El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) comenzó a arrestar extranjeros al acudir a sus audiencias en tribunales y un migrante latino, que fue capturado en la Corte de Texas, habló tras pasar más de una semana detenido.
Patricio Galera, un chileno de 27 años, dialogó con el medio The Dallas Morning News después de que agentes federales lo detuvieran el pasado 27 de mayo cuando asistió a su cita para revisar su estatus. Actualmente, el joven lleva más de 10 días en el Centro de Detención Prairieland en Alvarado, esperando que lo deporten.
"No sé qué hacer y no sé qué me va a pasar. Necesito que esta pesadilla termine", dijo angustiando el hombre que, junto a otros 19 extranjeros, aguarda la decisión de las autoridades estadounidenses.
Galera aseguró que preferiría enfrentar el peligro en Chile antes que seguir en Prairieland. "El colchón tiene dos centímetros y medio de grosor. La almohada es un rollo de papel higiénico, la comida es horrible y me duele la espalda constantemente. Estoy en el infierno", describió.
Además, todavía tiene dudas sobre su situación, ya que cumplió con las normas federales. "No entiendo por qué los agentes persiguen a personas como yo, que se presentan a sus audiencias, en lugar de solo a quienes tienen antecedentes penales. Porque decidí hacer las cosas bien, todo salió peor", expresó.
Las tareas de ICE van desde la custodia hasta el cumplimiento de los procedimientos para deportar. Foto:ICE
¿Qué dicen los abogados defensores de migrantes sobre esta práctica de ICE?
La abogada principal de políticas del Centro de Recursos Legales para Inmigrantes, Priscilla Olivarez, fue entrevistada por el medio y aseguró que "es una táctica injusta deportar a personas que podrían tener solicitudes de asilo creíbles". Y agregó: "No solo es desgarrador, sino que es indignante ver lo que les están haciendo a nuestras comunidades y a estas familias".
El arresto de Galera también tuvo consecuencias para su esposa, de origen colombiano, quien pidió no ser identificada por temor a represalias. La mujer no habla inglés y dependía en gran medida de los ingresos de su esposo, que trabajaba en la industria de la construcción.
Ahora, lucha los derechos de Galera, mientras intenta navegar por el sistema de inmigración sin un abogado, ya que no tiene dinero para costearlo.