Hasta hace unos años no había mucho en esta área del desierto 400 kilómetros al norte de la Ciudad de México aparte de víboras de cascabel, coyotes y cactus. Hoy, es una evidencia reluciente de la creciente importancia del País como productor automotriz.
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En el 2019, BMW terminó un inmenso complejo manufacturero aquí, cerca de la ciudad de San Luis Potosí. Tan impecable y moderna como cualquiera en Alemania, la planta fabrica sedanes de lujo para Estados Unidos, Europa, China y docenas de otros mercados.
San Luis Potosí es una de varias ciudades mexicanas que se han convertido en pequeños Detroit, produciendo autos Volkswagen, Audi, Mercedes-Benz, Ford, Nissan y Chevrolet. En los primeros nueve meses de este año, las fábricas mexicanas produjeron más de 3 millones de vehículos, 2 millones de los cuales se exportaron a EU, reporta la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz.
Papel de México en riesgo
Pero el papel clave de México en la industria automotriz mundial ahora está en riesgo.
El Presidente electo Donald J. Trump ha amenazado con imponer aranceles punitivos del 100 por ciento o más a los autos procedentes de México, lo que violaría un acuerdo comercial que su primera Administración negoció con Canadá y México.
Las consecuencias para la industria automotriz serían profundas y afectarían el precio en EU de modelos populares como las camionetas Ford Maverick, los vehículos utilitarios deportivos Chevrolet Equinox y varios modelos de camionetas Ram.
Trump ha dicho que los aranceles alentarían una mayor manufactura de autos en EU. Y los ejecutivos de BMW dicen que los aranceles perjudicarían su negocio, pero que la planta en San Luis Potosí aún tendría sentido financiero para la compañía, porque muchos de los autos producidos allí se venden en otros países.
Pero los aranceles podrían perturbar gravemente a los proveedores, obligándolos a trasladar la producción entre países, lo que podría provocar pérdidas de empleos y zozobra financiera. La fábrica de BMW tiene 3 mil 700 empleados.
“Si das al traste con el acuerdo, vas a crear más mexicanos desempleados, ¿y qué van a hacer?”, dijo William Alan Reinsch, asesor del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales que se especializa en cuestiones comerciales.
Las barreras comerciales también podrían ser un revés para el ya debilitado negocio de los vehículos eléctricos. Ford produce su Mustang Mach-E propulsado por baterías en una fábrica cerca de la Ciudad de México. Chevrolet produce versiones eléctricas de los SUV Equinox y Blazer cerca de Monterrey.
Incluso Tesla, dirigida por uno de los mayores partidarios de Trump, Elon Musk, podría sentir los efectos. La empresa compró un terreno en Monterrey para construir una fábrica automotriz con el fin de producir vehículos costeables, aunque ese proyecto está en pausa.
El complejo BMW muestra lo que está en juego para las armadoras. BMW producirá los módulos de batería para los vehículos eléctricos de la compañía alemana en San Luis Potosí a partir del 2027 y los exportará a Estados Unidos y otros lugares. La fábrica produce actualmente sedanes BMW Serie 2 y Serie 3.
La ciudad de San Luis Potosí ha sufrido la violencia de los cárteles de la droga. Pero los ejecutivos de BMW dijeron que México ofrecía una gran reserva de trabajadores capacitados y proveedores. “No sólo hay trabajadores calificados, sino que hay trabajadores muy motivados”, dijo Ilka Horstmeier, miembro del consejo de administración de BMW.
Los proveedores mexicanos pueden cumplir con las demandas de la operación de manufactura altamente coreografiada de BMW, entregando piezas como polveras, ejes o asientos apenas cuatro horas antes de que las piezas se instalen, dijo Oliver Haase, vicepresidente que supervisa la red de suministro de la compañía en Norteamérica y Sudamérica.
Las barreras comerciales podrían trastornar una cadena de suministro que también beneficia a la economía de EU. Muchas de las piezas empleadas en los BMWs y otros autos fabricados en México provienen de EU. Las baterías para los nuevos autos eléctricos de BMW procederán de Carolina del Sur.
Los ejecutivos de BMW dijeron que la fábrica en San Luis Potosí tenía sentido comercial sin importar la política involucrada. “Nuestra decisión sobre dónde construimos plantas es una decisión estratégica a largo plazo tomada de cara a al menos 40 años”, dijo Horstmeier. Pero añadió que la empresa prefería las fronteras abiertas.
“Cada vez que pones barreras comerciales, te dañas a ti mismo”, dijo.