María Fernanda Prieto, una joven médica oriunda de Vélez, Santander, y residente de Bogotá acudió a sus redes sociales para compartir con sus seguidores un episodio que vivió recientemente con su perro de raza american bully.
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Con una cicatriz visible en su rostro, la mujer habló a la cámara y relató cómo ocurrieron los hechos. "Estoy en shock y yo no sé si actué mal, ¿usted qué haría", fueron las palabras con las que inició su narración, que se ha hecho viral en TikTok.
De acuerdo con Prieto, se encontraba de viaje junto con su perro al que cuida desde hace poco más de un año, cuando se le ocurrió prender un ventilador, lo que desató una reacción inesperada por parte de su mascota.
"El movimiento de las aspas, las luces que generaba, el ruido, lo asustó muchísimo. Le empezó a dar casi que un golpe de calor, ya estaba respirando horrible", explicó la joven, quien, al ver lo que estaba ocurriendo, se agachó para llevarse al animal de allí. No obstante, ocurrió lo inesperado: el perro le mordió en la cara.
"Él, en su estado de choque, me mordió la cara (...) No fue una mordida de ataque, porque pues tengo solo los colmillos superiores marcados", detalló, visiblemente afectada. "Me pareció un acto de defensa del perro", añadió.
Pese a que el incidente desató una pelea con la persona que en ese momento era su pareja, la médica se mantuvo firme en su postura de no "deshacerse" de su mascota. Ahora, a unos días del episodio, decidió compartir su experiencia en las redes sociales y cuestionar a los usuarios sobre las decisiones que tomó.
"Yo sigo firme en que el perro no tiene la culpa. No sé, ¿usted qué harían? ¿Será que yo sí actué mal, el perro sí tenía la culpa? ¿Es un perro peligroso? El perro que he tenido desde que tenía dos meses, que nunca ha atacado a nadie, nunca ha atacado a otro perro. Yo sí quisiera saber, ¿ustedes qué hubieran hecho?", preguntó María Fernanda.
En otro metraje compartido en TikTok, la joven explicó que su perro va a una guardería todos los días, da paseos de 20 a 30 minutos dos veces al día y tiene su espacio de juegos. Esa semana en específico que ocurrió el ataque, explicó Prieto, el animal no asistió a su lugar de adiestramiento debido a que estaba enfermo y a la congestión que generó el paro.
Un llamado a la no estigmatización
Son varios los expertos que, a raíz de los diferentes episodios de ataques a personas por parte de perros de razas corpulentas, hacen un llamado a la no "satanización".
"Evidentemente, un perro de tamaño grande, de cualquier raza, puede causar daños, incluso la muerte. ¿Quiere decir que cualquier raza de perro grande tiene que estar satanizada? No", reflexiona el veterinario Carlos Rodríguez a 'ABC'.
"Los perros atacan por instintos primarios, cuando considera que va a ser atacado. Una persona no puede acercarse a un perro, de la raza que sea, mirándolo de frente a la cara o levantando las manos, puede que esté uno diciendo: 'Ay, qué bonito', pero el perro no te conoce y puede interpretarlo como un ataque a él o a su dueño y reacciona", advierte la experta María Eugenia Ribelles de ACAM al medio citado.
Los american bully, en específico, son perros de tamaño mediano/grande, a menudo llamados Pitbull american bully, debido a su apariencia que se asemeja a distintas razas de otros bulldogs.
Suelen ser amigables y obedientes, aunque es importante tener en cuenta que "el temperamento de un perro también puede ser influenciado por su crianza, socialización y entorno en general".