‘Quería vivir esto y nunca lo voy a olvidar’, dijo Falcao horas después de la eliminación de Millonarios de la final de la Liga, en un reconocimiento público de su fracaso.
Porque fue eso lo que le ocurrió al más importante de todos los fichajes de este siglo en el fútbol colombiano; porque sabe él antes que todos los que compraron los abonos para verlo que estuvo por debajo de la expectativa, más allá de lo influyente que resultó en los cuadrangulares; porque el sueño de jugar para su amado equipo terminó en una tarea incompleta, en una antipática foto del gol que erró contra Pasto y que lo dejó expuesto: ¿no es acaso la clasificación a una final, en la única oportunidad que genera su equipo, lo que se espera de un futbolista de su nivel?
¿Cómo fue el balance de Falcao con Millonarios?
Lo bueno de tener este tipo de jugadores en el medio local es que se puede decir ‘fracaso’ sin dramatizar, sin que eso implique poner en duda la calidad del jugador o de la persona que es -menos aún su impecable trayectoria-, sin que nadie se sienta ofendido porque se juzga a una estrella por su desempeño en la cancha y no por el tamaño de su carisma. Ok, es mucho pedir, pero es Navidad y había que intentarlo. Obviamente habrá una reacción en masa contra quienes hablamos de Falcao desde la crudeza del resultado y no desde la percepción. Por fortuna, él, que clarísimas todas las proporciones, sabrá entender.
¿Y qué pasará ahora con Falcao? ¿Seguirá en Millonarios?
Ahora la pregunta es qué pasará con su futuro. Es muy probable que la batalla por la permanencia la ganen los cálculos de impuestos y no las expectativas de los hinchas, azules y de todos los colores, que lo abrazaron en su breve paso por los estadios del país.
Pero de vuelta a ese mundo ideal, si estuviera solo en sus manos, ‘El Tigre’ debería buscar revancha aquí, ahora que sabe a qué se juega en su país, que entiende las presiones y los intentos de lucimiento de los rivales cuando le miran el número en la camiseta, que sabe dosificar de acuerdo al momento, al oponente, incluso al campo al que va, ahora que ha pasado del sueño a la aplastante realidad.
La mejor vitrina para el adiós que merecen su carrera y su inolvidable paso por la Selección Colombia es esta. No necesita ir a perderse en cárceles de oro, en clubes mediocres que lo relegan o en países donde solo su familia valorará su esfuerzo. Hace años que no tiene nada que demostrar. Aquí la estrella es él y eso no lo empaña este momentáneo fracaso. Al final el riesgo, Falcao, es que te quieras quedar.
Opinión
Jenny Gámez
Editora de Futbolred
@JennyGamezA