Frente a Venezuela, ¿se ha ido desmoronando la tripleta México-Brasil-Colombia? / Entrevista con María Isabel Rueda

hace 2 semanas 47

Carlos Arévalo, decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, habla de la crisis de Venezuela, los escenarios que enfrentaría Maduro frente a un nuevo presidente de EE. UU. y el papel de la sociedad civil, Colombia y la comunidad internacional en hacerle frente al régimen.

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¿Será que Maduro finalmente se nos posesiona en enero?

Lo único que podría evitar que Maduro se posesione es que haya un movimiento interno que termine sacándolo

Pues es muy factible. A pesar de que hay mucha preocupación a nivel internacional, los esfuerzos para evitar que eso suceda hasta ahora han sido infructuosos. Lo único que podría evitar que Maduro se posesione es que haya un movimiento interno que termine sacándolo. Y eso se puede dar, pero apoyado por la comunidad internacional y sus instituciones.

¿Qué poder tiene para eso el pueblo venezolano, si es que están capturando hasta menores de edad y torturándolos? El régimen se ha vuelto más opresor que nunca…

El secreto está precisamente en que la sociedad civil siga haciendo muy visibles los abusos del gobierno de Nicolás Maduro. Concretamente, el riesgo más grande que este corre es que le impongan una orden de captura, por ejemplo, emitida por la Corte Penal Internacional, en virtud del caso que se conoce como Venezuela I, investigación que tiene abierta esa entidad. Si eso llega a darse, lo que se puede generar es que se rompa el régimen desde adentro; recordemos que la Corte Penal Internacional no juzga a todos los responsables por hechos o por crímenes internacionales, sino solamente a los máximos responsables. La investigación arroja que se han cometido crímenes de lesa humanidad. Y con el apoyo, por supuesto, de la sociedad civil, se puede buscar un modelo transicional que permita el regreso de la democracia a Venezuela. Esa es una posibilidad.

Nicolás Maduro en la cumbre de los Brics en Kazán.

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.

Foto:Presidencia de Venezuela/ AFP

Porque, si sacan a Maduro y dejan a Diosdado, por ejemplo, no se logra nada…

Sería el peor de los escenarios. Pero es muy probable que con la acusación a Nicolás Maduro se emitan otras decisiones contra líderes visibles del gobierno de Venezuela, claramente también responsables de las torturas que están sucediendo en El Helicoide, por las detenciones arbitrarias y desapariciones que vienen ocurriendo ante toda la comunidad internacional. 

Otra opción que se puede dar es que Maduro salga de una manera negociada, un poco lo que se intentó en su momento a finales de los años 80 con Noriega en Panamá. Frente a esas acusaciones, gobiernos como el de Estados Unidos o alguno incluso más cercano a Venezuela, le digan: Mire, lo mejor es que usted deje el poder ya, a cambio de tener unos beneficios, unas amnistías, etcétera, pero lo que importa es que salga del poder o de lo contrario se puede exponer a que se emita una orden de captura en su contra. 

Pero en todos los escenarios es clave la presión de la comunidad internacional y por eso era muy importante ese informe de la Fact Finding Mission de las Naciones Unidas, que terminó su mandato ahora a finales de septiembre y que emitió un informe esclareciendo los hechos de lo que está pasando en Venezuela y la represión, sin precedentes, que se vive allá.

Y para completar, en la Corte Penal nació el escándalo de acoso sexual contra el señor Karim Khan, fiscal en jefe de la CPI, lo que le quita mucha autoridad a la institución. Pero también tenemos la evidencia de la impotencia de Naciones Unidas ante los acontecimientos internacionales que están sucediendo…

Sí, ahí un poco es culpa del modelo que tienen las Naciones Unidas, con 5 miembros permanentes en el consejo de seguridad que tienen que estar todos de acuerdo, o de lo contrario, no se puede tomar una decisión. Por supuesto, ni hablar de decisiones en contra de Rusia, que es uno de los miembros permanentes de ese Consejo de Seguridad; o, incluso, de medidas en contra de Venezuela, porque entonces China podría llegar a vetar lo que se vaya a decidir.

Karim Khan ocupó el puesto de fiscal jefe de la Corte Penal Internacional en 2021.

Karim Khan fiscal jefe  la Corte Penal Internacional.

Foto:Reuters

¿Pero, no hay alternativas dentro del mismo mundo internacional frente a estas situaciones?

Sí. La propia Asamblea General tiene la posibilidad de tomar decisiones y de emitir sanciones que ahoguen al régimen de Nicolás Maduro y puedan generar ese cambio que venga desde adentro del régimen. Hablábamos precisamente ahora de cómo el Consejo de Derechos Humanos de la ONU estableció en 2019 esta misión internacional independiente para la determinación de los hechos de lo que viene pasando en Venezuela. Su informe, que repito, salió ahora el 17 de septiembre del 2024, precisamente dice: Aquí se están dando graves violaciones a los derechos humanos. Ese es un insumo muy poderoso de cara a la investigación que está haciendo la Corte Penal Internacional. 

Y estoy totalmente de acuerdo con el tema de cómo se puede afectar la legitimidad del fiscal Khan, que ahora tiene esas acusaciones de temas de acoso sexual. Su respuesta ha sido: investiguen. Lo que ha alegado hasta ahora es que esa es una estrategia de desprestigio, precisamente para evitar que los casos sensibles que él está buscando resolver, puedan serlo. 

Dicho esto, lo que no sabemos es si esas acusaciones tienen fundamento o no y por eso la investigación se tiene que hacer. También hay que explicar que él es el principal de muchos fiscales que están investigando estas causas. Entonces, a pesar de la falta de legitimidad que pueda tener Khan como cabeza del órgano investigador de la Corte Penal Internacional, lo cierto es que los otros fiscales siguen cumpliendo con su trabajo, siguen estando legitimados y siguen teniendo una justificación, de llegarlo a encontrar así en la investigación, para presentar el caso ante la sala de prejuzgamiento de la Corte Penal Internacional que conoce del caso de Venezuela, donde, además, hay una jueza mexicana que uno esperaría tenga una especial sensibilidad frente a lo que sucede en este caso, como latinoamericana que es.

Hablemos de Estados Unidos y su papel. ¿Siempre fue que esa liberación del señor Saab resultó facilita, no? Después de haberlo perseguido por medio planeta, ahora terminó nombrado ministro de Industria y Producción Nacional...

El presidente Biden conoce muy bien el entorno internacional; muchos años fue senador en la Comisión de Asuntos Internacionales. Pero su proceder es más desde una posición de negociación que de una de acción directa, como una invasión o algo así; eso no parece estar dentro del lenguaje que maneja en su política internacional el presidente Biden. 

Lo que sí marca la diferencia es que Venezuela está en el centro del debate de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Eso normalmente no era así; lo que se veía era que para el votante norteamericano las elecciones son importantes, dependiendo de quién pueda ser el presidente. Pero realmente ellos no es que tengan un interés muy claro en América Latina. 

Claro, cuando hablan de Colombia, por supuesto el problema de las drogas está muy presente; sí, tendrán dos o tres intereses más que puedan ser referencia; sí, Cuba siempre va a ser un tema que divida, pero lo cierto es que pocas veces había estado Venezuela y su situación tan en el centro del debate. Y si recordamos el debate en Pensilvania entre los dos candidatos, Trump y Harris, pues en el centro siempre estuvo Venezuela. Eso permite pensar que las elecciones presidenciales en Estados Unidos sí puedan llegar a enmarcar una posición concreta del país frente a esta situación, sea que llegue Harris o que llegue Trump.

¿Y cuál sería la diferencia?

Que posiblemente si llega Harris, la posición va a seguir siendo muy similar a la del gobierno Biden: básicamente imponer sanciones a través de la secretaría del Tesoro en contra de los miembros del régimen, que los van asfixiando. Pero es posible que si gana Trump, la posición frente a Venezuela sea mucho más radical.

Donald Trump y Kamala Harris, candidatos a la presidencia de Estados Unidos

Donald Trump y Kamala Harris, candidatos a la presidencia de Estados Unidos

Foto:AFP

Y de por medio está ahora el problema de Guyana…

Sí, está esa disputa que tiene Venezuela con Guyana, que hace que el tema del petróleo vuelva a ser un factor muy importante, con todo y el que han encontrado en Guyana o en el Esequibo. Eso podría implicar que ahora sea más importante para Estados Unidos cuidar y proteger a Guyana, más que seguir teniendo una relación comercial con Venezuela, y que por eso se puedan recrudecer las sanciones.

¿Y se ha ido como desmoronando la tripleta México, Brasil y Colombia de apoyo a Venezuela?

Y yo le añadiría a eso la posición del presidente Boric en Chile, que ha sido sorpresiva…

Fue el primero que empezó el relajo…

Efectivamente, pero, además, muy radical. No es la primera vez que un líder de izquierda lo es frente a lo que está haciendo el régimen de Maduro. Recuerde que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, que venía de ser ministro de Relaciones Exteriores de Mujica, le dijo a Maduro cuando las elecciones anteriores que una verdadera revolución no mata de hambre a su pueblo. Ahora pasa lo mismo con Boric, que también se desmarcó rápidamente del gobierno venezolano y de su falta de respeto por la voluntad popular.

¿Y Colombia?

Colombia no tiene ni idea de qué hacer. Le pide a Maduro que muestre actas y este no lo hace. Pero al final termina invitando a su ministro de asuntos internacionales a la COP16. Es decir, Colombia está perdida, no quiere tener una posición clara como la de Chile y eso seguramente muchos países de izquierda se lo reclaman a Colombia. Siempre se pensó que Brasil jugaría un papel muy importante, porque fue a uno de los pocos países a los que se les permitió tener un observador; Brasil mandó a Celso Amorim, ese gran canciller, muy reconocido en la comunidad internacional; siempre se le ha asociado con posiciones de izquierda y se ha visto cercano al régimen de Nicolás Maduro. Pues al final, Amorim no termina apoyando la posición del gobierno venezolano y eso redunda en que el gobierno del presidente Lula da Silva se distancie más de Venezuela. No me atrevería a decir que totalmente, o que podemos esperar de Brasil una posición como la de Chile. Finalmente lo único que le dijo Brasil a Venezuela fue: usted no entra al club de los Brics. Es una economía que primero, tendrá que reconstruirse completamente.

¿Y México?

México ha dicho que apoya al régimen de Maduro y no se ve que vaya a tener una posición en contra. Creo que ahí la discusión grande es Venezuela-Brasil, o sea, qué va a terminar diciendo el presidente Lula da Silva, y de qué izquierda estamos hablando… Si es una izquierda dialogante, sensata, que reconoce los hechos y la voluntad democrática de un pueblo, o si es una izquierda que intenta atornillarse con sus aliados en el poder justificando lo que sea. Me parecería que la posición del gobierno de Brasil va a ser más cercana a la primera.

Volviendo a Colombia, la veo en una posición muy rara. Comenzando porque este Canciller tampoco dice ni mú...

El de Perú, por ejemplo, en la reunión del Consejo Permanente, fue duro. Dijo que las nuevas generaciones no confían en nosotros, porque permitimos que Venezuela haga esto y no resolvemos ni hacemos nada. Es cierto, nuestro canciller hasta ahora no ha demostrado ninguna fortaleza ni posición clara.

Dicen que en Washington lo querían mucho, creería que por circunstancias más humanas e intelectuales que políticas... Ha tenido una vida muy interesante y meritoria

El canciller Murillo no es una mala persona. Tiene muchas habilidades técnicas y por eso uno pensaría que debe estar incómodo con esta posición del gobierno colombiano.

Pero no se lo ha dejado notar…

Es verdad. Yo sí espero que en algún momento, ahora saliendo de la COP16 y luego de haber traído al ministro, nuestro Canciller le manifieste esa incomodidad al Gobierno, para que tome una posición democrática y seria. La pregunta clave es: ¿si este gobierno de Venezuela se posesiona el 10 de enero, lo van a seguir invitando? Porque hasta ahora no le han pedido sino que muestre las actas, pero es evidente la imposibilidad del gobierno de Venezuela de mostrarlas. La oposición publicó inmediatamente las actas y por eso muchas personas pusieron en riesgo su vida y terminaron desaparecidas, detenidas o exiliadas. ¿Después del 10 de enero el canciller Murillo va a seguir invitando a funcionarios de ese gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro?

Ahora, la situación de María Corina Machado es también insostenible, porque está en plena clandestinidad y a los que la admiramos, nos preocupa mucho lo que le pueda pasar…

Sí, y de eso es de lo que más se tiene que preocupar la comunidad internacional. Fue muy desafortunada la salida de Edmundo González, porque debilitó la oposición; aunque uno la entiende, Edmundo González no es María Corina Machado… Es una figura política que llegó porque tenía que buscar la manera de dar alternativas para un gobierno en Venezuela. Pero no tiene el mismo compromiso de María Corina con el cambio en la sociedad venezolana. Sabemos que eso no pasará con ella. Pero lo que le suceda en el caso de María Corina puede ser un detonante brutal para el régimen y para la sociedad venezolana, así como para la comunidad internacional.

Es bastante inverosímil que la comunidad internacional sea incapaz de evitar que se posesione Nicolás Maduro en medio de unas elecciones tan ilegítimas…

Y por eso es que en algún momento, sobre todo la OEA, la comunidad internacional y la comunidad regional, tienen que ser conscientes de qué es lo que queremos. ¿Un mundo donde imperen los intereses particulares de los Estados, o queremos uno donde haya unos valores y principios básicos que no se puedan transgredir? Y si ya hemos dicho que en América Latina se respeta la democracia, ¿por qué nosotros podemos convivir con un régimen antidemocrático como lo es el de Nicolás Maduro?

MARÍA ISABEL RUEDA

Especial para EL TIEMPO

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