La atención sobre los beneficios del omega-3 ha crecido con el tiempo, al punto de convertirlo en uno de los suplementos más consumidos actualmente, solo superado por el magnesio, el hierro y la vitamina D.
Su popularidad se remonta a un hallazgo realizado en 1970, cuando investigadores daneses viajaron a Groenlandia para comprender por qué los inuit, pese a tener una alimentación rica en grasa derivada de ballenas, focas y pescados, presentaban tasas reducidas de enfermedades cardiovasculares. Esta observación llamó la atención por contradecir las ideas nutricionales que se manejaban en esa época, donde se asociaban las grasas con múltiples afecciones.
Con el tiempo, numerosos estudios científicos han centrado su análisis en los efectos del omega-3, identificando su impacto positivo en distintas áreas del organismo.
Entre sus funciones más relevantes se encuentran la reducción de la presión arterial, el fortalecimiento del sistema inmune, el alivio de procesos inflamatorios articulares y el apoyo a la salud mental.
¿Qué es el omega-3 y por qué se considera clave?
Según MedlinePlus, la plataforma de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, se trata de un tipo de grasa poliinsaturada necesaria para el funcionamiento adecuado del cuerpo. “Estos ácidos grasos ayudan a mantener el corazón sano y protegido contra un ataque cerebrovascular. También colaboran con mejorar la salud cardíaca si es que ya se tiene una afección relacionada”, señala el sitio.
Desde el campo de la nutrición, Yael Hasbani, asesora especializada, resalta que “necesitamos sí o sí incorporar omega-3 en la dieta porque nuestro cuerpo no lo puede sintetizar”. Añade que se trata de un macronutriente fundamental para el funcionamiento celular y la producción hormonal.
Omega-3 fortalece el sistema inmune y reduce inflamación articular.
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Hasbani explica que el omega-3 puede encontrarse en varias presentaciones: de origen vegetal, animal y en forma de suplemento. Además, identifica tres tipos de ácidos grasos involucrados: el ácido alfa-linolénico (ALA), el eicosapentaenoico (EPA) y el docosahexaenoico (DHA). En cuanto a su procedencia, menciona que tanto los alimentos de origen animal como los vegetales son fuentes destacadas.
Entre los alimentos vegetales que lo contienen se encuentran las semillas de chía, las de lino y las nueces. Por su parte, en el grupo de productos animales se destacan pescados como el salmón y el atún, reconocidos por su alto contenido graso.
Las nueces, semillas de chía y lino son fuentes vegetales ricas en omega-3.
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¿Y los suplementos?
En lo que respecta a los suplementos, Hasbani recomienda su uso bajo supervisión profesional, especialmente en casos donde la persona tenga dificultades para incorporar estos alimentos en su dieta habitual. “Se recomienda en personas, por ejemplo, con patologías autoinmunes, inflamatorias, artritis y embarazadas que realmente necesitan incorporar este macronutriente para la formación celular”, señala.
Al elegir un suplemento, la nutricionista sugiere tener precaución y prestar atención a factores como el origen, la pureza, la marca y la fecha de vencimiento del producto, ya que su consumo sin estos controles podría derivar en problemas de salud.
Pescados recomendados y efectos en el organismo
La American Heart Association sugiere consumir al menos dos porciones semanales de pescados ricos en omega-3, siendo una porción equivalente a 100 gramos. En esa lista, se incluyen:
- Salmón
- Caballa
- Atún blanco
- Trucha
Influye en la salud mental y puede ayudar a controlar la presión arterial.
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Un trabajo del Hospital del Mar Research Institute en Barcelona vincula una elevada presencia de omega-3 en la sangre con una menor probabilidad de desarrollar alzhéimer y otros tipos de demencia. Asimismo, la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard destaca una serie de funciones vitales asociadas a estos ácidos grasos:
- Proteger y potenciar la acción neuronal.
- Mejorar la visión, al formar parte de la retina del ojo.
- Colaborar en la fabricación de la hormona encargada de regular la coagulación de sangre y de generar la contracción y relajación de las paredes arteriales.
- Prevenir enfermedades cardíacas, infartos, el lupus y la artritis reumatoidea.
¿Por qué los suplementos de omega-3 no benefician la salud? | El Tiempo
La Nación (Argentina) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.