Estar al lado del océano Pacífico, limitar con el Eje cafetero, la cordillera Central, Chocó y tener vía directa hacia el sur del país, hace del Valle del Cauca, uno de los departamentos más atractivos del territorio nacional.
A esto, se le suma su rica y amplia biodiversidad, en la que se puede pasar de un paisaje cafetero, hasta uno rodeado de manglar o bosques, provisto de una variedad de ríos y quebradas, que irrigan de vida y naturaleza esta zona del suroccidente del país.
Paradójicamente, esta misma belleza y privilegio geográfico, también se ha convertido en su propia perdición, debido a que también es la zona más estratégica para el desarrollo de economías ilícitas al servicio de grupos armados ilegales.
Disidencias suelen tener el control donde hay poca presencia del Estado. Foto:JUAN PABLO RUEDA BUSTAMANTE
Así lo consideran expertos, quienes coinciden en que la geografía vallecaucana, llena de corredores estratégicos y zonas para la producción de coca y explotación de minería ilegal, es un continuo escenario de sangrientas disputas entre organizaciones delictivas que tienen como finalidad principal, satisfacer el apetito voraz de los carteles nacionales e internacionales de la droga, a cambio de sus ganancias ilegales.
Diego Arias, analista sobre conflicto y paz, define a las disidencias de las Farc (‘Jaime Martínez’, Adán izquierdo’ y ‘Dagoberto Ramos’) como los principales actores en disputa por el Valle del Cauca, en especial, zonas como la zona rural de Jamundí, norte del Cauca y algunas zonas del centro del departamento, como Buga, Tuluá, Bugalagrande y el cañón de las Garrapatas, que limita con Chocó.
“Claramente, estamos en una situación muy difícil por cuenta de dos realidades del conflicto. Una, la presencia de un grupo que no hace parte ni del llamado Estado Mayor Central de las Farc, ni de la Segunda Marquetalia, pero que proviene de las antiguas Farc, que se conoce como el Frente 57 y que le ha disputado y ganado territorio a las otras disidencias en zonas como Sevilla, por ejemplo, y el centro del Valle, en donde prácticamente sacaron de control territorial al grupo conocido como el ‘Adán Izquierdo’. Y otro de los signos muy preocupantes, es clarísimamente el intento de las Autodefensas Gaitanistas o el Clan del Golfo, que ha hecho incursiones en el norte del departamento, en la zona del cañón de Garrapatas, disputándose esa área en el control al Eln y que se ha insinuado, pareciera tener un intento por llegar tanto a la zona urbana y rural de Buenaventura”, explicó el analista.
El drama de Buenaventura
La situación se vuelve más dramática, debido a que en el puerto sobre el Pacífico, está el combate entre grupos delincuenciales como ‘Shottas’ y ‘Espartanos’, quienes quieren controlar esta importante zona.
Para el analista, esta confrontación es un escenario crítico, debido a que han sumado respaldos de grupos como el Eln y disidencias, lo que ha transformado el área urbana en zona de conflicto, que ha dejado graves consecuencias.
Francamente, miro el mapa del departamento y no veo dónde hoy uno pueda decir que no hay una presencia ya de esos grupos
Para Arias, la situación se torna más compleja, debido a que grupos como el Clan del Golfo o las mismas Autodefensas Gaitanistas, buscarían consolidarse en el Bajo Calima, zona rural de Buenaventura, sobre el río San Juan, con el fin de fortalecerse y disputarle el territorio a los mismos ‘Shottas’ y ‘Espartanos’. Es como un pescador que sigiloso, aguarda para zarpar su caña en río revuelto.
Ataques con motobomba, modalidad con la que disidencias tratan de afectar a las autoridades. Foto:Archivo particular
Oriente, y sus corredores hacia el centro del país
Para Arias, la zona rural de Palmira, que poca presencia de grupos armados había tenido, ahora está entre los planes de organizaciones criminales como las disidencias ‘Adán Izquierdo’, que, si bien no han logrado el control como tal, ha generado terror y miedo entre los pobladores.
“La zona rural de Palmira, tiempos atrás, tiene una importancia económica en términos de productividad y que permite conexiones en toda esta área de Palmira hacia otros puntos de la geografía hacia el norte del departamento y más hacia el oriente, incluso a rutas que conectan con el mismo Tolima”, destacó Arias.
“Francamente, miro el mapa del departamento y no veo dónde hoy uno pueda decir que no hay una presencia ya de esos grupos o que eventualmente no esté insinuado que estén los indicios de que ya están llegando, es una situación bastante difícil”, agregó.
Para el especialista en paz y conflicto, se debe tener en cuenta que organizaciones como las disidencias o el mismo Eln, buscan el control de la producción y tráfico de coca. Entre tanto, estructuras como ‘Clan del golfo’, ‘Los Flacos’ y ‘La Inmaculada’, también buscan control territorial, pero bajo una dinámica del microtráfico y las extorsiones.
En puntos estratégicos del Valle han llegado militares para reforzar la seguridad. Foto:Ejército Nacional de Colombia
Actores armados y sus intereses
El brigadier general de la reserva activa del Ejército, Pablo Federico Przychodny Jaramillo, asegura conocer las diferentes zonas y estrategias que buscan los grupos armados en el Valle del Cauca. No solo porque los ha estudiado, también, porque ha estado en la parte logística y administrativa del Ejército, y vivenció varios de los movimientos de estos grupos armados, hasta el 2017 cuando se retiró.
Sobre la cartografía de intereses que podrían tener los grupos armados en la región, la sintetiza de la siguiente manera: “Actualmente, se puede apreciar la facilidad que tienen los grupos armados para transitar, desde las regiones del sur del Huila, sur del Tolima y el Caquetá, hacia la costa Pacífica. Esta es definitivamente, una súper autopista de la droga que está en disputa por los diferentes grupos armados, de modo que aquel que tenga el control de esta región, sencillamente pues tiene garantizado el tránsito de la droga hacia el mercado del Pacífico, de allí a Centroamérica, Norteamérica e incluso, hasta Asia”.
Buenaventura en guerra de bandas. Foto:
Sobre los actores armados que inciden en el departamento considera que “están todos”. Pero, definitivamente, las disidencias de las Farc, las consideran como las principales dinamizadoras del conflicto armado en el Valle del Cauca.
“Ellos (Farc) tienen un papel histórico en el Cauca, comenzaron manejando el tema del impuesto al gramaje, después pasaron a ser los dueños de los laboratorios y ya terminaron siendo los que controlan toda la estructura del narcotráfico. Son dueños de los cultivos, de los laboratorios y de las rutas, lo que implica que los carteles de México han tenido la necesidad de negociar con ellos, soy testigo de la presencia de muchos mexicanos en la zona, especialmente en el sur de Cali, en el sur del Valle. Los carteles Nueva Generación, Jalisco y especialmente el de Sinaloa, que también están en el norte del Cauca y tienen contactos muy abiertos con las estructuras de las disidencias de las Farc. Por su parte, en el norte del Valle el control sigue siendo por parte del Clan del Golfo, que en términos generales, no tienen disputas allá. Ellos manejan esa región y tienen alguna injerencia con las estructuras del Eln que se bajan desde la parte sur del Chocó y de Antioquia, pero no tienen mucha oposición en lo que es la parte de controlar el norte del Valle del Cauca, Buga, Tuluá, Palmira y Cartago, entonces esa partecita si la tienen ellos”, explicó Przychodny Jaramillo.
En cuanto al Eln, asegura que está más dedicada al microtráfico en Cali, especialmente, en las milicias urbanas. Además, tendrían algunas estructuras que se mueven en el Cauca, que están controladas por las disidencias.
“Esta región es un corredor constituido por el norte del Cauca y sur del Valle del Cauca, que es la súper autopista de la droga, que se mueve por varias regiones. Es traída por esta ruta que finalmente va a terminar por la autopista del cañón del Micay, la autopista del río Naya y también se va paralela, usando la vía antigua a Buenaventura, El Queremal, el kilómetro 30 hasta Buenaventura”, concluyó.
Las zonas estratégicas del Valle del Cauca
Un consultor de seguridad de la región, quien pidió mantener su identidad en reserva, afirma que el Valle del Cauca, en todas sus fronteras, tiene la presencia de grupos criminales armados.
“En el sur tenemos las disidencias de las Farc; en el lado de Jamundí, está la ‘Jaime Martínez’, y el interés de ellos son dos enclaves cocaleros de producción, que según la ONS, son enclaves de producción de nivel agroindustrial, es decir, ahí se produce mucha coca. El interés de ellos es mantener control sobre esos enclaves que están en la zona rural de Jamundí, pero también en el norte del Cauca. Por eso, cada vez que hay una ofensiva en la zona rural de Jamundí, ellos presionaron con atentados terroristas, porque quieren mantener el control sobre esa zona por el interés de la droga”, explicó el consultor.
En cuanto al occidente del departamento, la zona rural de Buenaventura, la que colinda con Jamundí, considera que está la presencia de disidencias. Anotó que desde Buenaventura hacia arriba, también está el Eln, que mantiene su dominio en esta zona del Chocó.
“En la bahía del Pacífico hay muchos esteros y canales, a través de los cuales se puede sacar coca, sobre todo la coca que se produce en el Chocó. Se debe tener en cuenta que en el Chocó se produce bastante coca. Entonces, por ahí la sacan y ese es el interés de ellos. Pero además de eso, el Eln tiene interés sobre el Cañón de las Garrapatas, que queda en el municipio de Bolívar y Trujillo, ya más al norte, pero sigue siendo el occidente del departamento. ¿Por qué? Porque ese es un corredor estratégico que conecta el Valle del Cauca con el Chocó y los cultivos ilícitos que hay en esa zona, específicamente en San José del Palmar. que es una zona crítica de narcotráfico y de minería ilegal y, de hecho, en este momento, en ese municipio se están enfrentando disidencias y Eln”, agregó.
Añadió que desde el cañón de las Garrapatas, hacia El Águila, hay presencia del Eln y el Clan del Golfo, que se disputan esta zona fronteriza con Chocó.
Lo más preocupante para el consultor, es que en el noreste del departamento, que comprende municipios que van desde Bolívar hasta El Águila, “el número de homicidios entre el 2019 y 2024 se duplicó: pasó de 90 homicidios al año a 200”.
“Si ya nos pasamos al otro lado del departamento, que vendría a ser la cordillera central, pues tenemos sobre el lado de Sevilla, Alcalá, también disidencias de las Farc y bajando por ahí también tenemos disidencias pero las de ‘Adán Izquierdo’. El interés de ellos no es tanto la coca, porque ahí no se produce coca, lo que pasa es que la cordillera central tradicionalmente ha sido un corredor estratégico para los grupos armados y de allí se puede llegar al Tolima, donde sí hay cultivos, de modo que toda la zona se configura como un corredor estratégico que conecta la zona oriental con el departamento”, detalló.
El consultor de seguridad concluye que en la actualidad, la violencia está movida por las economías ilícitas, en especial, la producción de coca, donde no hay ideologías, ni pensamiento crítico, ni éticas… solo negocios, donde cualquiera se puede asociar con cualquiera.
“Simplemente son bandidos terroristas que solo les importa el control de la droga. No hay de otra, todos van por lo mismo”, agregó.
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