Florida oficializó recientemente una norma que limita el uso de teléfonos celulares en entornos escolares. La regla, impulsada por legisladores estatales, obliga a los estudiantes a mantener sus dispositivos guardados durante la jornada académica, salvo autorización específica.
Según Tampa Bay News, lo que sorprendió no fue tanto la aprobación de la medida —ya replicada en otros estados del país— sino la reacción inmediata de los propios estudiantes: mientras algunos la celebran, otros alzaron su voz en contra.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad del Sur de Florida, basado en una encuesta a más de 1.500 alumnos, arrojó resultados reveladores.
Cerca de un tercio de los encuestados admitió sentirse aliviado al no tener que lidiar con las distracciones constantes del celular. Otro segmento similar expresó que las redes sociales les hacen más daño que bien. Pero también hubo quienes consideraron que estas restricciones son innecesarias y poco útiles para todos los casos.
¿Por qué se toman estas decisiones en las escuelas de Florida?
La restricción se enmarca dentro de una serie de reformas educativas que priorizan la atención, la seguridad y el uso responsable de la tecnología en entornos escolares.
Según la Junta Estatal de Educación, el uso desmedido del celular está afectando el rendimiento académico, el clima en el aula y la salud mental de los jóvenes.
Algunos padres y docentes advierten que, sin una estrategia pedagógica clara detrás, puede convertirse en una medida punitiva más que en una solución.
La ley prohíbe el uso del celular en el aula Foto:iStock
Además, al no considerar la diversidad de contextos y necesidades de los estudiantes, corre el riesgo de dejar a muchos sin alternativas en casos de emergencia o aprendizaje digital supervisado.
Uno de los aportes más importantes del estudio citado fue visibilizar las opiniones de los propios estudiantes, que habitualmente son los menos escuchados en estos debates. “A veces, no tener el celular me ayuda a concentrarme mejor”, dijo una alumna de 14 años en Tampa.
Pero otro joven en Jacksonville opinó que “el celular no es el problema, sino cómo lo usamos”.