Fin de licencia petrolera de Chevron allana el camino para una negociación entre Trump y Maduro

Pese al intenso lobby por parte de grandes magnates petroleros en Washington a favor de mantener la licencia 41 que permite a la estadounidense Chevron operar en Venezuela, el pasado miércoles, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la revocación del permiso concedido el 26 de noviembre de 2022 bajo el mandato de Joe Biden y cuya licencia debía renovarse este sábado 1.° de marzo. Sin embargo, analistas consideran que la decisión podría traducirse en una futura negociación.

“Esta medida no significa que el juego terminó. Al revés, el juego apenas comienza. Durante los próximos seis meses, se abrirá un periodo de negociación entre los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela para definir la forma como se manejará la relación petrolera”, aseguró el director de la firma Datanálisis, Luis Vicente León.

Cuando se otorgó la licencia a Caracas, parte del acuerdo estipulaba que, de abandonar Venezuela, Chevron tendría seis meses para desmontar operaciones. En ese sentido, el margen de salida serviría para alcanzar en el intermedio acuerdos entre Trump y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro a quien el republicano señaló en su cuenta de Truth Social de no haber otorgado "condiciones electorales" en las elecciones presidenciales de 2024 que, de manera cuestionada, le dieron un tercer mandato consecutivo.

De igual manera, el presidente estadounidense enfatizó en su mensaje que la decisión obedecía, además, a que el régimen "no ha estado transportando de regreso a Venezuela, con la rapidez acordada, a los criminales violentos".

Vicente Albornoz, decano de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad de las Américas en Ecuador, cree que lo que busca el republicano es aplicar la misma fórmula que ha establecido con México: presionar con aranceles a cambio de la recepción de migrantes indocumentados, el fortalecimiento militar de la frontera y la extradición de capos de la droga.

Desde la perspectiva de Albornoz, es poco probable que Chevron, la segunda mayor petrolera de Estados Unidos, se vaya del país caribeño, dadas las prioridades a resolver por la Administración republicana centrados en el control de la migración y el nacotráfico.

"Pese a que es difícil predecir lo que se decidirá, debido al carácter cambiante de Trump, -advierte el académico- si tuviera que hacer una apuesta, apostaría porque en los próximos seis meses veremos negociaciones entre Caracas y Washington”.

El papel clave de los republicanos para ejercer presión contra Nicolás Maduro

EL TIEMPO tuvo conocimiento de que la revocación del permiso petrolero obedeció, en parte, a la fuerte postura de varios congresistas republicanos que presionaron a Trump para que tomara la decisión a cambio de darle luz verde al presupuesto nacional y así evitar una parálisis del Gobierno de Estados Unidos.

Y mientras que el ala más radical de la oposición venezolana, liderada por María Corina Machado, celebró la noticia al considerar que la decisión pone en aprietos al régimen, los moderados encendieron las alertas, puesto que advierten que durante los años más duros de sanciones al petróleo -entre 2019 y 2022- la economía venezolana enfrentó uno de sus peores momentos, al tiempo que se exacerbó la migración forzada y la crisis humanitaria.

“Quienes están en el poder, aprendieron a vivir con sanciones. Los que estamos en Venezuela, nos tocó sobrevivir con las sanciones. Por eso, no tengo que leer a ningún estudioso, basta con recorrer mi propia historia de vida para reconocer que reimponer las sanciones no van a sacar a Maduro del poder”, le dice a este diario el politólogo Ángel Medina, quien considera que "no tiene sentido" repetir la fórmula que fracasó en el pasado.

Como Medina, son varios los analistas que consideran que volver a las sanciones empeorará la situación de la mayoría de los venezolanos y le servirá de "excusa" al chavismo para justificar la precariedad que se vive en el país, alegando que por falta de recursos no puede invertir en servicios públicos, educación, salud o aumentar el salario mínimo, actualmente fijado en dos dólares al mes.

La estrategia de Trump ante Maduro

Cuando en noviembre de 2022 la administración de Joe Biden le concedió la licencia petrolera a Nicolás Maduro lo hizo a cambio de que éste se comprometiera con ejercer unas elecciones libres y transparentes.

Pero, el líder chavista no cumplió con su parte del trato y para las presidenciales de 2024, se reeligió para un tercer mandato consecutivo, pese a que hasta el día de hoy no ha podido demostrar su victoria sobre el opositor Edmundo González, hoy en el exilio y quien ha guardado silencio sobre la eliminación de las licencias.

Por eso, con la llegada de Trump al poder, muchos esperaban que el magnate regresara a su política de mano dura sobre Venezuela, como lo hizo en su primera presidencia (2017-2021).

Sin embargo, el 31 de enero pasado -tan solo 11 días después de su posesión- Trump envió a su emisario especial para Venezuela, Richard Grenell, a reunirse en Caracas con Maduro de donde regresó con seis estadounidenses que estaban detenidos.

Así las cosas, el trato que le daría el republicano al régimen y a la oposición venezolana quedó en suspenso hasta esta semana.

“No soy chantajeable por nadie, tengo una sola cara, y no me le rajo a nadie. Por las buenas, somos muy buenos. Por las malas, somos guerreros temibles", dijo Maduro el jueves en un acto con simpatizantes, al tiempo que aseguró que estaba dispuesto a entablar un diálogo con Estados Unidos.

Las millonarias cifras de las licencias petroleras

Desde que se mantuvieron activas las licencias, la producción petrolera de Venezuela creció más del 15 por ciento en 2024, llegando a más de 950.000 barriles diarios. De esa cifra, Chevron aportó en la extracción de unos 250.000 barriles diarios que se traducen en 4.000 millones de dólares mensuales.

Además, el convenio de operaciones de Chevron incluía que los ingresos sirvieran para cobrar la deuda que en el pasado contrajo el Estado venezolano con la petrolera y que oscila en unos 3.000 millones de dólares.

Sin embargo, en los campos petroleros venezolanos no solo pera Chevron, también lo hacen la española Repsol, la italiana Eni y la francesa Maurel & Prom, a quienes EE. UU.  les ha otorgado permisos individuales y cuyas licencias también dependen de Trump.

A su vez, Trinidad y Tobago está en la puja por extender la licencia que le otorgó Washington para desarrollar el proyecto gasífero Dragon en Venezuela que comenzaría sus entregas en 2027 y podría generar ingresos mensuales de 30 millones de dólares y cuyo 20 por ciento de ganancias se destinaría a Caracas.

¿Quién gana y quién pierde con la imposición de sanciones al petróleo venezolano?

Para el economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, es claro que sin las licencias petroleras la economía se resentiría y los más perjudicados serán aquellos que dependen de un salario en bolívares. “Sin licencias vas a tener un deterioro de la crisis que hay hoy”, puntualizó el experto.

Los analistas también creen que la caída de la producción petrolera estaría por encima del 25 por ciento, lo que se traduciría en un fuerte impacto en la economía venezolana que ya viene presentando síntomas de contracción, nuevamente.

En enero, la inflación cerró en 7,9 por ciento según el Observatorio Venezolano de Finanzas, un organismo independiente que hace esta medición.

A eso hay que sumarle el diferencial cambiario, el cual mantiene una brecha de más de 15 puntos. Es decir, el dólar oficial tiene un costo de 64 bolívares por dólar, mientras que en el mercado paralelo su valor es de 82 bolívares.

“No tengo idea dónde terminará esto, pero espero que las pasiones y presiones no nos lleven, otra vez, al deterioro de la vida de la gente y el país, sin posibilidad real de producir un cambio político, que no ocurre nunca en la economía, sino siempre en la sociedad”, señaló por su parte Luis Vicente León, de Datanálisis .

¿Una oportunidad para China?

Finalmente, los expertos advierten que si Chevron, efectivamente, termina por abandonar el país caribeño, China retomaría su espacio en la compra de petróleo venezolano, una ecuación que incluye a Irán, como ya ocurrió en el pasado, antes de la activación de la licencia 41.

Tomar este camino no es tan simple para Maduro, puesto que China oferta con descuentos para poner el crudo en mercados paralelos, lo que le genera pérdidas a Caracas.

"Para Venezuela, el mejor negocio es que Chevron se mantenga y así evite volver a caer en mercados negros. Del otro lado, no creo que Trump esté interesado en acercar a Caracas a esos dos enemigos (China e Irán)”, insiste el decano Albornoz al recordar que no se debe olvidar a Guyana -en disputa con Venezuela y cercano a Estados Unidos-, un país que ya comienza a producir por encima del millón de barriles diarios.

ANA MARÍA RODRÍGUEZ BRAZÓN - CORRESPONSAL EL TIEMPO- CARACAS