La psicología de la envidia: lo que revela sobre nosotros y cómo gestionarla

hace 3 semanas 18

La envidia ha sido objeto de reflexión desde tiempos antiguos. Aristóteles la describió como “el dolor ante la visión de la buena fortuna de otro, provocado por aquellos que tienen lo que nosotros debemos tener”. Para Bertrand Russell, representaba una de las fuentes más intensas de desdicha.

Esta emoción se caracteriza por su naturaleza social, ya que surge de la comparación constante con quienes poseen atributos o bienes que uno no tiene.

La Real Academia Española la define como “tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee”. 

La envidia conlleva una carga moral negativa que la convierte en una emoción difícil de admitir. Reconocerla implica aceptar el deseo de que al otro le vaya mal y, de forma indirecta, una percepción de inferioridad frente a quien se envidia.

El trastorno narcisista ha sido debatido en diferentes ocasiones por profesionales.

Existen estrategias para transformar la envidia en motivación personal.
Foto:iStock

Fases emocionales y diferenciación de los celos

Los episodios en los que aparece la envidia suelen comenzar con un pensamiento repetitivo sobre un rasgo, logro u objeto que posee otra persona. Esta obsesión va acompañada de frustración por no poder conseguir lo que se anhela. En ese contexto, es común que la mente interprete como injusto que otro tenga aquello que uno desea, lo que puede generar rechazo hacia esa persona o hacia el entorno en general, si no se identifica a un responsable concreto.

En ocasiones, quien siente envidia reconoce que no hay una justificación lógica para su emoción, y esto puede derivar en vergüenza o culpa. También ocurre que, aunque la envidia esté presente, la persona admite las cualidades del otro, lo cual puede producir una forma de admiración no expresada y, en algunos casos, motivar el desarrollo personal.

Es importante distinguir la envidia de los celos. La primera implica una comparación entre uno mismo y otra persona, mientras que los celos involucran a tres: quien los experimenta, una figura de apego y un tercero percibido como rival. 

La envidia surge por la percepción de inferioridad en algún aspecto relevante, mientras que los celos tienen que ver con el temor a ser desplazado o rechazado. En general, los celos tienden a ser más aceptados socialmente que la envidia, aunque ambas emociones pueden presentarse de manera simultánea.

Formas de abordar y transformar la envidia

Frente a esta emoción, existen métodos que pueden ayudar a gestionarla. En primer lugar, es fundamental aceptar que se está experimentando envidia. El intento de negarla puede intensificar el malestar.

  1. Reconocimiento emocional: admitir que se siente envidia es el punto de partida para manejarla de forma adecuada.
  2. Explorar los motivos: es útil preguntarse si la causa está en inseguridades personales, en la costumbre de compararse o en la creencia de que no se puede alcanzar lo que otros logran. También es importante reflexionar si se subestiman los esfuerzos de los demás.
  3. Fomentar la empatía: intentar comprender la trayectoria de la persona que genera envidia puede permitir valorar su esfuerzo y no solo el resultado visible.
  4. Definir metas propias: la sensación de estar estancado frente al progreso ajeno alimenta la envidia. Establecer objetivos personales y trabajar hacia ellos puede devolver la sensación de avance.
  5. Practicar la atención plena: ejercicios como la meditación o la respiración consciente contribuyen a calmar los pensamientos negativos.
  6. Buscar orientación emocional: contar con redes de apoyo o consultar a profesionales de la salud mental, como en SANNA, puede ser clave para aprender a manejar estas emociones y encontrar herramientas para el bienestar personal.

Aunque difícil de aceptar, la envidia ofrece una oportunidad para conocer mejor nuestros deseos, inseguridades y aspiraciones. Reconocerla y enfrentarla puede llevar a una mejor comprensión de uno mismo y de la forma en que nos relacionamos con los demás.

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HÉCTOR LAZO

El Comercio (Perú) / GDA

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Comercio (GDA) , y contó con la revisión de un periodista y un editor.

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