Estefanía de Mónaco, de princesa rebelde a abuela feliz

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La princesa Estefanía, hija menor de Rainiero de Mónaco y Grace Kelly, pertenece a una familia que nunca ha dejado indiferente a la prensa, y que ella llenó en su día con titulares por su rebeldía juvenil, sus poses en bikini, una efímera carrera como cantante o por sus numerosas parejas, desde un guardaespaldas hasta a un acróbata de circo. Ahora cumple 60 años convertida en mujer solidaria y abuela feliz.

La ‘enfant terrible’ del principado más pequeño de Europa, pero en el que el glamur y el lujo son sus principales señas de identidad, puede ser una desconocida para las nuevas generaciones, pero en los ochenta y noventa fue lo que hoy se consideraría una de las influencers por excelencia.

Estefanía María Isabel Grimaldi Kelly nació en Montecarlo, el 1 de febrero de 1965, y fue la ‘niña mimada’ de sus padres, el príncipe Rainiero y la exactriz de Hollywood Grace Kelly, así como de sus hermanos mayores, Carolina (1957) y Alberto (1958), actual príncipe de Mónaco.

Su carácter rebelde lo demostraría desde niña, cuando solía sacar la lengua a los fotógrafos, y ni sus estudios en el internado para señoritas de Saint-Maur lograrían rebajar su carácter, llegando a ser expulsada después del Liceo Dupanloup.

Sin embargo, siguió siendo la ‘adoración’ de su padre. Desde adolescente comenzó a lucir el pelo corto y un estilo de vestir deportivo, pero las fiestas monegascas le hacían brillar también con joyas y elegantes vestidos de noche. Con apenas 17 años se conoció su primer noviazgo, con Paul Belmondo, hijo del actor Jean-Paul Belmondo, y asistió a su primer Baile de la Cruz Roja. Fue entonces cuando su vida dio un cambio trágico.

El accidente de su vida

El 13 de septiembre de 1982, sufre un terrible accidente automovilístico en la carretera de Corniche, en Mónaco. Su madre moriría al día siguiente a consecuencia de las heridas y Estefanía resultaría con fisuras en vértebras cervicales. Se especuló durante años que era ella la que conducía, extremo negado desde el principio por el Principado, pero que supuso a la princesa un sufrimiento añadido a la pérdida de su madre, como ella misma reconoció en una entrevista a Paris Match en 2002.

No le informaron de esa muerte hasta dos días después y no pudo asistir al funeral al estar convaleciente. Sus primeras imágenes tras la desgracia fueron con mirada muy triste, y su recuperación física fue más rápida que la emocional. Después del accidente, la princesa se negaría a seguir estudios universitarios y probaría varios caminos laborales. Primero en el mundo de la moda, entrando en 1983 en la casa Dior, bajo la tutela de Marc Bohan, y después posando como modelo con la agencia francesa First.

En 1985 se asocia con su amiga Alex de la Comble para crear la marca de bañadores Pool Position, que ella misma luce en el Club Náutico de Montecarlo, mientras practica deportes como el esquí acuático.

Al año siguiente, decide probar como cantante. Con una voz dulce, graba el disco 'Besoin', y una de sus canciones, 'Huracán', se convertiría en un éxito internacional. Para promocionar su carrera musical, se trasladó a Los Ángeles y, con Sony, graba otro disco, 'Stephanie', pero no tendría el éxito esperado. No obstante, puede presumir de una colaboración con Michael Jackson para 'In the closet' del álbum 'Dangerous'.

Amores y desamores

La agitada vida sentimental de Estefanía de Mónaco ha quedado reflejada en el papel 'couché', comenzando por su juvenil relación con Paul Belmondo, al que cambiaría por Anthony Delon.

Después se le vería con actores como Rob Lowe y Christopher Lambert, o con el empresario de la noche Mario Oliver. Pero en 1990 anunció su compromiso oficial con Jean Yves Lefur, responsable de una inmobiliaria de París, pero terminaron a los pocos meses.

Después volvió a romper moldes enamorándose de uno de sus guardaespaldas, Daniel Ducruet, con el que tuvo dos hijos, Louis (1992) y Pauline (1994), antes de casarse en 1995. Pero en agosto de 1996 se publicaron unas imágenes de Ducruet siendo infiel con una bailarina belga de striptease y se acabó la relación. 

Después mantuvo una relación con otro guardaespaldas, Jean Rymond Gottlieb, que se convirtió en el padre de su hija menor, Camila Marie Kelly (1998).

Apasionada por el circo, un gusto heredado por su padre a través del reconocido Festival Internacional de Circo de Montecarlo, sus siguientes amores los encontraría en ese mundo. Primero salió con el domador de elefantes suizo Franco Knie.

Después llegaría el trapecista y malabarista portugués de origen español Adans Peres, con quien se casó en Ginebra en 2003, aunque el divorcio llegó al año siguiente. Desde entonces, sus amores, si los ha tenido, los ha llevado en la más estricta intimidad.

Una abuela feliz

La princesa, que huye de los retoques estéticos y casi presume del paso del tiempo en su rostro, llega a los 60 años demostrando ser una mujer comprometida con las causas solidarias. Preside varias asociaciones sociales y culturales. Otro ejemplo de su labor social lo dio en la Navidad de 2024, acudiendo a la clínica CentroRainiero III para entregar regalos a los ingresados.

Su vida, ya lejos de las portadas de revistas, está completa como la abuela feliz de las dos nietas que hasta el momento le ha dado su hijo mayor, Louis Ducruet.

PILAR RODRÍGUEZ VEIGA

EFE REPORTAJES

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