El plan de Trump para lograr la paz en Ucrania, ¿logrará imponerlo? / Análisis de Mauricio Vargas

hace 1 día 11

Frente a la guerra en Ucrania, en los días recientes hay dos notorios cambios en la postura del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El primero es un ejercicio de realismo: ya no dice, como en campaña, que va a acabar la guerra en 24 horas, sino que lo hará en 100 días.

Y el segundo, que en vez de repetir sus dichos de candidato, cuando le dejaba en claro al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, que por la paz debía renunciar a importantes territorios bajo control de las tropas del Kremlin, ahora amenaza al mandatario ruso, Vladimir Putin, con sanciones mucho más severas que las actuales y que, según Trump, hundirán su economía.

La razón de este giro es que Keith Kellog, un general retirado de 80 años con vasta experiencia, designado por Trump como enviado especial para Ucrania, así como Mike Waltz, asesor nacional de Seguridad de la Casa Blanca, y algunos analistas de centros de pensamiento de la derecha republicana, le han hecho ver al mandatario que tratar de llevar a Putin a la mesa a punta de buenas maneras no resulta eficaz.

AFP

Ucranianos inspeccionan coches quemados tras un ataque con misiles en Odesa. Foto:Oleksandr GIMANOV / AFP

Al contrario, ellos piensan que amenazar a Putin con sanciones y un aumento significativo del apoyo militar de Washington a Ucrania es un mejor camino, sobre todo ahora que la economía rusa muestra signos de grave deterioro tras casi tres años de guerra.

Volodimir Dubovik, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Odesa, sostiene que “no solo Ucrania está agotada: Rusia también”.

En recientes declaraciones a RTVE de España, explicaba que “no se puede dar por sentado que (Rusia) esté preparada para otro año de pérdidas tan enormes como las que está teniendo en la línea del frente, y Trump puede usar eso a su favor”.

Pero, además, como anotaba hace pocos días el profesor de Humanidades de Stanford Russell A. Berman, cercano al Partido Republicano, “Trump va a querer salir del proceso de negociación como ganador (...) y no quiere cargar con un legado como la desastrosa retirada de Afganistán del presidente Biden”. Y concluye: “Si se percibiera que Trump abandona a Ucrania, su credibilidad se vería disminuida”.

El martes de la semana pasada, horas después de su posesión, Donald Trump elevó el tono contra Putin. En conferencia de prensa, dijo que esperaba hablar “muy pronto” con él y calificó como “probable” aplicar nuevas sanciones a Rusia si ese país se negaba a negociar la paz.

Luego, en la red Truth Social, escribió: “Voy a hacerle a Rusia, cuya economía está fallando, y al presidente Putin, un GRAN FAVOR”. Y agregó: “¡...DETENGAN esta ridícula guerra! (...). Si no hacemos un acuerdo, y pronto, no tendré otra opción que imponer altos niveles de impuestos, aranceles y sanciones a cualquier cosa que Rusia venda a Estados Unidos y a otros países...”.

Para el general Kellog, en vista de que a Putin no parecen importarle mucho las gigantescas bajas entre sus tropas (cercanas a los 400.000, entre muertos y heridos graves, según informes de la CIA), la clave está en la economía.

“Cuando miras a Putin, no puedes simplemente decir: ‘Bueno, detén la matanza’, porque sinceramente, esa no es su mentalidad”, dijo Kellog en Fox News la semana pasada. Trump “enfoca la guerra de manera diferente: lo ve desde el punto de vista económico”.

Y apuntará, insiste Kellogg, a golpear los ingresos petroleros de Rusia.

Si no hacemos un acuerdo, y pronto, no tendré otra opción que imponer altos niveles de impuestos, aranceles y sanciones a cualquier cosa que Rusia venda a Estados Unidos y a otros países

Donald trumpPresidente de EE. UU.

Durante su primer mandato, Trump designó al diplomático Kurt Volker, experto en relaciones exteriores y seguridad, como su representante en las negociaciones que Moscú y Kiev sostuvieron entonces por el contencioso de la península de Crimea. Volker cree ahora que amenazar con sanciones más serias a Rusia, como hace en estos días Trump, “envía una señal a Putin de que esto va a empeorar, no a mejorar”.

En declaraciones a la BBC, el diplomático agregó: “Deberíamos empujar a Putin a pensar: ‘Está bien, es hora de un alto el fuego’”.

Un soldado ucraniano dispara un obús autopropulsado hacia posiciones rusas.

Un soldado ucraniano dispara un obús autopropulsado hacia posiciones rusas. Foto:AFP

Cómo operaría el plan

El plan del general Kellog se basa en una versión inicial redactada por él a mediados del año pasado, enriquecida en las semanas recientes con aportes de otros asesores de Trump.

Empieza justamente con acordar un alto el fuego que debe congelar el frente allí donde se encuentre en el momento de callar las armas.

Para garantizar que el Kremlin acepte, además de las sanciones, Donald Trump podría ampliar sus amenazas al suministro masivo de armamento a Kiev, según piensa el profesor Berman.

“Esto debería ocurrir por vía de canales diplomáticos discretos en lugar de en titulares de prensa: hablar suavemente, pero llevar un gran garrote”, explica Berman, y detalla: “En este caso, el garrote significa la perspectiva de una escalada significativa en el hardware militar proporcionado a Ucrania. El presidente Trump debería confrontar a Putin con un plan para suministrar a Ucrania armamento al menos suficiente para cortar las cadenas de suministro a las tropas rusas. Podrían entrar en juego otros objetivos militares específicos, como la seguridad de la flota rusa del mar Negro”.

Justamente, Putin dijo ayer que el conflicto se terminaría en “dos meses” o menos si Occidente deja de apoyar a Kiev y que estaba dispuesto a negociar, pero rechazó la posibilidad de llevar a cabo conversaciones directas con Volodimir Zelenski, a quien considera “ilegítimo”.

Declaraciones que exponen las necesidades del Kremlin y que, a la hora de iniciar la negociación una vez obtenido el alto el fuego, la discusión se centraría primero que todo en el territorio de Ucrania que hoy ocupan las tropas rusas al sur y al sureste del país, lo mismo en que el pequeño territorio de Rusia que las tropas de Zelenski invadieron en agosto pasado, en la región de Kursk, al noreste de Ucrania. “Parece claro que, a diferencia de lo que Trump decía en campaña, ya no piensa que Ucrania deba sacrificar una gran parte del territorio invadido, en aras de alcanzar la paz”, le dijo a EL TIEMPO una fuente diplomática europea.

Kiev

Daños tras bombardeo ruso en Kiev Foto:EFE

Para el profesor Berman, Washington debe “amenazar con esta escalada a menos que Rusia se retire de todo el territorio ucraniano: Ucrania tiene derecho a la restauración de su integridad territorial”. O al menos, a recuperarlo en un alto porcentaje. Pero, en ese escenario, ¿qué podría ganar Putin?

Citado por el periodista español Ignacio Vidal-Folch, en Crónica, Berman sostiene que hay una “lista de concesiones para convencer a Putin de reducir sus pérdidas y retirarse”.

El histórico deseo ruso de acceso al mar Negro –agrega Berman– es una causa fundamental de la guerra”. Y agrega: “Esta ambición podría abordarse mediante un acuerdo internacional que garantice a Rusia el paso sin obstáculos en el mar de Azov y el estrecho de Kerch (y) términos favorables para el acceso ferroviario y de camiones a los puertos ucranianos del mar Negro. Rusia no debería tener que conquistar Ucrania para beneficiarse del comercio a través del puerto de Odesa”.

Berman cita otros dos ofrecimientos para atraer a Putin. El primero es un acuerdo comercial entre EE. UU. y Rusia que reduzca la dependencia de los rusos de sus ventas a China. El segundo es el retiro de la orden de arresto de la Corte Penal Internacional contra Putin, “una píldora amarga” para Occidente, dice Breman, pero que se entendería si se logra la paz.

Putin ha demostrado un desprecio total por el derecho internacional y no se puede confiar en él

Kaja KallasAlta representante de la UE para Asuntos Exteriores

Los riesgos

Aparte de Rusia, Ucrania y Estados Unidos, el plan de Kellog requiere la participación activa de la Unión Europea y, en especial, de la Otán, así como de Naciones Unidas. Aunque Washington no ha consultado el plan, de manera formal, con las cancillerías europeas, estas lo conocen bien porque Zelenski les ha dado los detalles. Esto es clave, pues, una vez acordado el cese del fuego, cascos azules de la ONU y/o soldados de la Otán podrían ser llamados a hacer presencia en una zona desmilitarizada a lo largo del frente.

A mediados de mes, Zelenski discutió el tema de las tropas con su homólogo francés, Emmanuel Macron. “Lo cierto es que el presidente ucraniano piensa en soldados no solo durante el cese del fuego, sino después de firmado un acuerdo de paz definitivo, pues cree que la única manera de disuadir a Moscú de intentar nuevos avances de sus tropas es la presencia de soldados de la Otán en Ucrania”, le explicó a EL TIEMPO una fuente diplomática francesa. La cifra deseada por Zelenski sería de no menos de 200.000 soldados, cantidad que él considera necesaria para disuadir a Putin y que justificaría, en el acuerdo de paz, que Kiev acepte aplazar su ingreso formal a la Otán.

Las condiciones de Zelenski apuntan a reducir uno de los mayores riesgos de la solución diplomática a la guerra: la tendencia de Putin a hacer trampa.

Como explicaba hace pocos días Nick Paton Walsh, de CNN, en un análisis sobre el pulso entre Trump y Putin, “las promesas anteriores de Rusia de paz en Ucrania se han caracterizado por el engaño, lo que sugiere que un alto el fuego podría ser solo de nombre”. El analista explicaba que, en el primer gran capítulo del conflicto, en 2014, “Crimea fue tomada por una pequeña fuerza de ‘hombres verdes’ que abrumaron las bases ucranianas en la península mientras negaban ser militares rusos. (Putin luego admitió que lo eran)”.

Soldados ucranianos de la 24 Brigada Mecanizada Separada en una posición cerca de Chasiv Yar, en la región de Donetsk.

Soldados ucranianos de la 24 Brigada Mecanizada Separada en una posición cerca de Chasiv Yar, en la región de Donetsk. Foto:AFP

La alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Seguridad, la ex primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, le dijo a CNN hace un par de semanas, al ser interrogada sobre las opciones de una negociación, que “Putin ha demostrado un desprecio total por el derecho internacional y no se puede confiar en él”.

Kallas agregó: “Sin garantías de seguridad creíbles, cualquier acuerdo de alto el fuego probablemente fracasará, Rusia simplemente se rearmará y volverá a atacar. Debemos aprender del pasado y garantizar que cualquier acuerdo sea sostenible”. Un mal acuerdo de paz “solo conducirá a más guerra, como sucedió antes”, sentenció.

Son temores válidos que demuestran la necesidad de la presencia de un nutrido contingente armado cuando, al parecer, Trump y su equipo consiguieron diseñar un plan de paz realista y equilibrado, pero complicado de llevarlo a la realidad.

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