La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (Nasa) divulgó recientemente imágenes sorprendentes que revelan la existencia de estructuras pertenecientes a Camp Century, una base militar estadounidense construida en la década de 1950 y sepultada bajo el hielo de Groenlandia.
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Este hallazgo, realizado con tecnología avanzada, pone en evidencia los vestigios de un proyecto estratégico y científico de la Guerra Fría.
El pasado enterrado bajo el hielo
Construida en 1959 por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, Camp Century era una base experimental que operaba dentro de una red de túneles excavados en la capa de hielo de Groenlandia. Diseñada en un contexto de alta tensión geopolítica, la base combinaba fines científicos y estratégicos. Sin embargo, su existencia se mantuvo en gran medida en secreto.
Esta fue abandonada en 1967 debido a desafíos logísticos, como el constante movimiento del hielo que dificultaba su mantenimiento. Desde entonces, quedó cubierta por capas de nieve y hielo acumuladas durante décadas. En la actualidad, los restos de la base están enterrados a unos 30 metros bajo la superficie.
La estructura quedó bajo una intensa capa de hielo.
Foto:La Nasa.
El hallazgo mediante tecnología de radar
El descubrimiento de Camp Century fue posible gracias al uso de Uavsar, un sistema de radar de apertura sintética diseñado para mapear capas de hielo y medir su espesor. Este equipo fue instalado en un avión Gulfstream III, que sobrevoló la región como parte de un vuelo de prueba.
Alex Gardner, científico del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, comentó que el hallazgo ocurrió mientras realizaban mediciones del lecho de hielo. “No sabíamos lo que habíamos encontrado al principio, pero al analizar los datos, quedó claro que habíamos localizado Camp Century”, explicó en un comunicado.
A diferencia de los radares convencionales, Uavsar utiliza ondas que penetran el hielo y regresan al sensor al reflejarse en objetos sólidos, generando imágenes tridimensionales. Los datos recientes permitieron identificar túneles y otras estructuras de la base con un nivel de detalle sin precedente
A través de un sistema avanzado de radar, los científicos descubrieron que la base militar enterrada se encuentra a poca distancia de la superficie.
Foto:La Nasa.
Un legado de la Guerra Fría
Camp Century no solo representó un avance tecnológico, sino también una manifestación de las tensiones políticas de la Guerra Fría. Aunque oficialmente se utilizó para investigaciones científicas sobre el clima y las capas de hielo, se sospecha que formó parte del denominado “Proyecto Iceworm”, un plan que exploraba la posibilidad de instalar misiles nucleares bajo el hielo. Sin embargo, este proyecto nunca se materializó.
El descubrimiento de la base también pone de manifiesto la importancia estratégica de Groenlandia durante ese período. Camp Century se encuentra cerca de la base espacial de Pituffik (antes conocida como Base Aérea de Thule), que sigue operativa y desempeña un papel crucial en la vigilancia espacial y la defensa de misiles de Estados Unidos.
Groenlandia: un laboratorio natural
Más del 80 % de Groenlandia está cubierta de hielo, lo que convierte a esta región en un espacio ideal para estudiar el impacto del cambio climático. Según Chad Greene, investigador de la NASA, el radar Uavsar tiene como objetivo principal medir el espesor de capas de hielo en Groenlandia, la Antártida y otras regiones polares.
Esta información es clave para proyectar los efectos del cambio climático en el aumento del nivel del mar. Comprender cómo las capas de hielo responden al calentamiento global permitirá prever los impactos futuros en los océanos y las comunidades costeras.
El hallazgo de Camp Century, aunque fortuito, resalta cómo la tecnología moderna puede revelar aspectos olvidados de la historia y, al mismo tiempo, ofrecer herramientas para enfrentar desafíos actuales como el cambio climático.
La Nación (Argentina) / GDA.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.