La que fue considerada la más sexi del mundo ahora trabaja en proyectos que buscan que las mujeres prioricen el placer

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En 1998, cuando Gillian Anderson posó para la revista Jane, los lectores de la revista FHM ya la habían votado como la “mujer más sexy del mundo”. Pero en lo único que podía pensar era en lo gorda que se sentía.

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“Gran parte de mi juventud, en una época en la que podría —debería— haber sido tan feliz como pudieras imaginar, la pasé” obsesionada con los defectos percibidos, dijo. “Sé por experiencia que cuando se está encerrada en la vergüenza, es muy difícil experimentar placer”.

Ahora, después de décadas de trabajar para superar el odio hacia sí misma, Anderson, de 56 años, dijo que quiere ayudar a evitar que otras se vean presionadas a ceñirse a las expectativas culturales sobre la forma en que una mujer luce, piensa y se comporta.

Anderson ha asumido proyectos centrados en el placer femenil, incluyendo publicar un nuevo libro, “Want: Sexual Fantasies by Anonymous”.

Para los fans de la serie de Netflix “Sex Education”, que finalizó el año pasado, el enfoque de bienestar de Anderson que prioriza el sexo les resultará familiar. Ella interpreta a Jean Milburn, terapeuta sexual y madre en la campiña galesa.

También ha interpretado una versión de Jean en la vida real. En Instagram comparte regularmente imágenes de objetos que se parecen a vulvas y penes en un esfuerzo, dice, por normalizar la conversación sobre las partes privadas.

Cuando llegó el momento de recopilar las fantasías de mujeres para el libro, la relación de Anderson con sus 3.3 millones de seguidores fue crucial. “Estoy preparando un libro con las cartas anónimas que me han enviado”, dijo en una solicitud. “Vengas de donde vengas, tengas 18 u 80 años, te acuestes con hombres o mujeres o individuos no binarios o con todos o con nadie, quiero saber tus deseos más personales”.

Para prepararse para su papel de Milburn, Anderson había hojeado el best seller de 1973 “Mi Jardín Secreto”, en el que Nancy Friday reunía fantasías sexuales anónimas de mujeres. En el 2022, el agente literario de Anderson propuso reunir una versión contemporánea del libro. Recibieron mil 118 cartas y utilizaron 174, incluyendo una de Anderson.

Las colaboradoras fantaseaban con tener relaciones sexuales en una iglesia; sexo con hermanos herederos de una fortuna artística; sexo con Harry Styles.

Y, sin embargo, dijo Anderson, “Me impactó la cantidad de vergüenza actual”.

Muchas expresaron los mismos sentimientos de ambivalencia que las mujeres le habían transmitido a Friday medio siglo antes. Escribieron sobre “su miedo o renuencia a hablar con su pareja sobre lo que realmente piensan cuando tienen relaciones sexuales”, escribe Anderson.

“Me pregunto si existe una correlación entre tener miedo de pedir lo que queremos en nuestras relaciones más íntimas y pedir lo que queremos en otras áreas de nuestras vidas”, dijo.

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