La encrucijada política y diplomática del gobierno Petro ante posesión en de Maduro Venezuela

hace 3 meses 23

La inminente posesión de Nicolás Maduro en Venezuela –de acuerdo con lo programado por el chavismo para el 10 de enero– tiene al país político con los ojos puestos en la presencia de algún representante del gobierno del presidente Gustavo Petro, o el mismo jefe de Estado en la ceremonia. Dicho gesto definirá el rumbo de la discusión política a nivel nacional pues es percibido como un respaldo implícito a un régimen autoritario que ha sido acusado de violar los derechos humanos y manipular el proceso electoral.

Aunque está prevista la asistencia del embajador en Caracas, Milton Rengifo Hernández, la expectativa sigue girando –a cinco días de la fecha fijada– sobre el acompañamiento del presidente Petro, quien tiene la carta de invitación en su escritorio.

Nicolás Maduro y Gustavo Petro.

Nicolás Maduro y Gustavo Petro. Foto:Prensa Presidencial

Hasta el momento, desde el Ejecutivo no hay una respuesta clara sobre la decisión del jefe de Estado, ya que se espera que sea el mandatario el único en transmitirla. “Va a dar la declaración definiendo lo que más pregunta la gente (si irá a la posesión o no). Eso puede ocurrir en los próximos días”, le contó a este diario una fuente cercana al Presidente.

La política exterior del gobierno Petro se basó desde sus inicios en reactivar las relaciones con el régimen de Maduro con un gran énfasis en el comercio, apuntar a este como “garante de paz” en las negociaciones del Eln (parte fundamental de la política de la ‘paz total’), y en buscar a través del diálogo que en Venezuela hubiese una transición hacia la democracia. El encargado de las relaciones en ese momento fue el exsenador Armando Benedetti, ahora asesor de la Presidencia tras su paso por Caracas y por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Italia.

Sin embargo, tras unas elecciones carentes de legitimidad en el país vecino y cinco meses de intentar mediar sin éxito por una publicación independiente de las actas electorales, el Gobierno colombiano se decanta por enviar al menos un representante a la investidura del Palacio Federal Legislativo en lo que es una estrategia “pragmática” para mantener la interlocución, la relación bilateral y evitar retroceder en avances que incluso podrían perjudicar a los colombianos que viven en Venezuela y en la frontera.

El canciller Luis Gilberto Murillo.

El canciller Luis Gilberto Murillo. Foto:César Melgarejo/ El Tiempo

“Hay una línea de recomendación técnica que sugiere que, por tener una relación diplomática, debe asistir el embajador”, señaló el canciller Luis Gilberto Murillo. Y agregó que lo anterior no implica un reconocimiento de los resultados del 28 de julio, que buena parte de la comunidad internacional ha calificado como unas elecciones fraudulentas.

No obstante, tanto en la Casa de Nariño como en el Palacio de San Carlos (sede de la Cancillería) saben que lo que ocurra el 10 de enero tendrá un costo político y más para Colombia, que tiene una extensa frontera con Venezuela que está plagada de grupos ilegales que durante los años de cierre controlaron las trochas y la migración irregular.

“La mayoría de los países civilizados del mundo que respetan el Estado de derecho han condenado la actitud de Maduro, y han rechazado y desconocido los resultados que él quiere imponer”, manifestó el excomisionado de Paz Miguel Ceballos, que además apuntó que el Gobierno debería desistir de sostener una mesa con el Eln en Caracas, pues según él eso también legitima la dictadura.

La postura colombiana sobre la posesión también fue cuestionada por el diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela y vicepresidente de estrategia, comunicación y relaciones internacionales del partido opositor Primero Justicia, Julio Borges. “Se esconden detrás de una excusa barata de mantener relaciones de Estado y aplicar pragmatismo, pero en el fondo lo que demuestran es que no defienden los derechos humanos y la democracia y que comparten valores de la dictadura”, aseveró.

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Milton Rengifo. Foto:Embajada de Colombia en Venezuela.

Asimismo, la encuesta Polimétrica hecha por la encuestadora Cifras y Conceptos en alianza con la fundación Konrad Adenauer, la Universidad del Rosario y la Casa Editorial EL TIEMPO, en el mes de noviembre, intentó aproximarse a la opinión de los colombianos. Según la recopilación de datos de 1.618 encuestas, el 51 por ciento de los ciudadanos no están de acuerdo con que se conserven las relaciones diplomáticas con Venezuela. De acuerdo estuvo el 28 por ciento; neutro, 20 por ciento; no sabe o no responde, 1 por ciento.

Ahora bien, para Manuel Alejandro Rayran, docente e investigador de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, la participación del Estado colombiano en la posesión de Maduro no afecta al prestigio democrático del país en la región o en el mundo. Esto, en la medida en que “hoy más que nunca está muy cuestionado el concepto mismo de democracia”.

Y añade que “este tipo de ejercicios de chantajear a un país porque respalde o no a otro ha sido una práctica que vienen desde hace muchos años desde las potencias, cuyas lógicas provienen más desde un escenario de intereses geopolíticos”.

Mientras que el excanciller Julio Londoño insiste en que se debe guardar prudencia, porque Colombia tiene una condición especial.

Edmundo viaja a Argentina.

Edmundo viaja a Argentina. Foto:

“Tenemos una frontera con Venezuela de 2.219 kilómetros. Tenemos más de 1.600 hombres armados de origen colombiano en territorio venezolano. Tenemos 3 millones de venezolanos en nuestro territorio. Tenemos una frontera porosa y complicada, una de las más peligrosas del mundo, especialmente en el sector de Norte de Santander. Y tenemos un intercambio comercial que ahí va, no es una cosa fundamental como era antes, pero ahí va. Por lo tanto, la condición de Colombia es diferente de la de los demás Estados, diferente de la de Perú, Brasil y México. Tenemos una condición especial y el Gobierno tiene que manejarla”, dijo el exdiplomático en entrevista con este diario.

Expertos aseguran que, en el corto plazo, el gobierno de Gustavo Petro deberá unificar una posición respecto a la posesión del 10 de enero, pues es importante destacar que la situación ha expuesto diferencias, como se pudo ver con la reciente declaración del canciller Murillo oponiéndose a que el embajador Rengifo asista. “Mi preferencia como canciller es que no asista”, confesó a la prensa.

Además, se habla de que el jefe de la diplomacia saldría del gabinete a comienzos de este año en búsqueda de una candidatura presidencial, por lo que tendría la intención de minimizar los costos políticos de las decisiones sobre Venezuela. De hecho, su salida iba a ser antes del 10 de enero para evitar representar al país en ese acto, pero se habría retrasado tras la decisión de enviar a Rengifo.

En un gesto inesperado, Machado dio un paso a un costado por su inhabilitación y puso a otro candidato para participar en las presidenciales.

María Corina Machado y Edmundo González. Foto:Getty Images

Precisamente, el expresidente Andrés Pastrana cuestionó la postura de Murillo y le sugirió que renunciara. “Cuando no se coincide con el Presidente de la República, se renuncia. Apoyar a las dictaduras es la peor decisión política e histórica. Aquí no hay lugar para “recomendaciones técnicas”. ¡Vergüenza total para Colombia!”, aseveró el exmandatario en su cuenta de la red social X.

El memorando de la Cancillería a los embajadores

Mientras tanto, EL TIEMPO pudo conocer que la Cancillería envió un memorando a todos los embajadores en el que se desglosan los 10 puntos que fijan la posición de Colombia frente a la crisis del país vecino. En el documento al que tuvo acceso este diario se recalca, entre otros puntos, que las elecciones venezolanas no fueron libres debido a los bloqueos y los patrones de acoso en el proceso electoral.

EE. UU. sanciona a jefes de seguridad y ministros de Maduro por "represión" en Venezuela | El Tiempo

EE. UU. sanciona a jefes de seguridad y ministros de Maduro. Foto:

También se reiteran las dudas sobre la legitimidad del proceso y la necesidad de mantener una cooperación sólida a nivel técnico. “Se mantendrá esta línea de acción bajo nuestra política de buena vecindad”, se lee.

Fuentes del Gobierno repiten que el Estado colombiano no esta en capacidad de retroceder y repetir el desacierto de suspender las relaciones diplomáticas. “Hemos visto en primer plano lo que le costó a nuestro país y a millones de ciudadanos colombianos de ambos lados de la frontera”, respondieron. A su vez, recordaron el fracaso que representó el reconocimiento del “gobierno interino” de Juan Guaidó.

De igual manera, el memorando incluye la insistencia en el retorno de Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. “Observar y respetar los derechos humanos es la norma básica para todos los gobiernos, y nuestras preocupaciones han sido transmitidas a las autoridades venezolanas a través de canales oficiales”, anota el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Juan Guaidó ha perdido durante los últimos meses el apoyo de los partidos del G4.

Juan Guaidó. Foto:Matias Delacroix / AFP

Lo que viene para el 10 de enero en Venezuela

Al margen de los cálculos diplomáticos, los eventos del 10 de enero establecerán el tono de la discusión política a nivel doméstico, con una campaña electoral anticipada que será intensa en 2025. La oposición ha rechazado contantemente la política frente a Venezuela y la débil condena a las violaciones de derechos humanos, por lo que se espera que se muevan para sacar partido de la participación en la posesión del régimen.

“Petro recibirá un rechazo contundente de la opinión pública, quienes con razón pondrán aún más en duda el carácter democrático del Presidente. Esta situación desfavorecería además al Pacto Histórico en la campaña presidencial”, indica María Gabriela Trompetero, investigadora y docente en la Universidad de Bielefeld (Alemania).

“Esto obviamente atraviesa el tema de las elecciones en Colombia y creo que va a ser un insumo para los debates venideros”, complementa Rayran.

Incluso, actores claves de la anticipada campaña ya se están moviendo en ese sentido. “Petro, usted y sus ‘camaradas’ del gobierno no pueden apoyar en nombre de Colombia al narcodictador Nicolás Maduro. Ese genocida con el que usted se abraza cada tanto no solo se robó las elecciones, sino que amenaza con cárcel al presidente legítimo de ese país”, comentó la senadora María Fernanda Cabal, precandidata del Centro Democrático, sobre las amenazas de captura contra Edmundo González.

Pero no solo la oposición cuestiona el silencio del Gobierno frente a esa situación. Desde la independencia también han sido muy críticos. “Algunos le dicen ‘golpe blando’ a la acción de cualquier institución en Colombia. El dictador de Venezuela se roba las elecciones, está listo a coronarse el 10 de enero, apresando a Edmundo, quien ganó las elecciones, y el presidente Petro calla ante este real y brutal golpe a la democracia. Solidaridad con el pueblo venezolano. No hay mal que dure 100 años”, opinó la senadora Angélica Lozano.

Maduro y Petro se reunieron por segunda vez.

Maduro y Petro se reunieron por segunda vez. Foto:Presidencia Colombia

En cuanto a las repercusiones internacionales para el país, los analistas aseguran que es pronto para divisar un cambio de escenario, aunque afirman que el panorama se podría agitar dependiendo de las acciones que tome Donald Trump como nuevo presidente de los Estados Unidos a partir del 20 de enero. “Tocaría esperar qué va a hacer Trump y cuál va a ser la visión que el mandatario estadounidense tendrá sobre Venezuela y si eso puede llegar a cambiar las relaciones entre Washington y Bogotá”, comentó Rayran.

A nivel regional, Colombia seguramente buscará articularse mejor con México y Brasil. Con estos dos países no solo se trabajó durante estos meses para intentar encontrar soluciones a la crisis política, sino que también decidieron enviar delegados diplomáticos a la posesión del chavismo.

“Colombia quiere aplicar la misma Doctrina Estrada de México. Ese ejercicio viene después de la reunión que tuvieron Petro y (Claudia) Sheinbaum. Esa doctrina apunta a que ningún Estado tiene la autoridad de darle la legitimidad a Nicolás Maduro o no, porque son asuntos internos de otro país”, dicen los analistas.

De lo que no hay duda, dice Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, es que la situación es compleja para el presidente Petro. “Por un lado, el régimen de Nicolás Maduro para mantener la relación diplomática, consular, comercial y la normalidad de la zona de frontera muy seguramente exigirá el reconocimiento. Es muy difícil que el presidente Petro pueda evadir eso. Puede que no asista a la posesión presidencial, pero una de las características que ha tenido la revolución bolivariana y particularmente durante el periodo Maduro es que están dispuestos a sacrificar las relaciones”, expone.

Lo cierto es que desde el denunciado fraude de las elecciones del 28 de julio y la negativa de hacer públicas las actas, para Colombia ha sido difícil mantener la cordialidad con la que comenzó la relación con el régimen y ya son múltiples los desencuentros, al menos verbales de lado y lado.

Los últimos movimientos

A pesar de la proximidad del juramento de Maduro, las cabezas del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia hicieron uso, como es usual en estas fechas festivas de enero, de unos días de descanso, y prefirieron guardar silencio ante las consultas de este diario. Ni siquiera en sus redes sociales, donde han sido cuestionados, se han pronunciado.

Si bien la próxima semana retomarán sus funciones, todo parece indicar que será exclusivamente el presidente Petro quien dará a conocer cualquier novedad respecto a la asistencia a dicha investidura en Caracas.

JUAN PABLO PENAGOS RAMÍREZ

Periodista de Política

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