El príncipe de Chapinero, como es conocido el bogotano Duplat, decretó que el 15 de noviembre sería un día de fiesta y por eso había que celebrarlo por todo lo alto. Para cumplir con su promesa, pintó su 'palacio' con luces de colores, se puso sus mejores galas y, acompañado por un conjunto de vientos, percusión y cuerdas, por una noche hizo suyo ese rincón de Bogotá que le dio su título.
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La ocasión lo ameritaba. El lanzamiento del quinto álbum de estudio de Duplat, ‘Mosaico Pirata’, marcó el comienzo de una nueva etapa en el proyecto musical del artista, que busca evocar en quienes lo escuchan un sentimiento de nostalgia con un toque vibrante y fresco.
Como no podía ser otro, el escenario elegido para compartir esa experiencia sonora cargada de pop, funk y rock fue el Royal House. El lugar fue testigo de una celebración de la que también hicieron parte otros grandes músicos de la escena cultural colombiana como lo son Margarita Siempre Viva, Juan Pablo Vega, Irepelusa, Manú, Lika Nova, Paula Pera y el icónico Santiago Cruz.
En honor a los CD compilados que inspiraron su nuevo disco, el festejo no solo incluyó en el repertorio sus canciones más recientes, sino que el cantante también revisitó algunos de los clásicos que lo han acompañado en su camino por consolidarse como artista y en los que captura la esencia única de la vida a los 20. ¿El resultado?:
Una noche para el recuerdo
Bajo los destellos de una gran bola disco, el viaje comenzó con la presentación de Opa!, quienes se encargaron de poner el ambiente con el ritmo de su teclado, sus coros y su guitarra funky. El grupo musical compuesto por cinco amigos se está abriendo paso en el cuadro emergente y se prepara para el lanzamiento de su primer álbum ‘Casero Chic’.
Con la energía del público a tope, Duplat y sus emblemáticos crespos hicieron su entrada con el tema ‘La fiesta es un engaño’. Muy al estilo de un Fito Páez bogotano conquistó a la audiencia con su dominio de las teclas.
En esa atmosfera ‘vintage’, el piano y el saxofón fueron los protagonistas de la siguiente tanda de canciones teñidas por sentimientos como la melancolía y la añoranza. La conexión entre músico y oyentes se fortaleció con ‘Nadie lo diría’, ‘Dilema Moral’, ‘Cielo’, ‘Todo sería más fácil’, ‘Sombras’ y ‘Palermo’.
Como es costumbre en todos sus shows, uno de los momentos cumbre llegó con la interpretación de ‘Tibio, pero muerto’, un sencillo que el cantante se ha prometido solo tocar en vivo y que se ha convertido en uno de los himnos de sus fanáticos más fieles, los también conocidos como ‘duplatanos’.
La tercera y última parte del espectáculo marcó el clímax con un compilado de temas que rememoran a la Bogotá nocturna. La audiencia bailó al ritmo de ‘La vida está rara’, ‘Fresa’, ‘31 de octubre’, ‘Me parece tan absurdo’, ‘Mañanas de Cristal’, y por supuesto, con la tonada que le da nombre a su disco, ‘Mosaico Pirata’.
En un concierto en el que tanto lo nostálgico como lo vanguardista estuvieron presentes, Duplat llevó la fiesta a su punto máximo. Pero, quizás, su mayor logro, y de la gran alineación de músicos que lo respaldaron, fue el de plasmar en escena ese concepto sonoro único que conecta con quienes tienen la oportunidad de escucharlo y que lo ha consolidado como una de las grandes promesas de la música local.
Jessika Rodríguez M.
Para EL TIEMPO