Dos nuevos estudios publicados esta semana, uno con orientación conservadora y otro más liberal, llegaron a la misma conclusión: el plan económico propuesto por el expresidente Donald Trump elevaría de manera significativa la deuda nacional y terminaría costando miles de dólares y pérdida de poder adquisitivo al 95 por ciento de los estadounidenses.
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Los estudios, de los más completos hechos a la fecha para evaluar las propuestas del candidato del partido republicano, fueron realizados por el Comité para un Presupuesto Federal Responsable (CRFB) -que se dedica a estrategias para la reducción del déficit- y el Instituto para los Impuestos y las Políticas Económicas (ITEP).
El informe del CRFP concluye que el plan económico de Trump si llega a la Casa Blanca en noviembre aumentaría la deuda nacional en más de 15 billones de dólares. Según este centro, las propuestas de la vicepresidenta Kamala Harris -su rival- también harían crecer el déficit, pero solo la mitad de lo planteado por el republicano.
De acuerdo con este estudio mientras el 5 por ciento de la población -los más ricos- verían un aumento neto de sus ingresos del 1,3 por ciento, el restante 95 por ciento perdería dinero como consecuencia del aumento de los aranceles.
ITEP, por su parte, estima que la política tributaria del exmandatario y sus planes de elevar aranceles a las importaciones equivaldrían, en promedio, a un aumento en los impuestos para todos los segmentos de la población salvo para aquellos con mayores ingresos (el 5 por ciento de los que más ganan).
Los estudios difieren un poco.
Mientras el objetivo de CRFP era medir el impacto de las políticas económicas de ambos candidatos sobre la deuda nacional y el déficit a lo largo de una década, ITEP se concentró en el impacto específico de las políticas en el bolsillo de los estadounidenses.
Ambos, no obstante, coinciden en que la agenda de Trump podría ser no solo costosa sino más impositiva para los que ganan menos.
Los resultados de los estudios llegan a solo cuatro semanas de las elecciones presidenciales y cuando muchos -según las encuestas- todavía no han tomado una decisión final sobre el destino de su voto.
Los mismos sondeos indican, no obstante, que una mayoría de estadounidenses favorece a Trump para el manejo de lo económico.
A pesar de que los indicadores vienen mejorando -la inflación, del 2.5 por ciento, es la más baja en 3 años, el desempleo está en 4.1 por ciento y en septiembre se generaron más de 250.000 nuevos trabajos, de los más alto en la historia reciente), el encarecimiento del costo de vida a lo largo en los últimos 24 meses le sigue pesando a la administración Biden-Harris.
Uno de los ejes de la campaña del exmandatario ha sido, precisamente, atacar ese récord y prometer un regreso a los años de su presidencia, cuando el costo de vida era más bajo y estuvo bajo control.
Para alcanzar ese objetivo Trump ha planteado una serie de estrategias. Por un lado, elevar un aumento generalizado de aranceles a las importaciones que van desde el 20 por ciento y el 60 por ciento, en su mayoría destinadas a China. Así mismo extender una ley de recorte de impuestos que firmó en 2017 cuando era presidente, y exceptuar cierto tipo de ingresos, como las propinas, del pago de impuestos.
“Mi plan de aranceles generará miles de millones de dólares que servirán de manera directa para reducir nuestro déficit”, dijo Trump hace dos semanas durante un discurso en Nueva York sobre sus planes económicos.
El problema para el expresidente, según los economistas, es que los números no dan. Aunque el expresidente insiste en que el aumento de tarifas arancelarias solo sería para compañías no estadounidenses que operan fuera del país estos predicen que las empresas eventualmente elevarán el costo de sus productos, transfiriendo el sobre costo al consumidor.
Algo que se traduciría en más inflación.
Las cifras del impacto, en detalle
Según el ITEP, la deducción de impuestos y menor recaudación en otros frentes le añadiría a la deuda sin beneficiar a la mayoría.
De hecho, sostienen, la mayoría de los estadounidenses a la larga terminaría pagando más.
De acuerdo con este estudio mientras el 5 por ciento de la población -los más ricos- verían un aumento neto de sus ingresos del 1,3 por ciento, el restante 95 por ciento perdería dinero como consecuencia del aumento de los aranceles.
El 20 por ciento de estos, los más pobres, verían una caída de hasta el 4,5 por ciento de sus ingresos.
En términos concretos, mientras el 1 por ciento de la población pagaría unos US $40000 dólares menos en los impuestos anuales, el 50 por ciento o más de la población pagaría entre US $ 790 dólares y US 1.530 dólares adicionales.
Eso por que los aranceles terminan impactando de manera desproporcionada a los más pobres, dado que estos dedican un porcentaje más alto de sus ingresos en alimentos, ropa y otro tipo de artículos que serían objeto de los nuevos aranceles.
“Es casi imposible idear un plan fiscal que aumente los impuestos a la mayoría de los estadounidenses, pero aun así aumente el déficit en cientos de miles de millones de dólares al año. Pero esto es lo que hace el plan de Trump”, sostiene Steve Wamhoff, director de política federal en el ITEP.
Y es algo en lo que coinciden la mayoría de los expertos. Este verano, 16 premios Nobel en economía firmaron una carta conjunta en la que equiparan sus propuestas a una "bomba inflacionaria" no sólo para Estados Unidos sino para el resto del mundo.
"Creemos que un segundo mandato de Trump tendría un impacto negativo en la posición económica de Estados Unidos en el mundo y un efecto desestabilizador en la economía interna del país", escribieron los Nobel, entre ellos Joseph Stiglitz (2001) y Sir Angus Deaton, (2015).
Hay que aclarar, como dice el CRFP, que el plan de Harris le añadiría también US $7.5 billones a la deuda y que ha propuesto una medida similar a la de Trump para eximir las propinas del pago de impuestos.
Sin embargo, Harris se opone a la elevación de aranceles y ha propuesto un aumento de impuestos, pero solo para los que ganen más de 400.000 dólares al año (el 3 por ciento de la población) y para incrementos por ganancia ocasional entre quienes ganen más de US $ 1 millón de dólares, entre otras cosas.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington