La derecha ocupa el escenario / Análisis de Ricardo Ávila

hace 6 días 14

Tal vez el termómetro informal más importante de Davos lo constituye la cantidad de gente que asiste en persona al auditorio central del Centro de Congresos con el fin de escuchar a quien está en el podio. Aunque no hay un conteo oficial, cada cual toma nota a su modo. Con base en ese criterio, podría decirse que ayer hubo un claro triunfador en lo que concierne al tamaño de la audiencia.

Así lo atestiguan las largas filas que se formaron antes de las cinco de la tarde para pasar los controles de seguridad, que incluyeron la revisión de carteras y morrales. Tal como lo manda la tradición suiza, a la hora en punto el invitado apareció en las grandes pantallas que rodean el escenario, aunque físicamente se encontraba a más de 6.700 kilómetros de distancia.

Se trataba, claro, de Donald Trump, quien se hizo presente de manera virtual en el cuarto día de su mandato. A lo largo de 20 minutos, el presidente de Estados Unidos se dirigió a la concurrencia con el fin de reiterar que hay un cambio de rumbo significativo en la Casa Blanca. Acto seguido, respondió cuatro preguntas de empresarios que le permitieron explayarse.

Foro Económico Mundial en Davos

Foro Económico Mundial en Davos Foto:EFE

Si bien el tono fue amable, el subtexto del mensaje incluyó varias advertencias. La principal es que hay que plegarse a lo que desea la administración republicana, a menos que alguien quiera exponerse a ser castigado. Ello incluye abrir fábricas en territorio estadounidense con el fin de evitar represalias o bajar el precio del petróleo en lo que atañe a Arabia Saudí y sus socios en la Opep.

De manera reiterada, el magnate insistió en que había recibido una nación en estado calamitoso, la cual ahora se apresta a vivir el mejor momento de su historia. Ello será posible por cuenta de la eliminación de los déficits comerciales con diferentes regiones y países o del fin de los flujos de inmigración ilegal, descritos como una “invasión”.

Tales mensajes fueron recibidos de manera cortés por el público, entre otras porque no se salieron del libreto conocido. Puede ser que en Europa se anticipen múltiples tensiones con Washington, pero aquellos que piden calma insisten en que saben con quién están tratando y recuerdan que hay una distancia entre ladridos y mordiscos.

Nada de eso ocurrió, en cambio, con Javier Milei, cuyas palabras en la sesión de la mañana también congregaron a una multitud de buen tamaño. Lejos de hablar de economía, el presidente argentino dedicó más de media hora a promover los principios de su filosofía libertaria y atacar con fiereza a sus contradictores, comenzando por quienes abogan por los derechos de las minorías y la igualdad de géneros.

Foro Económico Mundial en Davos

Foro Económico Mundial en Davos Foto:EFE

Protesta y salida

La diatriba incluyó al propio Foro Económico Mundial, que promueve principios como la diversidad y la lucha contra el calentamiento global. Durante la intervención, una docena de personas se levantaron en protesta y salieron de la sala. Al final, y tras el grito de “Viva la libertad, carajo”, la respuesta del público fue un aplauso corto y tímido que resultó ser mucho menos caluroso que el de 12 meses atrás.

Los comentarios en los pasillos oscilaron entre el asombro y el rechazo. Uno de los asistentes comentó que Milei se veía envalentonado por cuenta de haber conseguido reducir la inflación y lograr un superávit presupuestal, al tiempo que se siente más fuerte políticamente.

Sea como sea, lo cierto es que ambas intervenciones acabaron simbolizando el resurgir de una derecha más radical, encabezada por la nación más poderosa de la Tierra. Esta cuenta con aliados en diversos puntos del globo y recibe el apoyo decidido de Elon Musk en la red social X. Además, se caracteriza por describir una crisis enorme que algunos no identifican (véase entrevista), fuera de presentar al Estado más como un estorbo que como un instrumento que equilibra las cargas y modera los excesos.

Muchos de los planteamientos esbozados van en contra de los fundamentos sobre los cuales se asentó la cumbre de Davos: globalización, multilateralismo, sostenibilidad, cooperación o libre comercio, entre otros. Si bien unos y otros consideran que el capitalismo es la mejor solución a los problemas de la humanidad, las similitudes llegan hasta ahí.

Falta mucho antes de que se sepa qué manera de ver las cosas acaba imponiéndose o si al final habrá algún tipo de coexistencia entre las diferentes posturas. Hasta el momento, lo que resulta evidente es que unos cuantos han cruzado la línea de un lado a otro.

Foro Económico Mundial en Davos

Foro Económico Mundial en Davos Foto:EFE

Licencia extractivista

Así, el sector financiero mira con entusiasmo una factible disminución de las regulaciones que lo limitan, mientras que el extractivo registra que la licencia para explorar y explotar combustibles fósiles –incluyendo el carbón– acaba de refrendarse. Al mismo tiempo, la carrera por el desarrollo de la inteligencia artificial sigue, y más ahora cuando la recompensa apunta a ser enorme para quien llegue de primero.

Todo ello confirma que el viento sopla de otro lado. Y lo que está en juego no es el desempeño de la economía mundial en 2025, sino algo mucho más fundamental que acabará influyendo en el debate democrático en los cinco continentes, comenzando por América Latina.

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