La Selección Colombia se vino al piso: ahora perdió contra Ecuador en Barranquilla y cierra en bajada el año en la eliminatoria

El estadio Metropolitano quedó helado cuando acabó el partido, un iceberg en la calurosa Barranquilla. Nadie se movía, nadie lo creía, esos cuerpos de amarillo estaban empapados en sudor, porque sudaron, estaban agotados, porque lucharon, pero estaban decepcionados, porque perdieron con Ecuador desde el minuto 7 y no terminaron de perder, y vivieron la peor pesadillas de los equipos de fútbol, cazar una pelea con el gol y olvidarse cómo se hacen. 

Esta Colombia no parece Colombia. Parece sus restos. Un equipo que perdió autoridad y eficacia. No basta con decir que llegaron una, dos, cinco, diez veces y que el arquero rival estaba bendito, porque la realidad es que no encontraron el gol. Y todo se vino al piso muy rápido. Un saque de banda errático entre Mojica y Ríos fue la catástrofe, nadie se percató cuando Enner Valencia pasó como un ciclón, engulló la pelota, avanzó con poder destructor, toda la defensa asistió al espectáculo de la contemplación, hasta que Enner sacó el remate y Vargas no pudo ser el héroe que corrigiera el desastre, fue el 0-1, fue el todo. ¿Cuánto tiempo va?, se preguntaban en la tribuna, solo 7, se dijo con serena confianza, es que quedaba mucho tiempo...

El arco cerrado para Colombia

Entonces James dijo aquí estoy yo, para eso jugué, y lanzó uno de sus pases precisos, esos que hace hasta en una pierna, la pelota le llegó limpia a Jhon Córdoba al que solo lo acompañaba su sombra, tenía el tiempo y el espacio para patear, solo se le pedía que mirara al frente, que viera ese enorme arco, pero como que Córdoba cerró los ojos porque pateó como si lo hiciera por primera vez: mandó la pelota afuera.

Córdoba quedó picado, como se dice en el barrio, y allá fue, con su potencia de tractor, eludió al arquero y tuvo que venir Hincapié a cruzarlo. Se fue expulsado. ¿Cuánto tiempo va?, volvieron a gritar, ya con algo de angustia en la tribuna, 35, se puede, va a patear James, y James lanzó un remate que no fue gol, pero que despertó a Colombia. 

Vinieron minutos frenéticos: Lucho sacó un par de remates errados que sacaron gritos, luego clavó un cabezazo al palo que aceleró corazones, con el público de pie llegó el misil afuera de Portilla, el gol estaba tibio, tibio, se animó Córdoba y desde el piso quiso venganza, pero el arquero lo evitó en acrobacia, luego probó Ríos y la mandó arriba, el gol ya estaba  caliente, caliente...

El segundo tiempo arrancó con el remate de James que desvió, una vez más, el arquero Galíndez. La pelota no entraba ni por arriba ni por abajo ni por los lados. 

¿Cuánto tiempo va?, gritó el más desesperado ya con el corazón en la mano, van 50... luego vino el remate de Arias y Galíndez seguía imbatible, van 60... 

Es hora, dijo Durán a los 70 y probó de volea y el arquero otra vez insuperable... James quiso ser el héroe, el salvador, el que apagara el incendio que devoraba al equipo, y su cabezazo pasó cerca cuando ya quedaban 5, en medio de un sonoro grito colectivo de rabia y de angustia. Y eso ya fue todo. Se acabó el partido y el gol quedó helado, helado.

Qué alguien explique por qué no entró la pelota. Que alguien explique qué le pasó a esta Colombia.

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