estados Unidos. Su buena labor en Washington lo llevó a ser el sustituto ideal del excanciller Álvaro Leyva a comienzos de 2024 y desde entonces ha tenido que resolver todo tipo de líos en el Palacio de San Carlos como la licitación de los pasaportes y la millonaria demanda de Thomas Greg & Sons (congelada hasta mediados de enero), la postura frente a las cuestionadas elecciones en Venezuela y los polémicos nombramientos del presidente Petro en el exterior.
El canciller Luis Gilberto Murillo y el presidente Gustavo Petro. Foto:Presidencia
Con aciertos y errores en el camino, lo cierto es que por estos procesos el canciller ha sido fustigado por distintos sectores políticos hasta el punto de que por la fallida designación de Daniel Mendoza como embajador en Tailandia desde la Cámara de Representantes anunciaron que se solicitará una moción de censura en su contra.
Sus principales críticos en estos meses han estado en la bancada del Centro Democrático. De hecho, con el senador Miguel Uribe Turbay protagonizó un duro choque durante un debate de control político en septiembre. Pero esta semana el canciller explotó luego de las críticas que llegaron desde sectores asociados al centro y de personas en su momento cercanas como el expresidente Juan Manuel Santos y el excandidato Sergio Fajardo. Ambos cuestionaron su carácter y lo tacharon de “alcahueta” y “cómplice” de las contradicciones del presidente Petro.
“Yo no fui de los que salió corriendo a arrodillársele a Rodolfo Hernández cuando no coincidían con la visión de país. Nosotros con el presidente Petro hicimos un acuerdo político que hoy se está cumpliendo”, contestó Murillo con vehemencia en San Andrés, donde aprovechó para sacar pecho por su gestión diplomática.
Juan Manuel Santos, expresidente de Colombia. Foto:Cortesía
“Por primera vez implementamos un plan de acción afirmativa en la academia diplomática. Fuimos a todos los departamentos. Por primera vez le ofrecimos a todos los embajadores de carrera embajadas. Unos aceptan otros no. Pero destacan dos o tres casos en los que ha habido dificultades”, complementó.
Para Carlos Andrés Arias, experto en comunicación política y docente en la Universidad Externado, el canciller está dejando claro que saldrá al debate una vez se concrete el remezón ministerial, pero aún no es claro si sería una de las cartas del progresismo o que partido jugaría.
“Está buscando posicionarse como un candidato de centro izquierda y como la alternativa que puede llegar a atender los puentes con diferentes sectores, pero no es muy claro si será una de las cartas del progresismo o si el progresismo mismo dejará que lo sea. Creo que lo que más lo pega y motiva a hacer esas declaraciones no es sólo la opinión pública, sino el trino de Juan Manuel Santos”, comenta.
El canciller Luis Gilberto Murillo. Foto:Cancillería
"Sus frases disonantes contra los críticos, lo sacan del centro y lo llevan a la izquierda radical sin que sea su zona de confort política y en la que tiene que pelearse un espacio", agrega Araujo.
La subida de tono llega también en un momento en el que el Consejo de Estado estudia una demanda contra su nombramiento como canciller. El alto tribunal se pronunciará frente a una demanda que ya fue evaluada en el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, donde se decidió a inicios de noviembre fallar a favor del alto funcionario del Gobierno Nacional debido a que no se cumplieron los criterios necesarios para sacarlo del puesto.
Asimismo, las declaraciones llegan cuando se menciona que buscaría no tener que hacer frente a la difícil situación diplomática y política que tendrá el gobierno Petro frente al 10 de enero y el reconocimiento o no del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
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JUAN PABLO PENAGOS RAMÍREZ
Redacción Política