Desde los semáforos de las calles colombianas hasta los escenarios más prestigiosos del mundo, la historia de Julián Moreno es un ejemplo de superación y perseverancia.
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Este artista circense logró destacarse en compañías de renombre internacional como el Cirque du Soleil de Canadá y el Circo Nacional Knie de Suiza. Con más de 15 años en la industria, perfeccionó diversas disciplinas circenses como el malabarismo, la acrobacia y el mano a mano, pero su viaje hacia el éxito no ha sido fácil.
Nacido en San Juan de Pasto, Nariño, Moreno fue el tercero de cuatro hermanos. A los 12 años, decidió abandonar la escuela y dejar su hogar.
En las calles, se ganaba la vida limpiando carros y haciendo malabares en los semáforos, un arte que aprendió de su padre. Gracias a sus compañeros, quienes lo protegieron de los peligros del entorno, pudo sobrevivir a esa difícil etapa, según expresó a 'BBC'.
“El hecho de estar solo a esa edad, el peligro que hay en la calle, todo lo que lo rodea, las drogas, los ladrones”, expresó al sitio mencionado anteriormente.
En los 90 su vida dio un giro importante
En los años 90, su vida dio un giro inesperado cuando conoció a una joven suiza, con quien tuvo un hijo. Decidió mudarse a Europa para estar con su nueva familia y, aunque comenzó trabajando en un restaurante, nunca dejó de lado su pasión por el circo.
Audicionó para una escuela de este oficio y, tras meses de preparación, fue uno de los 12 seleccionados para un programa de formación de tres años. Durante ese tiempo, además de mejorar sus habilidades, aprendió importantes lecciones de disciplina y responsabilidad. “Yo siempre digo que los valores que yo recogí en mi vida son suizos, porque fue ahí donde yo me hice de verdad”, afirmó.
Después de graduarse, Julián Moreno se abrió camino en el mundo del espectáculo y participó en más de 1.283 funciones con el Cirque du Soleil. “Hice la calle como músico, como gamín, como artesano, me decía, pero no quiero volver a eso. Quiero dedicarme a hacer circo de verdad, a verme alguna vez en la televisión como esos programas que yo veía”, expresó.
A lo largo de su carrera, trabajó con otras compañías importantes, como Los 7 Dedos de Canadá y Franco Dragone, y sigue perfeccionando sus habilidades. Ahora, tiene un nuevo sueño: abrir una escuela de circo en su pueblo natal. “La idea es aportar a la cultura del circo y dar oportunidad a la gente que como yo en mi momento no tuvo una guía o alguien que de verdad le enseñara”, concluyó.
Portafolio.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de Portafolio, y contó con la revisión de un periodista y un editor.