Betsabé Mora, Alicia Toro y otros pobladores de Jamundí, tanto del casco urbano como de la zona rural, son parte de los rostros de decenas de afectados en lo que va del año en sus predios por ventanas y puertas rota y averías en paredes y techos, causados por atentados que suelen motivar la militarización de las calles, cada vez que estremecen este territorio de 600 kilómetros cuadrados.
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Y es así que doña Alicia observa hoy cómo en el casco urbano aumentaron, de nuevo, los uniformados después de cuatro estallidos en las últimas dos semanas y un quinto intento de grupos armados que dejaron un dispositivo en una de las vías de acceso a un antiguo almacén y que fue detonado, de forma controlada, por la Policía Metropolitana de Cali, con jurisdicción en Jamundí, luego de recibir la advertencia de la comunidad que ya está con el corazón acelerado y los ojos atentos a cualquier movimiento sospechoso.
Doña Alicia, que aún recuerda la explosión de la moto bomba a 100 metros de su hostal, el 20 de mayo pasado por la cual, aún sigue a la espera de ser reconocida como una víctima del conflicto porque las habitaciones quedaron destruidas, además de doña Betsabé, quien vive en Potrerito y cuya vivienda está ubicada a una cuadra de donde un carro bomba sacudió su corregimiento, en el último año, sin que tampoco haya recibido ayuda para arreglar las desquebrajadas paredes de su casa, desde el estallido del 22 de septiembre de 2023.
En la actualidad, como doña Alicia, doña Betsabé también viene observando el aumento de militares, como sucedió cuando ocurrió la detonación de la moto bomba, el 12 junio de este mismo 2024, en esa cuadra del corazón de Jamundí, donde hay ferreterías, una panadería, un gimnasio y una entidad bancaria, y donde Rafael Ángel González, un venezolano que se ganaba la vida vendiendo dulces y cuidando motos, quedó agonizando hasta perder el aliento 13 días después por graves quemaduras, fracturas y una bacteria que le carcomió parte de su cuerpo, pues perdió uno de sus brazos y estuvo en riesgo de otra amputación. Fue una dolorosa muerte que todo el país rechazó, como también la moto bomba del 20 de mayo en la calle de la señora Alicia Toro, una mujer de la tercera edad.
Ese incremento del pie de fuerza tiene el nombre de operación ‘Xamundí’ con todo el despliegue operativo para recuperar el control territorial en este municipio del sur del Valle del Cauca. Por las calles están los miembros de las Fuerzas Especiales Urbanas del Ejército, además de los 100 policías anunciados durante la COP16 o Conferencia de las Partes. Pero también hay tanquetas que han llegado a Potrerito.
“Hemos cogido las lecciones aprendidas de ‘Perseo’ y es ese componente militar y social que estamos implementando también en Jamundí”, dijo el comandante de la Tercera División del Ejército, general Federico Mejía.
De acuerdo con la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, dentro de todo este operativo se incluye, además, la llegada de 48 policías, 37 cámaras de vigilancia y 59 motocicletas. Estas cámaras y motos son parte de un convenio de seguridad por $ 9.790 millones entre la Gobernación y el ministerio del Interior. Sin embargo, como la mandataria lo ha hecho en el transcurso del año desde que el frente ‘Jaime Martínez’ de las disidencias de las Farc se empeñó en ejecutar más de 30 atentados en este 2024, en Jamundí, también regresó su clamor al presidente de la República, Gustavo Petro, para que se haga presente en este municipio, pero aún, la mandataria no ha sido tenido esa respuesta.
Y aunque, la gobernadora Toro reconoce que ha recibido el apoyo del ministro de Defensa, Iván Velásquez, para el aumento de las tropas en más de 1.000 hombres en zona rural de Jamundí desde que se llevó a cabo la COP16 o Conferencia de las Partes con delegados de 196 países del mundo hasta el primero de noviembre, en Cali, reiteró ese llamado al jefe de Estado, esperando que conozca de primera mano las necesidades de la población y encabezando un consejo de seguridad en esta región.
Toro fue enfática en señalar la urgente acción de la Unidad de Víctimas para que atienda a los afectados, como doña Alicia Toro o doña Betsabé Mora.
“Queremos que nos acompañen más”, manifestó la mandataria en referencia a la invitación que le hizo al jefe de Estado para que se haga presente en Jamundí. “Vamos a salir adelante y a recuperar el control territorial”, dijo la gobernadora al destacar el inicio de la operación ‘Xamundí’.
Toro también ha mostrado interés en la gestión para el regreso del batallón de alta montaña en Jamundí, cuya ausencia viene desde hace una década. Sin embargo, fuentes del Ejército indicaron que el regreso del batallón no es tan simple, como el de pensar en una instalación en un terreno de corregimientos, como Villacolombia, pues los militares han sostenido que en el pasado, personas de la comunidad rural, manipulada por los disidentes, han realizado asonadas contra soldados, por lo que se requiere un manejo más social con otras instituciones. Hasta mediados del año iban cuatro de estas revueltas.
“¿Pero qué queda después de que viene el Ejército? Por un tiempo esto se tranquiliza y más tarde otro atentado y otra vez lo mismo”, dijo Horacio Jiménez, un ciudadano que se encontraba en el centro de Jamundí, cuando Rafael González quedó herido.
“Todo es muy mediático, pues vemos que el Ejército no pasa del corregimiento de Potrerito”, dijo un morador de la zona rural, al referirse que los disidentes están en los corregimientos de San Antonio, Ampudia, La Liberia, La Cabaña, Puente Vélez, Villacolombia y Timba.
Allí, no solo hay presencia, pues dos de los cabecillas de la disidencia 'Jaime Martínez' fueron velados hace una semana, en zona de La Liberia, tras una explosión cuando instalaban un campo minado, además de que siguen los retenes y aún hay secuestrados, como empresarios que han sido sacados de sus fincas.
“Hay militares solo en el casco urbano de Jamundí, nada para el área rural. Están por Terranova, El Rodeo, andan en las tanquetas, pero nada más. Yo pensé que iban apretar en la zona alta. Pero lo mismo, llegaron hasta Potrerito. ¿Sigo sin entender por qué no han entrado a la zona alta?”, comentó un líder defensor de derechos humanos que por seguridad pidió no revelar su nombre.
Cuando ocurrieron los últimos atentados con explosiones, que por fortuna no dejaron graves heridos o muertos, el alcalde de Cali, Alejandro Eder, hizo un llamado sobre el riesgo a civiles, familias e integrantes de nuestra Fuerza Pública. "Rechazo categóricamente y condeno estos actos terroristas que no pueden pasar como si nada. Esto es preocupante y requiere, señor presidente Gustavo Petro, su respaldo contundente para fortalecer las capacidades de nuestra Fuerza Pública, combatir a quienes buscan atentar contra los ciudadanos y garantizar la seguridad de las familias. Toda mi solidaridad y respaldo a la alcaldesa de Jamundí, Paola Castillo”, sostuvo el alcalde Eder, recalcando que la capital vallecaucana está ubicada a tan solo 15 minutos de Jamundí.
El analista político Diego Arias expresó con respecto a la operación ‘Xamundí’: “Estaba demorado un anuncio del Gobierno Nacional y de la Fuerza Pública en relación de concebir una operación compleja y decisiva para retomar el control del territorio. Me parece que el tema del batallón de alta montaña puede modificar mucho el escenario de ese control territorial y se va a requerir operaciones con suficiente inteligencia militar para neutralizar los grupos de guerrilla que ahí allí. Creo que debe haber un grupo de fuerzas especiales que deben atacar estas estructuras, que se mueven tranquilamente por las carreteras en moto y en camionetas y hay otro nivel de otro tipo de Ejército que es el que tendría que quedarse en la zona patrullando y ejerciendo el control. Ese ejercicio tiene que ser permanente, no puede ser de entrada y de salida, y tiene que ir acompañada por supuesto, del tema de la transformación del territorio, particularmente, de las economías ilícitas que en este caso son una extensa de cultivos (más de 1.400 hectáreas), de la mano de la operación militar hay que llegar con la oferta de sustitución”.
Agregó que “uno de los grandes desafíos de las Fuerzas Militares es lidiar con asonadas, como las que se están viendo en El Plateado (Cauca)”. Arias señaló que es uno de los desafíos de la Fuerza Pública en esa búsqueda de retomar el control territorial de Jamundí.
El analista también considera que la capacidad del Estado no solo es para contener los eventos y recuperar el control, sino para tener la capacidad de anticipación.
Para Jesús Alfonso Flórez, doctor en Antropología de la Universidad de París con posdoctorado en Humanidades, el Gobierno no ha creado las condiciones que permita proteger a la población, pensando en el bien común que es la paz.
CAROLINA BOHÓRQUEZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Cali