Conversar con Alejo Escos es como adentrarse en un libro lleno de historias y vivencias que se remontan a los años 70, cuando lucía la camiseta de Temperley, el club de su vida.
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Como jugador, dejó una marca al salir campeón, ser figura y lograr el ascenso a la Primera División. Con el paso del tiempo, su carrera lo llevó por diferentes países, pasando por Ecuador y Colombia, donde fue jugador del América de Cali, hasta llegar a Estados Unidos, donde jugó por última vez como profesional y decidió establecerse para siempre.
“Extraño muchas cosas de Argentina, y Temperley es una de ellas. Pasé más de diez años en ese lugar”, comenta en una entrevista con 'LA NACIÓN'. Sin embargo, también expresa su satisfacción con la vida en Los Ángeles: “La verdad es que aquí estoy excelente. Se vive bien”.
El clima, siempre agradable, es uno de los factores que lo enamoraron de la ciudad: “Es un lugar hermoso, con buen clima todo el año. Nunca hace frío. Los que tenemos el lujo de vivir acá no nos podemos quejar de nada”. Y concluye, refiriéndose a la política local: “No importa quién gane las elecciones ahora, si Donald Trump o Kamala Harris, aquí se va a vivir bien de cualquier manera”.
¿Cómo fue la vida después del fútbol?
Tras dejar el fútbol y guardar toda la gloria en un cajón que de vez en cuando abre para rememorar viejos tiempos, Alejo Escos continúa conectado al deporte que tanto ama. Aunque ahora lo vive desde otra perspectiva, sigue los partidos de Temperley a la distancia. “Tengo todos los canales argentinos, así que me entero de todo lo que pasa allá”, comenta sobre su día a día en Los Ángeles.
Actualmente, Escos aún vive del fútbol, pero a través de su rol como formador. “Tengo una escuelita donde enseño a personas de todas las edades, desde los tres años hasta los 60”, cuenta con orgullo. Además, señala que varios de los chicos que entrenó llegaron al fútbol profesional. Para él, su trabajo es más una pasión que una obligación: “En realidad, es trabajar con chicos, que es lo más hermoso que hay”.
Escos desarrolla su actividad en el Glendale Sports Complex, un lugar que describe como “hermoso” y “exótico”. Rodeado de montañas, el complejo ofrece un entorno natural único.
“A veces, cuando vas por la mañana, puedes encontrarte con todo tipo de animales en la zona. Llegué a ver tigres, pero no es peligroso; bajan, y cuando te ven, vuelven a subir a la montaña”, relata Escos, maravillado por el ambiente en el que trabaja.
Los días de Alejo Escos empiezan a primera hora. A las seis de la mañana suena su alarma, y para las ocho ya debe estar en el complejo deportivo, preparado para la primera sesión. Debido a regulaciones, no puede recibir a más de diez alumnos por cada turno, lo cual le asegura una buena ganancia mientras realiza una actividad que disfruta.
"En las clases grupales, cobro 30 dólares por persona. Por la tarde, doy clases particulares. Mucha gente aquí tiene casas con jardines grandes, y voy a domicilio. En esos casos, cobro 100 dólares la hora", relata Escos.
También menciona una gran diferencia con Argentina: "Aquí no dan vueltas para pagarte. Termina la hora y te dan el dinero. No existe el ‘después te pago’ tan típico de los argentinos", comenta con humor.
Escos también habló del impacto que tuvo la llegada de Messi a la MLS: "Por supuesto, el interés creció bastante. Sabemos que lo que genera el fútbol aquí no es comparable con lo que ocurre en Argentina. Aun así, se notó más entusiasmo en Los Ángeles desde su llegada al Inter Miami", añade.
Temperley 1974 con 3 jugadores que actuaron en el fútbol ecuatoriano. El arquero es Antonio Mercury que jugó en Deportivo Quito en 1982 y en Barcelona 1983. El primero de abajo es el volante Alejandro "Alejo" Escos quien jugó en Deportivo Quito en 1977. Y el tercero, es el… pic.twitter.com/qZqySNNXpB
— Antonio Ubilla (@AntonioUbilla1) August 3, 2024Al residir en una de las áreas más lujosas de Los Ángeles, Alejo Escos ha tenido la ocasión de encontrarse con varias figuras reconocidas. Una de las historias más interesantes que comparte está vinculada con su mayor ídolo, Marlon Brando.
"Yo le daba clases de fútbol a un chico que venía con su madre. Vivían en una mansión enorme. Después de cada clase, llevaba al chico a su casa", relata Escos. Tiempo después, descubrió que ese niño era hijo de Marlon Brando.
"Sin embargo, él nunca se dejaba ver ni salía a saludar cuando dejaba al chico", comenta.
Escos también resalta una característica propia de Los Ángeles: el respeto hacia las celebridades. "Aquí no son tan apasionados como en Argentina. Brad Pitt también estuvo varias veces cerca del complejo, pero nadie lo molestaba. Es algo que siempre me ha sorprendido", concluye.
Franco Della Vecchia.
La Nación Argentina / GDA.
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*Este contenido fue hecho con la asistencia de la inteligencia artificial, basado en información de La Nación Argentina (GDA). Contó con la revisión del periodista y un editor.