“Hay que salvar al jugador Mbappé” es el titular del diario L’Equipe, del viernes. Le dio la portada completa. “Todos con Mbappé”, dice AS, “Arropar a Mbappé”, pide Marca. Ambos también le dedicaron la tapa del viernes. La desastrosa actuación del atacante francés ante el Liverpool lo convirtió en noticia mundial. Fue devorado por el joven y muy prometedor marcador norirlandés Conor Bradley, pasó casi siempre mal la pelota (su defecto consuetudinario), pateó desviado las veces que buscó el arco y, de postre, falló un penal, atajado por el arquero Kelleher, también irlandés, pero del sur. El Real Madrid perdió 2-0, lo toquetearon y todos los focos le apuntaron a Kylian, quien recibió 2 puntos de calificación.
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El universo merengue quedó escandalizado: “¿Qué es este bulto que ha comprao el Madrid...?”. Los medios madridistas hace cuatro años, desde que el club blanco comenzó sus escarceos para ficharlo, lo entronizaron como “el mejor del mundo”. Ahora parece que es bastante menos que eso. “Es Usain Bolt con más manejo de pelota”, sentenció un día el colega ecuatoriano Ricardo Vasconcellos. Creíamos que exageraba.
Antes de comenzar la temporada se preveía que el club de Di Stéfano y Bernabéu se llevaría los siete torneos que animará en este curso. Por ser el club que es, por tener el plantel ganador de Liga y Champions la temporada pasada y por haberle sumado a Kylian Mbappé. No había duda posible, debía ganar todo. Pero la realidad muestra un rostro más sombrío: el equipo es vulnerable y no tiene juego. En verdad, nunca interesó demasiado el juego en la Casa Blanca, la consigna es ganar como sea, pero ganar. La consecuencia es que ha recibido varios sopapos: del Reims, octavo en la liga francesa; del Liverpool, que por momentos lo bailó; del Milan, que le propinó un 3-1 en Madrid y del Barcelona, 4-0 también en el Paseo de la Castellana, nunca tan paseo.
Se fue Kroos, un buen organizador y distribuidor desde la media cancha, Modric ya está para dar las hurras (tiene 39 años) y los encargados de generar fútbol son Bellingham y Valverde, dos armadores que no arman. El equipo marcha 24° en la tabla unificada de la Champions. Perdió tres de los cinco juegos que disputó siendo muy superado en funcionamiento por sus rivales. Saltaron las alarmas y las culpas se centraron en el divo francés. Pero caerle a Mbappé por el momento madridista es erróneo. El Madrid necesitaba imperiosamente un conductor de juego y sus últimos dos fichajes estrella, Bellingham y Mbappé, no están para esa función, no reúnen las condiciones. Bellingham es un valioso volante de ida y vuelta con llegada y buena técnica, mas no es creativo ni cerebral.
Nadie podía esperar que Kylian resolviera problemas futbolísticos porque carece de inventiva, no está para llevar la bola. Mbappé es potencia, carrera y remate. Necesita espacios para explotar esas cualidades. Y que los demás jueguen para él, buscándolo con habilitaciones para que gane con su velocidad y defina. Además, es extremo izquierdo definido y se sospechaba, antes incluso de llegar a España, que podía tener problemas de ubicación porque en su misma punta se mueve el jugador más desequilibrante del Madrid, hoy: Vinicius. Y el siempre crispado brasileño no le iba a dejar su lugar a nadie. Menos a uno nuevo. “Dos gallos en un mismo gallinero no va”, decía Cruyff. Y dos gallos en el mismo palo del gallinero, menos.
Mbappé es jugador de una jugada: pica por la banda, controla, amaga ir por fuera, engancha hacia adentro y patea combado, generalmente al segundo palo. Para esa maniobra necesita estar en la franja izquierda. A la derecha no va porque no posee habilidad de desborde. De 9 no encaja porque en el área hay pocos espacios y se requiere de una astucia y una técnica en espacios cortos que el parisino no tiene. Es la izquierda o la izquierda, y está ocupada.
Ya había tenido Kylian una actuación increíblemente desafortunada, la del 0-4 ante el Barça, el día que cayó ocho veces en offside y dilapidó cinco mano a mano con el arquero. Porque ese es otro defectillo adicional: no es un definidor extraordinario. Apunta al muñeco. En esta Champions efectuó 22 disparos a puerta y marcó un gol (al Stuttgart, de empujada y con arco vacío tras pase de Rodrygo). Pero ante el Liverpool las críticas arreciaron porque al no estar Vinicius, lesionado, pudo ocupar, por fin, la banda izquierda. “Y, sin Vinicius, pierde la coartada de la posición que ocupa en el campo”, comenta Manu de Juan, escriba de AS.
Los fusibles saltaron por las actuaciones ante el Barcelona y el Liverpool, dado que son partidos grandes que todo el mundo ve, la realidad es que Kylian hace muchísimo tiempo juega mal. En el PSG lo maquillaban los goles, porque el club de París es ampliamente superior a sus adversarios en liga, porque allí todo el equipo debía jugar para él y porque el público no mira muchos partidos. Mira goles, a lo sumo, resúmenes. En el Madrid la exposición es mayor y todo se nota más. Tan bajo estaba que Didier Deschamps lo excluyó de las últimas dos convocatorias de la Selección Francesa.
En Francia no son indulgentes como en España. Allí no bajan a los medios las “sugerencias” madridistas de tratarlo con mano de seda. “No son sólo cinco meses, desde su llegada al Real Madrid, sino un año y medio que viene mal”, dice Jérôme Rothen, excentrocampista del PSG y actual comentarista.
Daniel Riolo, periodista de la famosa RMC Radio Monte Carlo, de Francia, cercano al entorno de Mbappé, lo pulverizó: "Su nivel deportivo es catastrófico, tiene el mismo nivel que un jugador amateur. No da nada en el campo. No corre, su corazón no responde, no está bien y no sabemos por qué". Para luego agregar: “El extraordinario Mbappé ya no existe, ahora es un jugador común y corriente”. Sin embargo, el 20 de este mes cumplirá 26 años, le quedan diez más de sudar campos de juego.
En Madrid, los medios coinciden en una cruzada: “proteger” a Kylian. Es una “orden de arriba”. El club estuvo cuatro años persiguiendo, implorando la transferencia y cuando finalmente se dio el gusto se encuentra con este Mbappé que tiene los botines cambiados. ¿Proteger a un individuo que exige fortunas…? Cuando cobras un millón de dólares por minuto y tienes todos los mimos y privilegios debes protegerte solo. Hay que arropar a los sin techo, a los con hambre, a los refugiados, a los sobrevivientes de las guerras de Gaza y Ucrania, a tantos...
Nunca se había dado un desperdicio futbolístico tan colosal como el de Neymar, un superdotado técnico que estaba para ser recontra Balón de Oro y termina envuelto en la intrascendencia, casi en la desidia. Y quizás no se ha visto un caso de involución como el de Mbappé. Está en su décima temporada profesional. Al comienzo era un guepardo que arrasaba, se lo llegó a designar el heredero de Pelé, aunque muchas veces se atolondraba frente al arco por su propio ímpetu y entusiasmo. Pecado de juventud, ya se irá puliendo, pensamos. Siempre sucede, el jugador se serena y crece. Fue al revés. Se ha convertido en un futbolista sin luces, con cero creatividad y nula visión de juego.
Por edad, aún está a tiempo de Balones de Oro, de glorias y elogios nuevos. Hoy, es un atleta fabuloso y un futbolista discreto.
Último tango
Jorge Barraza
Para EL TIEMPO
@JorgeBarrazaOK