La migración ilegal de colombianos hacia Estados Unidos cayó en agosto a uno de sus puntos más bajos en por lo menos dos años y medio.
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Así se desprende de las últimas cifras disponibles de la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (o CPB, por su sigla en inglés) y que también revelan una aguda caída del número total de aprehensiones en la frontera sur con México.
Según el CPB, en agosto fueron detenidos unos 6.005 colombianos que intentaban ingresar ilegalmente al país o para solicitar asilo en alguno de los puntos de entrada. Se trata de una reducción del 15 por ciento comparado con el mes anterior (7.000 en julio) o del 69 por ciento si se toma como valor el pico de migrantes ilegales en lo que va del año fiscal 2024, que se registró en diciembre, cuando fueron detenidas 19,287 personas. Cabe recordar que los años fiscales estadounidenses se cuentan de octubre a octubre.
Las nuevas cifras del CPB también apuntan a un descenso en la cantidad de venezolanos que están llegando a Estados Unidos. De un pico de 66.000 personas en diciembre a los 11.000 del mes pasado, o una reducción del 83 por ciento en el flujo.
La cifra de agosto (las más reciente disponible hasta la fecha) es el valor más bajo que se contabiliza desde junio de 2023. Ese mes fueron arrestados unos 5.383 colombianos, un número que fue atípico en relación con todo un año fiscal donde la cifra mensual promedio fue de unas 14.000 personas.
Si se elimina ese mes -que es una anomalía-, los números que acaba de presentar el CPB son los más reducidos desde enero del 2022, mes a partir del cual comenzó la marejada histórica de colombianos con destino a Estados Unidos.
Para ponerlo en contexto, en 2021 el número total de colombianos detenidos al intentar ingresar a Estados Unidos fue solo de unas 10.000 personas. Pero en 2022 esa cifra saltó a 130.000 y luego a 167.000 en 2023.
Este año 2024, y a un mes del cierre del año fiscal, el acumulado va en unas 128.000 personas.
Las nuevas cifras del CPB también apuntan a un descenso en la cantidad de venezolanos que están llegando a Estados Unidos. De un pico de 66.000 personas en diciembre a los 11.000 del mes pasado, o una reducción del 83 por ciento en el flujo.
Las cifras totales reportadas por el CPB para el mes de agosto y que incluyen la detención de ciudadanos de más de 20 países del mundo son también buenas noticias para una administración de Joe Biden que ha venido pagando un alto costo político por la llegada masiva de ilegales a la frontera.
Así las cosas, incluyendo a los colombianos y venezolanos, el número final sumó unas 159.000 personas, el valor más bajo desde febrero de 2021 cuando Biden acababa de tomar posesión de la Oficina Oval.
Los números, además, han venido cayendo de manera sistemática a lo largo de todo el año fiscal 2024. De las 370.000 personas mensuales registradas en diciembre del año pasado, a las 159.000 de ahora (reducción del 57 por ciento).
¿Cuáles son las razones detrás de esas cifras?
La drástica reducción tendría varias explicaciones, muchas asociadas a nuevas medias que ha venido tomando la Casa Blanca desde finales del año pasado.
En primer lugar, una serie de iniciativas destinadas a ofrecer vías legales de inmigración para venezolanos, haitianos y cubanos. Otras, como los programas de reunificación familiar que se extendieron a países como Colombia, disuadieron a muchos del peligroso tránsito a través del Tapón del Darién y el riesgo de llegar a la frontera de manera ilegal y exponiéndose a una deportación.
Así mismo, a decisiones tomadas por el gobierno mexicano para elevar controles en sus puestos de entrada y detener a los inmigrantes antes de llegar a Estados Unidos.
Pero más a un conjunto de ordenes administrativas anunciadas por la administración Biden en junio que elevaron los criterios para conceder el asilo político y que exigieron el cierre de las fronteras cuando el promedio diario de encuentro con ilegales superara las 2.500 personas diarias en una semana.
Bajo esa ordenes, la frontera permanecería a media marcha hasta que el promedio diario bajara a 1.500 diarios y se sostuviera en ese nivel por 7 días más. Cosa que no ha pasado desde entonces y que ha significado la deportación inmediata de miles de personas y un freno temporal en las solicitudes de asilo.
La semana pasada, la administración dio un paso adicional tras indicar que de ahora adelante el promedio diario tendrá que sostenerse por debajo de las 1.500 personas por un mes antes de que se reanude el proceso regular.
Una decisión que probablemente mantendrá el actual descenso en los meses por venir o podría reducirlo aún más.
Aunque el tema de la migración ilegal sigue figurando alto en la campaña y es uno que los republicanos siguen recalcando como falencia de la actual administración, la caída en el flujo y la relativa calma en la frontera sur le ha restado algo de peso a sus ataques.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington