El automovilismo, sin ninguna duda, es uno de los deportes más costosos del mundo, y la Fórmula 1 lo es aún más. Mantener un monoplaza que consume más de 110 litros de gasolina y que pulveriza hasta dos juegos de cuatro llantas por carrera es para unos pocos.
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Liberty Media, a través de Formula One Management (FOM), exprime hasta donde más puede los derechos comerciales de una categoría en la que este año se corren 24 Grandes Premios, algo impensado hace algunos años.
El ‘Gran circo’ a través de esta empresa, facturó 3200 millones de dólares en 2023 que repartió cerca de 1.300 millones de dólares a los 10 equipos que conforman la parrilla. Cada escudería recibe un porcentaje diferente, y cada quien se las arregla para trabajar con el dinero que hay.
Sin embargo, como en la mayoría de los deportes, siempre hay un límite; en el fútbol, por ejemplo, se llama juego limpio financiero (aunque algunos equipos son investigados por saltárselo). El reglamento permite gastar 135 millones de dólares en acciones de las carreras, pero ahí no va incluido el sueldo de los pilotos, del marketing y tampoco del salario de los tes máximos ejecutivos.
“Hay un límite reglamentario de 135 millones de dólares que los equipos pueden gastar en acciones de las carreras. Marketing y los salarios de los pilotos y de los tres máximos ejecutivos quedan afuera. Por ahora, a Franco puede dolerle el estómago por la deshidratación y los azúcares contenidos en la bebida que consume en carrera. Si le va bien, una buena cantidad de billetes verdes le aliviará cualquier síntoma”, explicó Orlando Ríos en La Nación de Argentina.
“Cuando el rugido de los motores se apaga o cuando se trabaja a todo ritmo en los talleres, la mayoría de ellos situados en Inglaterra, el mundo del dinero que mueve la F1 sigue en marcha… Es un mundo que como el del fútbol profesional de alto nivel, nacional o internacional, puede dejar boquiabierto al novato (Franco Colapinto) que de pronto se ve lanzado al campo de juego. Para jugar con los tiburones mayores, ya sean jugadores consagrados u operadores financieros y publicitarios de un entorno global. También eso sucede en la Fórmula 1 aunque a una menor escala que en el fútbol, en el que los derechos de TV para una liga como la inglesa se venden por más de 2000 millones de dólares por año”, agregó.
El año pasado, Liberty Media recaudó un 25 por ciento más de dinero que en 2022 (algo más de 3.200 millones de dólares). “El negocio, fundamentado en un campeonato de 24 carreras, quiere volar. De ese total, los ingresos debido a la promoción de las carreras totalizaron 944 millones de dólares; por la TV entraron 1044 millones y de patrocinadores directos, 579 millones. Los incrementos de recaudación se deben fundamentalmente al interés de los jóvenes estadounidenses y los aficionados asiáticos”, indicó Ríos.
“Cuando los anteriores propietarios de la F1 decidieron vender, Liberty Media, controlada por el multimillonario de las TV americanas, John Malone, pagó en 2017 el equivalente a 4.400 millones de dólares. La FIA había cedido a Bernie Ecclestone y asociados los derechos comerciales por 100 años en 2011. En aquel entonces era Ecclestone quien manejaba la Fórmula 1 desde 1974 y se recaudaba en torno a 1200 millones de dólares. El “padrino” Bernie, tal como lo llamaban en el paddock refiriéndose a su peculiar estilo de gestión muy personal, no se llevaba bien con las nuevas tecnologías de la comunicación y estaba perdiendo verdaderas oportunidades de hacer crecer el deporte”, agregó.
Equipos como Red Bull y Mercedes gastan más de los 135 millones de dólares anuales que por reglamento están estipulados. Entre los sueldos de sus pilotos, y los gastos de marketing pueden llegar a los 200 millones, dinero que se solventa con los patrocinios, fundamentales en este juegos de piezas.
“Los departamentos comerciales de los equipos y los managers de pilotos son los que buscan el patrocinio. Una regla no escrita dice que sólo hay que apuntar a compañías cuyas ventas anuales sean en torno a 400 o 200 veces superiores al valor del patrocinio requerido. Por eso, para Oracle, los 100 millones de Red Bull solo representan el 0,19% de su facturación estimada en 53.000 millones de dólares anuales”, señaló Orlando Ríos.
El automovilismo, sin ninguna duda, es uno de los deportes más costosos del mundo, y la Fórmula 1 lo es aún más. Mantener un monoplaza que consume más de 110 litros de gasolina por carrera es para unos pocos.
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