El hábito de los adultos cada fin de semana que podría aumentar el riesgo de Alzheimer

hace 6 días 10

El Alzheimer es una enfermedad que altera progresivamente las funciones cognitivas de las personas, lo que afecta su independencia y calidad de vida. Esta se conoce porque las capacidades cognitivas tienden a deteriorarse con el paso de los años, lo que lleva a una disminución significativa de la conciencia sobre uno mismo y el entorno.

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Un reciente estudio publicado en The Lancet reveló que hasta el 50% de los factores de riesgo asociados con la demencia de Alzheimer podrían prevenirse. A pesar de que algunos casos están ligados a predisposiciones genéticas, como la mutación ApoE4, que adelanta el desarrollo de la enfermedad entre los 60 y 70 años, los expertos señalan que adoptar hábitos saludables puede disminuir la probabilidad de padecerla, incluso en personas genéticamente predispuestas.

El hábito de los adultos cada fin de semana que podría aumentar el riesgo de Alzheimer

Entre los factores modificables, se destaca un hábito común durante los fines de semana: el consumo de alcohol. La Facultad de Medicina de la Universidad Wake Forest advierte que beber en exceso puede acelerar la pérdida de células cerebrales y aumentar las placas amiloides en el cerebro, un marcador asociado con el desarrollo del Alzheimer.

Este consumo habitual afecta directamente la capacidad del cerebro para adaptarse y regenerarse, lo que puede derivar en atrofia cerebral y un mayor riesgo de trastornos como ansiedad, depresión y deterioro cognitivo.

El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos refuerza esta advertencia al señalar que los comportamientos repetitivos que generan bienestar a corto plazo pueden convertirse en hábitos que afectan negativamente la salud a largo plazo. El alcohol, al ser consumido regularmente, genera un impacto progresivo en el cerebro, vinculándose con la pérdida de memoria, cambios en el estado de ánimo y la disminución de habilidades de razonamiento.

Por su parte, la Clínica La Sagrada Familia subraya que los daños crónicos en el cerebro derivados de este hábito pueden ser profundos. La entidad comparte que el consumo habitual de bebidas alcohólicas no solo afecta la salud en general, sino que incrementa el riesgo de desarrollar trastornos neuropsiquiátricos y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. 

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Tomar alcohol es el hábito asociado con el desarrollo del Alzheimer.

Foto:iStock

El alcohol debe limitarse a una ingesta moderada que puede ser diaria y no mayor a 15 gramos. Esto implica que para vino -con un promedio de 12 % de graduación alcohólica-, la medida es de una copa pequeña de 150 mililitros y para cerveza -5 %- la cantidad es equivalente a una lata. Datos de varios estudios realizados en años recientes muestran que dosis mayores a las descriptas causan daño cerebral y a otros órganos, comparte 'La Nación'. 

Prevención de la enfermedad en los primeros años de vida 

La prevención del Alzheimer y otras formas de demencia comienza en los primeros años de vida. Durante la escolaridad, el aprendizaje puede reducir el riesgo de desarrollar estas enfermedades en un 5 %, pero este porcentaje puede ser aún mayor si se mantiene un compromiso constante con el conocimiento a lo largo de la vida. 

Los especialistas sugieren imaginar una “mochila invisible”, siempre lista para ser llenada con nuevas experiencias y desafíos intelectuales. “Esta mochila, enriquecida continuamente, acumulará nuestra reserva cognitiva y se convertirá en nuestro mejor escudo para postergar o evitar la aparición de una demencia”, explica Dr. Conrado Estol, neurólogo y presidente Asociación de Salud, Calidad de Vida y Longevidad a 'La Nación'. 

Prevención en la mediana edad

Entre la infancia y la vejez, la mediana edad se convierte en un período crucial para prevenir el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Durante estas décadas, los hábitos y el manejo adecuado de enfermedades crónicas pueden influir en el 30 % del riesgo de padecer demencia, dice el heurólogo Estol. Factores impotantes:

-Control de hipertensión y diabetes:

  • Diagnósticos tardíos y control deficiente afectan la circulación de sangre y oxígeno al cerebro.
  • Tratamientos como la metformina y los medicamentos GLP-1 han mostrado potencial para prevenir el Alzheimer.

- Reducción del colesterol LDL:

  • El colesterol malo contribuye a la obstrucción arterial y la acumulación de proteínas amiloides en el cerebro.
  • Las estatinas disminuyen tanto el LDL como el riesgo de demencia si se usan desde edades tempranas.

- Beneficios del ejercicio físico:

  • Solo la actividad de alta intensidad mejora la cognición y aumenta el volumen cerebral, con efectos sostenidos hasta por cinco años.
  • Mejora la circulación, controla la hipertensión y libera irisina, una proteína clave para la salud cerebral.

Estrategias preventivas en la vejez

En la etapa avanzada de la vida, existen medidas específicas que pueden disminuir el riesgo de demencia en un 10 %. Estas incluyen limitar la exposición a la contaminación ambiental, corregir problemas de visión y evitar el aislamiento social.

La contaminación del aire, particularmente las partículas de 2,5 micrones de diámetro, es un factor relevante en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. Estas partículas, al ser inhaladas, llegan a los pulmones y, posteriormente,a los vasos sanguíneos, donde pueden causar obstrucciones fatales o daños cerebrales que favorecen el desarrollo de Alzheimer. Debe tener en cuenta estas formas para reducir el riesgo: 

  • Corrección de la pérdida de agudeza visual: este factor de riesgo, recientemente identificado, incrementa casi un 50 % la probabilidad de desarrollar demencia. Los expertos explican que la falta de estímulos visuales afecta las áreas del cerebro encargadas de procesar imágenes, causando su atrofia. Además, la pérdida visual fomenta el aislamiento social, otro factor asociado con el Alzheimer. Condiciones como cataratas, degeneración macular y enfermedades retinianas vinculadas a la diabetes son las principales causas. En el caso de las cataratas, someterse a cirugía puede disminuir un 30 % el riesgo de demencia en comparación con quienes no se operan.
  • Prevención del aislamiento social: la ausencia de contacto frecuente con amigos o familiares, así como la sensación de soledad, incrementa significativamente el riesgo de demencia. Estudios han mostrado que el aislamiento social puede provocar atrofia cerebral y aumentar en un 30 % la probabilidad de muerte cardiovascular. La interacción social contribuye a aumentar la reserva cognitiva y reduce el estrés. 

El 'Tomafrán' ayuda a las enfermedades cognitivas

Evite la enfermedad desde etapas claves de la vida. 

Foto:iStock

Otras claves en la prevención del Alzheimer

El estudio de 'The Lancet' consideró la importancia del sueño en la prevención del Alzheimer. Respetar entre 7 y 8 horas de descanso durante la vida adulta permite el filtrado de proteínas relacionadas con esta enfermedad, cuya acumulación es más común en personas con hábitos de sueño deficientes.

Todos los hallazgos muestran que adoptar medidas preventivas desde la infancia y durante toda la vida puede reducir hasta un 50% el riesgo de desarrollar Alzheimer. La ciencia demuestra que nunca es demasiado temprano ni tarde para tomar acciones que controlen factores de riesgo. Cada paso hacia un estilo de vida saludable, como vacunarse, cuidar el sueño y manejar enfermedades crónicas, fortalece la salud cerebral y ayuda a preservar la memoria y la función cognitiva, comparte Conrado Estol. 

Los especialistas coinciden en que las acciones preventivas no deben limitarse a una etapa específica de la vida. Desde estimular la curiosidad intelectual en la juventud hasta reducir riesgos ambientales en la adultez, cada hábito cuenta. Mantener una vida activa, tanto física como mentalmente, es clave para acumular una reserva cognitiva que pueda proteger al cerebro frente al deterioro. 

La Nación (Argentina) / GDA

El Universal (México) / GDA

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de la Nación y El Universal (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.

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