La Isla Santa Catalina, ubicada al sudoeste de Los Ángeles, dentro del Canal de California, continúa posicionándose en el primer lugar de los rankings como el mejor lugar para visitar de Estados Unidos. El idílico territorio cuenta con restaurantes de lujo, un paisaje soñado y una belleza natural que destaca de las demás ciudades. Sin embargo, esconde una historia que pocos conocen.
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Los bisontes americanos viven en el territorio hace más de 100 años, cuando transportaron a 14 de ellos dentro de una caja en un día fresco de invierno de 1924. Desde su llegada a las laderas, estos animales formaron parte de la comunidad de la isla, siendo estampados en accesorios de viaje, con excursiones especiales para visitarlos, entre otros.
De acuerdo con National Geographic, la manada llegó a alcanzar los 524 integrantes, aunque con el tiempo terminaron quedando 90 y dejaron de reproducirse. ¿El motivo? Este mamífero artiodáctilo, junto con otros animales que habitaron la región y fueron reducidos o erradicados, amenazaban la biodiversidad del lugar.
El plan para controlar la propagación de bisontes en la isla de California
Lauren Dennhardt, directora de la organización sin fines de lucro Catalina Island Conservancy, explicó la importancia de conservar la biodiversidad, donde se incluyen las especies únicas y en peligro de extinción que viven en la isla. A pesar de ser un símbolo del territorio, la profesional agregó que los bisontes "crean revolcaderos y causan erosión".
National Geographic también añadió: "otros estudios científicos atribuyen el impacto de la actividad de los bisontes a la reducción de la diversidad vegetal, el daño a plantas endémicas y especies arbóreas, y la propagación de semillas de plantas no autóctonas a través de su pelaje y sus excrementos".
Como un plan para controlar los efectos de esta especie, entre 2002 y 2004 se intentó devolver a la manada a sus tierras ancestrales en las Grandes Llanuras. No obstante, se descubrió que los bisontes no eran de raza pura.
En 2009, la organización de conservación de la isla comenzó un nuevo proyecto: introducir en las hembras un anticonceptivo para evitar su reproducción. Desde entonces, los animales dejaron de reproducirse. En la actualidad, continuan en una reducida área del territorio, con bebederos y heno para que pasen las temporadas de sequías.