El aroma característico de los recién nacidos, descrito con frecuencia como dulce y reconfortante, es un fenómeno natural que ha captado el interés de la ciencia. Aunque pudiera pensarse que se trata de una fragancia artificial, su origen es completamente biológico y se debe a diversos factores relacionados con la piel y el desarrollo del bebé.
Desde el nacimiento, la piel del bebé está recubierta por una sustancia blanca y grasosa llamada vérnix caseoso, que cumple una función protectora dentro del útero. Aunque la mayor parte de esta capa se retira poco después del parto, algunos residuos permanecen en la piel y podrían influir en su aroma distintivo.
Otro factor clave es la baja actividad de las glándulas sudoríparas en los primeros meses de vida, lo que contribuye a un olor corporal más tenue y suave. Asimismo, el microbioma cutáneo, es decir, la comunidad de microorganismos presentes en la piel, es más simple en esta etapa, lo que también incide en la fragancia natural del bebé.
Los investigadores han planteado la posibilidad de que el olor a bebé esté relacionado con feromonas, compuestos químicos que pueden desempeñar un papel en la creación de vínculos afectivos, en especial entre la madre y el hijo. Esto explicaría por qué muchas personas experimentan una reacción emocional positiva al percibir esta fragancia.
Existe una explicación científica que señala a qué edad este aroma comienza a desvanecerse. Foto:iStock
¿Por qué desaparece con el tiempo?
A medida que el bebé crece, su piel atraviesa diversos cambios que afectan su olor. Uno de los principales factores es la regulación en la producción de grasa cutánea, lo que modifica la composición química de su piel. Además, el contacto constante con el ambiente, la higiene diaria y la interacción con distintos productos van alterando de forma gradual el aroma inicial.
El cambio en el olor corporal no ocurre de manera abrupta. Se estima que la fragancia característica de los bebés comienza a desvanecerse entre los tres y seis meses de vida, aunque en algunos casos puede persistir un poco más. Con el tiempo, este olor se transforma y, eventualmente, el cuerpo adquiere un aroma influenciado por la actividad de las glándulas sudoríparas y sebáceas, así como por factores ambientales y genéticos.
En definitiva, el olor a bebé es un fenómeno pasajero con bases biológicas bien definidas. Aunque desaparece con el crecimiento, su existencia resalta la compleja interacción entre la piel, el desarrollo y la química del cuerpo humano.
Expertos indican que ciertos alimentos influyen en nuestro aroma personal. Foto:iStock
El 'olor a viejo' sí existe
Pero este proceso no ocurre solo en la infancia. Con el paso de los años, el olor corporal sigue transformándose debido a factores biológicos. En la vejez, la piel pierde colágeno, lo que reduce la actividad de las glándulas sudoríparas y sebáceas. También disminuye la capacidad de producción de antioxidantes, lo que influye en la forma en la que el cuerpo procesa los ácidos grasos de la piel.
Uno de estos compuestos es el ácido palmitoleico (omega-7), cuya oxidación da lugar al 2-nonenal, una sustancia que produce lo que se conoce como ‘olor a viejo’. Este aroma, que se percibe con mayor intensidad a partir de los 40 años y se hace más notorio después de los 60, está presente en productos como la cerveza y el trigo sarraceno y suele describirse como una mezcla de grasa y hierba.
Los expertos también atribuyen esta fragancia a la acumulación de células muertas en la piel, que favorece el crecimiento de bacterias productoras de olores. Aunque el 2-nonenal no es soluble en agua, su impacto se puede reducir con una hidratación adecuada, ejercicio regular y una alimentación rica en antioxidantes.
La renovación celular de la piel disminuye y provoca que las células muertas se acumulen más tiempo. Foto:IStock
JESSIKA RODRÍGUEZ
Portafolio
Causas y tratamiento para la sudoración excesiva | Le tengo el remedio
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de Portafolio, y contó con la revisión de la periodista y un editor.