Millos dependía de sí mismo, Debía ganarle 1-0 al Pasto, no era más, tampoco menos, y listo. Pero no pudo. Su eliminación de la final es más que merecida por su incapacidad ofensiva, en el partido en el que no podía fallar. Dependía de sí mismo y tiró a la basura la campaña con un equipo que terminó con siete hombres de ataque, rebotando como un mosquito inofensivo contra un vidrio. Con Mackalister o sin Mackalister, Millonarios se hizo el harakiri. Solito.
Sí: es verdad que Leo Castro estrelló un tiro en el palo y que Falcao se comió tres, pero también es verdad que Pasto casi tumba el arco con un taponazo en un madero y que el portero Montero, como un gato, manoteó en la mismísima línea un gol cantado.
Millonarios. Foto:Leonardo Castro
Es merecida la eliminación de Millos porque, más allá del punto que le sacó Santa Fe el jueves pasado, enfrentó a un aguerrido equipo, pero, pues, era Pasto, el octavo clasificado. No era ni Nacional, ni Santa Fe, ni Junior, ni América... ¡Y no pudo!
Nacional, en cambio, debía ganar y esperar. No dependía de sí, dependía del resbalón de Millos, que se fue de cara contra el planeta. Ahí está la diferencia. La personalidad del que tenía que hacerlo y la incapacidad del que no pudo. El superclásico del país entre Nacional y Millonarios se jugó a más de 500 kilómetros de distancia y lo ganó Nacional, que le dio a Santa Fe un entierro de quinta, y se bebió la clasificación como un vaso de agua fría.
Nacional, contundente finalista
Santa Fe vs. Nacional Foto:César Melgarejo / EL TIEMPO
Nacional, de paso, vuelve a mandar a la porra la carreta de los procesos en el fútbol: Efraín Juárez, un mexicano desconocido en el medio, llegó el pasado 28 de agosto en un cambio sorpresivo, y en tres meses y una semana, está a tiro de título.
Nacional, toca decirlo, apeló a su victimización, desde que perdió de manera reglamentaria los puntos de un partido que le ganaba a Junior. Su táctica fue la de convertirse ‘en el equipo perseguido’ porque sancionaron, además, a su DT y su jugador por provocar a las hinchadas rivales, y por la jugada previa al gol de penalti de Millonarios en Medellín que las fotos de oriental, el VAR y árbitros internacionales imparciales constataron su legalidad.
Santa Fe vs. Nacional. Foto:César Melgarejo / EL TIEMPO
¿Y las teorías conspirativas?
A propósito: ¿en que quedaron las teorías conspirativas alimentadas por los periodistas hinchas de la Liga de Falcao y Millonarios? Si hasta varias de las vacas sagradas del comentario y el ‘análisis’ decidieron matonear al presidente de la Dimayor, diciendo que su apellido es ‘JaraMillos’. Lo que pasó esta semana es para un estudio serio universitario de lo que no se debe hacer en este oficio. Incluso, ayer en la mañana, un periodista insinuó que Pasto ‘se había vendido’ para que Nacional no pasara. Nos merecemos como gremio la pésima fama que tenemos...
Falta no pitada en Tolima vs. Caldas. Foto:Win Sports
Ahora: en Ibagué, Tolima clasificó al vencer 1-0 al Once Caldas, en un partido en el que el juez y el VAR se equivocan al no dar un penalti por agarrón y empujón de lucha grecorromana. Hernán Darío Herrera, el DT del Caldas, insultó a los gritos y justificó la incapacidad de su equipo en ese fallo, que varias veces los árbitros interpretan como agarrón entre rivales.
Sí: era penalti. Pero ¿ahora van a decir que es la Liga del Tolima?
Nacional y Tolima son justos finalistas porque hicieron lo que tenían que hacer. Punto. Millonarios y Once, que dependían de sí mismos, fueron incapaces y por eso están bien eliminados.
Meluk le cuenta
GABRIEL MELUK
Editor de DEPORTES
@MelukLeCuenta