Jhon Jáder Durán, sí; la falsa humildad, no... (Meluk le cuenta)

Soy del equipo de quienes no temen romper los moldes, de los que tienen su propia voz con sus propias palabras, de esas personas que no quieren andarle cayendo bien a Raimundo y todo el mundo, y que prefieren ser o tremendamente blancos o tremendamente negros a una sombra gris.

Sale la pregunta detrás de un micrófono: “¿Cómo te sientes por tu gran momento en la Selección y en tu equipo?”. La respuesta, acompañada con un gesto de como me da igual, es de primera: “Normal, es trabajo”. Brinca otra pregunta: “¿Está listo para ser titular en su equipo y en la Selección?”. La nueva respuesta es un tiro seco al ángulo: “Estoy listo para serlo donde sea”. Otro pregunta por el gol que acaba de notar: “Ha habido mejores...”, dice y se va.

Durán, promesa mundial

En esta sociedad, en este país en el que la norma general es ser políticamente correctos para quedar bien con todos y no alterar el estado de las cosas, cayendo en la trampa de la peligrosa falsa humildad, a Jhon Jáder Durán, que a sus 20 años es la promesa que tiene Colombia de tener un goleador descomunal mundial, lo tratan de soberbio, de engreído, de chicanero.

Lo lapidan los promotores de “la moral y las buenas costumbres” en las redes sociales y los medios de comunicación. Le gritan: “¡Arrogante!”, “¡Sobrado!”, “¡Crecido !”. Lo acusan dizque de “romper los valores que representa el deporte” y “ser mal ejemplo para los niños”. Chorrada de argumentos con olor a parroquia y a cuartel, con ecos de tradición, familia y propiedad para pregonar una aparente ‘correctidez’.

Otros le dicen “inmaduro”, como insulto. Creo que alguna vez conté en esta misma columna que mi papá me dijo que no madurara nunca porque “madurar” en este sistema era la trampa para aprender a agachar la cabeza, a humillarse, a aguantar al mal patrón o al mal jefe bajo el sofisma de la responsabilidad y la prudencia porque hay que poner un plato de comida en la mesa.

Durán, de carácter fuerte

En el sermón de estos ‘cardenales de tres soles’ se esconde un veneno social que ya mencioné: el de las falsas modestia y humildad que, como dice el doctor Google, “es una actitud en la que una persona aparenta ser modesta o humilde, pero en realidad busca con eso llamar la atención o recibir elogios o reconocimiento”. Es decir, ser “un buen muchacho” que ni molesta ni rompe el orden, ni...

Jhon Jáder Durán tiene su carácter. Es contestatario. Y, además, está convencido de su talento, de sus capacidades, de su calidad como futbolista. Se tiene confianza, se cree el cuento. Y por responder con unas verdades simples a preguntas simples, pues lo critican por no ponerse las rodilleras, por no hacer parte del rebaño de las respuestas obvias a las preguntas obvias.

Hay que respetar el libre desarrollo de la personalidad que es decidir, actuar y, también, asumir las consecuencias de cada acto.

Yo sí espero que Jhon Jáder mantenga su confianza, su identidad, no pose de falsa humildad, conteste sus verdades y crea en su trabajo para ser el goleador de época que pinta ser…

Gabriel Meluk

Editor de deportes de EL TIEMPO

@MelukLeCuenta