En diciembre de 2022, Jennifer Heath Box, había tomado unas vacaciones familiares en un crucero que había hecho escalas en lugares como las Bahamas, Jamaica y Haití. Pero, una vez de regreso en Estados Unidos, en el puerto Fort Lauderdale, en Florida, fue arrestada al ser confundida con alguien más.
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Según compartió la mujer, había hecho el viaje al lado de su familia como celebración debido a que su hermano, un oficial de policía de Georgia, acababa de terminar su tratamiento contra el cáncer.
Todo iba marchando bien hasta que, antes de tomar su vuelo de regreso a Houston, Texas, donde pasaría la Navidad con su hijo mayor, que partiría en una misión de tres años a Japón con los Marines, las autoridades escanearon su identificación que activó una alerta.
De acuerdo con las declaraciones de Jennifer Heath, en la pantalla apareció una advertencia y de inmediato se vio rodeada por la policía quienes le pidieron que se identificara y se quitara sus joyas. Cuando pidió explicaciones a los oficiales sobre por qué la estaban deteniendo, le dijeron que había puesto en peligro a un niño y la escoltaron fuera del barco.
Lo que estaba sucediendo es que Jennifer comparte el mismo nombre con una persona acusada de un delito grave que involucraba a sus hijos, un menor de un año y otro de tres, pero los hijos de la residente de Texas ya tenían 18, 20 y 29 años.
Además, tal como documentó la organización sin fines de lucro Institute for Justice, la acusada era 23 años más joven, una mujer hispana con una altura de 1,50 metros, ojos marrones y cabello negro. Las diferencias eran notables, la persona que estaban arrestando medía 1,62 metros, tiene piel clara, ojos azules y cabello rojo. No solo eso, los números de licencia de conducir eran diferentes, también los de seguro social y la dirección.
Como si los datos anteriores no fueran suficientes, la organización legal señala que cualquiera que leyera la orden de aprehensión se habría dado cuenta de que la mujer buscada estaba relacionada con un delito que puso en peligro a su propio hijo, y la arrestada ya no tenía hijos pequeños.
A pesar de todo, los oficiales arrestaron a Jennifer Heath quien, aseguró, fue humillada mientras la esposaban frente a su esposo y otros pasajeros. Posteriormente, fue trasladada a la cárcel del Condado de Broward en donde se le hicieron muchas preguntas relacionadas con su color de ojos y su segundo nombre. Sin embargo, los agentes seguían sin aceptar que habían arrestado a la persona equivocada.
Mujer de Texas denuncia abuso policial al ser arrestada por error en Florida
Jennifer Heath Box no podía creer que fueran a arrestarla en Florida, pues, más allá de infracciones de tránsito menores, nunca había tenido problemas con la justicia.
A pesar de ello, fue fichada, le tomaron sus huellas dactilares, la fotografía policial, le ordenaron que se desnudara para que los agentes la registraran por completo, le dieron un uniforme y una manta que hizo poco para protegerla de las temperaturas frías en la cárcel. Jennifer tuvo que pasar tres días en la cárcel, entre los duros hechos que enfrentó estuvo el escuchar gritos y presenciar actos de violencia, según difundió Institute for Justice.
Cuando finalmente pudo comparecer ante un magistrado, le dijeron que no podía hablar con él, por lo que no pudo explicar su situación y, dado que ni el juez ni el fiscal compararon sus huellas dactilares con la información de la acusada, el juez le negó fianza y le dijeron que la trasladarían al Centro de detención Paul Rein del Condado de Broward para luego ser extraditada a Texas.
En el nuevo centro de detención la siguieron tratando como criminal y, aseguró, la denigraron. Además, se sintió en peligro porque tenía que ducharse detrás de una fina cortina desde donde guardias masculinos y femeninos podían observarla y en diversas ocasiones un recluso intentó entrar en su celda.
Finalmente, después de múltiples esfuerzos de su hermano, el condado la liberó la mañana del 27 de diciembre, más de 75 horas después de su arresto. Ante todas las irregularidades cometidas, Jennifer ha interpuesto una demanda de derechos civiles contra la oficina del sheriff del Condado de Broward, que se niega a aceptar su error e insiste en que los agentes actuaron de manera correcta.