Pedro Escobar, un joven de 25 años, buscaba establecerse en Sevilla, pero el alto costo de la vivienda lo llevó a replantearse sus opciones. Con un sueldo modesto que apenas le permitía costear un alquiler digno, decidió mirar hacia los pueblos como alternativa.
Este ingeniero en tecnología informática aprovechó su formación para desarrollar Lista Rural, una aplicación basada en inteligencia artificial que sugiere municipios, según los requerimientos del usuario que desea alejarse de la ciudad.
“Es un portal con un ChatGPT de pueblos, un algoritmo que recopila información de fuentes públicas y genera una página”, explica Escobar.
La plataforma responde a inquietudes como la disponibilidad de vivienda, la calidad del servicio de Internet, la presencia de médicos o colegios y las opciones culturales.
Una idea que surgió de la necesidad
La iniciativa surgió hace dos años, cuando Escobar y su compañero Juan López notaron que, a pesar de haber ingresado al mercado laboral, sus ingresos no les garantizaban una vivienda digna. Escobar recuerda que su empleo le permitía teletrabajar la mayor parte de la semana, lo que lo motivó a considerar vivir en un entorno rural.
“Vi que la información era poco accesible y dispersa en muchas páginas; tuve que hacer un trabajo de investigación para encontrar cuáles eran los mejores pueblos con el criterio de cerca de Sevilla o con buen Internet”, relata.
La búsqueda laboriosa le hizo comprender la importancia de centralizar estos datos en una herramienta eficiente. “Nos preguntan por el precio de la vivienda, cercanía a las ciudades, cobertura telefónica e informática, climatología, transporte público (….) y la mayoría de las búsquedas preguntan por los alrededores de Madrid, Barcelona y Valencia”, detalla Escobar desde Jerez, donde reside mientras analiza su próximo destino.
Crecimiento de la iniciativa y búsqueda de apoyo
El proyecto lleva más de un año activo y ha generado reflexiones en su entorno. “Va a más, la percepción de irse a vivir al pueblo está mejorando muchísimo. Cuando empecé con la idea vi que muchos decían ‘estás loco’, pero hemos visto que la gente se lo plantea de forma real”, señala Escobar.
Resalta que la valoración positiva de la vida rural es fruto de esfuerzos comunicativos y apoyos tanto públicos como privados. Asimismo, sostiene que el teletrabajo ha permitido que las personas consideren vivir a media hora de las ciudades sin tener que emigrar al extranjero.
Actualmente, los creadores de Lista Rural buscan financiación para sostener la plataforma. Entre las opciones evaluadas están la publicidad directa y un modelo de “pueblos verificados”, en el que los ayuntamientos pagarían una cuota para destacar su localidad y promocionar eventos.
Según Escobar, ya cuentan con acuerdos con municipios de la sierra de San Pedro en Cáceres, colivings en Sojuela (La Rioja) y asociaciones en la sierra de la Demanda (Burgos), además de la plataforma cacereña Ruralízate.
Tudela de Duero, un caso de éxito
La herramienta ha recibido consultas desde todo el país, pero ha notado un interés particular en Tudela de Duero, en España, una localidad vallisoletana con 8,800 habitantes. Esta población cuenta con escuelas, supermercados, una destacada iglesia gótico-renacentista, amplias zonas verdes junto al río Duero y una conexión a Internet aceptable. Estas características hacen que, pese a la despoblación rural generalizada, Tudela se mantenga atractiva.
Olga García, residente de 50 años, defiende con orgullo su pueblo: “Tenemos un pueblo para vivir, no es una ciudad como otras que no tienen vida”. En un bar frente a la iglesia, adornada con motivos navideños, García destaca la piscina climatizada, las rutas naturales y las fiestas populares, como la celebración del espárrago, mientras los niños juegan en la plaza tras salir de la escuela.
No obstante, reconoce áreas de mejora, como la limitada oferta de transporte público y la escasez de viviendas disponibles. “Se van a construir viviendas de protección oficial, pero hay mucha demanda”, añade.
Opiniones de los nuevos residentes
Víctor Doncel, de 44 años, se mudó a Tudela hace siete años por iniciativa de su pareja, originaria del pueblo. Doncel, que trabaja de manera remota, valora la tranquilidad y el entorno: “Tudela sigue siendo un pueblo, no como Laguna de Duero o Santovenia de Pisuerga”. Pese a no sentirse aislado, aprecia que el pueblo mantenga su esencia. La familia de su pareja les facilitó una vivienda, algo que no todos los interesados logran debido a la alta demanda. “Aquí mi esposa, nuestro hijo y nuestro perro tienen una calidad de vida envidiable”, concluye.
JUAN NAVARRO
La Nación (Argentina) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.